Keyon Harrold es un trompetista con una misión de activista político. Brilló sobre el escenario, demostrando no solo su carisma personal, sino también su gran talento y, sobre todo, su humildad.

El músico de Missouri es conocido por su trabajo en la banda sonora de Miles Ahead, y su lista de créditos es abrumadora. En las dos últimas décadas, ha trabajado con Jay Z, Maxwell, D'Angelo y Gregory Porter, pero Harrold ya es un artista estelar en solitario por derecho propio. Su debut en una 'major', The Mugician (de 'mago' y 'músico'), tiene magníficos arreglos orquestales, pero en directo es completamente distinto. El sonido es audaz y muy emotivo, tanto en las líneas delicadas como en la pirotecnia de golpes cortantes.

Fue más que un buen concierto. Impactó. El climax emocional fue la balada MB Lament, sobre el joven negro Michael Brown, víctima de la violencia policial. Su delicada y reflexiva línea de bajo se fue transformando en un ritmo insistente, y la banda siguió flameando consignas de resistencia, orgullo y determinación en Circus Show, sobre los tiempos absurdos y terribles que vivimos, en la que se unió la cantante Andrea Pizziconi.

Keyon Harrold se entregó en cuerpo y alma. Abrió con la emotiva Voicemail, sobre un mensaje de voz que le dejó su madre diciéndole que nunca abandone sus sueños. Siguió The Mugician, un reggae ágil en clave dub, y tocó también material nuevo, como Love and tragedy, suave, melódica y penetrante, muy en la línea de Miles Davis; también hizo algunas citas al Summertime de Gershwin o al himno de los derechos civiles We shall overcome, con una elegíaca interpretación de su trompeta. Ya hacia el final, Harrold dedicó Bubba rides again a su hijo, un número de funk sucio y hip hop que sigue la estela de Robert Glasper.

La potente sección rítmica proporcionaba un marco sólido alternando entre dos armonías, en una técnica que revela las raíces hip-hop de Harrold. La melodía se instalaba en los oídos, mientras la trompeta sobrevolaba como flirteando con otro ritmo diferente. El bajista Burniss Travis estuvo a la altura con insistentes líneas de bajo. Cuando le tocó el turno de lucirse al batería Charles Haynes, el ritmo explotó, golpeando con agresividad y repetidamente el pedal del bombo, nada de complejos tiempos o ritmos cruzados. Nir Felder protagonizó algún que otro solo abrasivo de guitarra, y el jovencísimo Sherdrick Mitchell se reveló como un poeta del piano.

En medio de ritmos hip-hop, exploraciones de jazz e intermitencias reggae, las hirientes líneas de trompeta dominaron siempre sin reducir la intensidad. Keyon mezcla las reflexiones de Miles Davis con la actitud de Christian Scott para crear algo relevante y cool. Es un extraordinario trompetista capaz de sobrepasar los límites del género y crear magia.

El gran seductor

El gran seductorEl carismático soulman británico Zalon se mostró como un gran entertainer. Fue corista de Amy Winehouse y formó parte de la gira de uno de los discos más relevantes de la historia de la música actual, Back To Black. Llegó a Jazz San Javier acompañado de un energético ensemble de siete músicos incluyendo una robusta sección de metal y tres vocalistas, y ofreció un concierto para todos los públicos (¿el soul no iba de eso?), diferenciado en tres secciones: una selección de clásicos del soul (desde James Brown a Marvin Gaye), un homenaje a Amy Winehouse y algunos temas propios de su disco Liquid Sonic Sex, que tiene una mezcla de soul y R&B muy interesante, pero que obviamente no puede resistir la comparación con los clásicos, aunque algunas canciones le muestran en el buen camino ( Erica parece influida por los Isley Brothers).

Zalon tiene buena voz, un registro muy amplio, con dominio del falsete y un estilo sobrio y clásico, pero sobre todo domina un repertorio extenso e infalible para montar una gran fiesta y poner a todo el mundo a bailar, saltar y mover los brazos, exhibiendo las coristas y él mismo coreografías que parecen rescatadas de los años de la Motown. No hay duda sobre su capacidad de seducción ni de que su garganta comunica emociones intensas.

La fiesta soul arrancó por los orígenes, como si tuviera una intención didáctica o de tributo: Soul Men (Sam & Dave), I Feel Good/Sex Machine (James Brown)? Durante Stand by me (Ben E King) ensayó con dos voluntarios «el baile más difícil del mundo», y con Ain't no mountain High enough (Marvin Gaye/Ammi Terrell) llevó a las coristas al centro del escenario. Siguieron My girl (The Temptations), la tórrida Let's get in on (Marvin Gaye), y un tema propio, You Let Me Breathe, dedicado a Amy Winehouse (luego le haría su particular tributo con Valerie, bajando del escenario y recorriendo el auditorio para invocar su espíritu).

Zalon se mostró en todo momento muy interactivo con el público. «Cuando hago soul no quiero ser trendy, sino sentirme bien», dijo, y en ello puso todo el empeño, y también en hacérselo pasar bien al público, recurriendo sin pudor a los Jackson Five ( Shake your body) y los Kool and the gang ( Celebration) más bailongos. Juegos de seducción.