Tengo comprobado el desconocimiento juvenil de la historia del cine, la ignorancia de los hechos que lo hicieron posible, la rareza que produce a los adolescentes tropezarse con un trozo de celuloide auténtico. Empezaremos este rincón de verano para hacer algo de didáctica sobre el invento crucial del siglo XX. Nos favorece lo que podamos decir aquí la existencia de la película de Martin Scorsese La invención de Hugo, un formidable film basado en el libro de Brian Selznick que cuenta parte de la vida de uno de los ejes fundamentales de los inicios del cine: Georges Meliès. Este delicioso homenaje está firmado y filmado en los Estados Unidos en 2011 y constituye un atractivo revulsivo ante la imaginación, la magia y el espectáculo ideado por los geniales inventores que hicieron posible el cine; aunque en la película no se abandone la ficción en ningún momento, este hecho representa una de las mejores virtudes del film, que atraviesa por momento de sublimación de las emociones. Todos nos sentimos solidarios con Hugo, todos nos hubiera gustado ser los protagonistas de su historia.

Denominamos cine a la obra de arte obtenida por medio de la proyección de imágenes movibles en una pantalla. Desde el siglo XVII se conocían máquinas de proyectar siluetas o ´sombras chinescas´. En el siglo XVIII se descubrió la posibilidad de hacer pasar la luz a través de un cristal coloreado, cuyos dibujos se ampliaban sobre un lienzo, dando lugar a la ´linterna mágica´. En el siglo XIX se comprobó que haciendo desfilar rápidamente varios diseños en actitudes diversas daban la impresión de que las figuras de los mismos se movían (zootropo). Hace unos meses agradecí la oportunidad de Caixa Forúm de la exposición dedicada a la influencia del Arte en el Cine, cuestión que nadie hubiera debido perderse. Estuvieron expuestos los elementos y maquetas utilizados por Scorsese en su ´invención de Hugo´.

Fue el fotógrafo francés Luis Lumière quien, aprovechando esta experiencia del zootropo construyó un aparato con el que podía registrar el movimiento a través de numerosas fotografías que, al ser proyectadas a cierta velocidad, reproducían los diversos movimientos de una acción. En 1895 Luis Lumière proyectó su primera película, de cincuenta y seis segundos de duración, titulada La salida de los obreros de la fábrica. Pero ese carácter documental fue superado enseguida por Georges Meliès, inventor de la película de argumento, que produjo obras de inspiración fantástica como El viaje a la luna (1902).

De la proyección de La invención de Hugo a la que yo pude asistir, hice una cuestión de piel y extraordinaria sensación ante el espectáculo que podían ver mis ojos y renovar mis sentidos. Incapaz de olvidarlo.