Allá por los años 90 sonaban en la radio temazos como Pensar en ti, La incondicional y aquella de ´no culpes a la noche, no culpes a la playa´. Todas en la voz inconfundible de un artista que ya arrastraba un séquito de fieles importante: Luis Miguel, uno de los mexicanos más universales (seguramente, el que más), que ya se iba forjando su leyenda. De cantante mítico a personaje impenetrable. Celoso de su vida privada hasta el desquicie, se construyó un aura de estrella detrás que no ha perdido. Prueba de ello es cómo estaba anoche la Nueva Condomina.

El estadio del Real Murcia fue escenario de una de las paradas que el artista hace en España, de gira para presentar las canciones de México por siempre, su último trabajo. Aunque el que fuera llamado ´Sol de América´ apareció sobre las tablas con más de una hora de retraso, algo que indignó al respetable. «Qué poco respeto al público», decía Vicky. «Este retraso para ver a un tío que está de capa caída. Lo que hace uno por amor», añadía al respecto Álvaro. «Mis padres y yo hemos venido expresamente desde Bilbao a verlo», contaba, con decepción, Saioa.

Cuando por fin salió (lo recibieron gritándole ´te quiero´), lo hizo hecho un pincel. Y es que el traje se ha convertido, desde hace décadas, en su uniforme de trabajo. En el público, gente joven. Muchísima gente joven. Las señoras optaron por las gradas, pero la hierba se llenó de adolescentes. Y todos, entregados a su ídolo. Para muchos (muchas), era su segunda noche consecutiva de concierto. Y es que el hijo de Marcela Basteri pisó el mismo escenario en el que, una jornada antes, la joven ´triunfita´ canaria Ana Guerra había desgranado una de sus canciones más populares el mexicano, La Bikina. El primer tema: Si te vas. El segundo: Amor, amor. El tercero, Devuélveme el amor. Tiró de canciones de las de toda la vida: temazos, muchos, de un tal José Alfredo, que diría Sabina, que son la mayoría de las 14 pistas que componen su último disco.

En la cúspide de la fiebre de las series, el artista mexicano está de moda precisamente por una. Luis Miguel, la serie disecciona la personalidad de su padre, Luisito Rey, que se ha convertido en uno de los villanos más despreciados de América (y del mundo). Los continuos malos tratos a su esposa y la explotación a la que sometió a su famoso vástago son algunas de las razones porque las que se ven polos y tazas con la frase ´Yo odio a Luisito Rey´. Poco se sabe sobre la historia detrás de la estrella. Lo que sí se sabe es que la serie en la que se pone a caldo a su padre tiene su visto bueno.