Uno de los grupos más importantes en la historia del pop español está de celebración. Los Secretos cumplen cuarenta años sobre los escenarios -empezaron allá por 1978- y, como recompensa para aquellos que llevan todo este tiempo cantando sus canciones, han puesto en marcha una gira que mañana les lleva hasta la Plaza de Toros de Murcia. Su fundador, vocalista y líder, Álvaro Urquijo repasa con nosotros estas cuatro décadas.

¿Cómo se explica que una banda como la suya, Los Secretos, se mantenga cuarenta años?

Es fácil de explicar. Quien te pone en la carretera y permite que tengas una carrera dilatada no es uno mismo. Eso lo consigue el público. Así que nosotros ofrecemos nuestros espectáculos pensando siempre en la gente que viene a vernos. Cumplimos ciertas normas e intentamos dejar satisfecho a todo el mundo. Sabemos qué canciones tocar y cuáles son las más queridas.

Muchas de ellas recuerdan a los tiempos de La Movida...

Todos conocemos cuándo hacemos una canción, pero nadie sabe cuándo caduca. Los músicos somos la información que tenemos, la música que hemos vivido. Que hoy día se celebre una época como La Movida es perfecto. Igual que me parecería bien que se revisitara el rock o la discografía de The Beatles. Al final, vivimos reflejados en nuestra historia.

¿Qué fue lo más especial para usted de La Movida?

Fue una suma de factores. La transición democrática y la libertad fueron acompañadas por una cuestión global, la new wave, que sacudió el panorama musical del mundo entero. Grupos como Sex Pistols, Police o U2 estaban empezando. Los jóvenes de aquella época nos vimos influidos por esta corriente y teníamos muy presente el legado de los sesenta y los setenta, que nos ha dado mucho a varias generaciones.

De ustedes se dice que son el grupo más importante de la historia del pop español, ¿son consientes de ello?

No somos conscientes de ello ni estamos de acuerdo. En España tenemos una cultura joven. Los que vivimos en los setenta, y nos informamos de lo que pasó en los sesenta, inventamos algo nuevo, que nació para quedarse. El problema es que poca gente ha conseguido la fuerza para mantenerse en el espacio y el tiempo. Nosotros hemos tenido mucha suerte y el cariño del público. Las modas, la tecnología y la industria del entretenimiento impiden que muchas bandas publiquen un segundo o tercer disco...

Pero el camino de Los Secretos tampoco ha sido nada sencillo...

Si todo lo que nos ha pasado hubiera sucedido en dos años, sería para hacérnoslo ver. En cuatro décadas es normal que te ocurran cosas. Nosotros hemos sido desafortunados por culpa de la carretera y las desgracias personales. Eso te hace ser más duro para salir del bache. Hemos permanecido unidos y podemos seguir tocando en un mundo en el que la música no es digna de aparecer en televisión y en el que las radios casi no cuentan con programas específicos.

Se le ve molesto...

Es que vivimos en un país en el que hay mucho talent show y poco espacio para los artistas que tienen talento de verdad. OT, Got Talent, La Voz, La Voz Kids? Una cosa no quita la otra, y hablo con respeto. Estos programas tienen éxito en todo el mundo y echan de las parrillas a los formatos más cultos e interesantes. Todo se reduce a chicos en una escuela, jurados y lágrimas. Eso debe existir para dar servicio a una parte de la sociedad. Pero las cadenas deben dejar también una cuota para la música.

En 40 años con Los Secretos, ¿se ha planteado alguna vez emprender otros caminos?

Sí, claro que sí; sobre todo cuando hemos tenido varapalos en forma de accidentes y muertes. Otro momento duro fue en 1983: terminamos contrato con nuestra compañía tras publicar tres discos y, en vez de ofrecernos la renovación, nos invitaron a irnos. No éramos comerciales y nuestra música no entraba en los cánones que buscaban. Nos decían que estábamos fuera de onda, que a dónde íbamos haciendo country. También nos han llegado a decir que nuestra música huele a vaca...

Esto último que comenta, ¿sólo se da en España o sucede en más países del mundo?

No, en otros lugares no. A las grandes bandas que hay en todo el mundo no se les dice que huelen a reggae o que son muy británicas. En España somos gregarios en cuanto al estilo. A nosotros nos pasó en 1983 y tardamos tres años en recuperarnos y firmar por otra compañía. Pasamos por un camino duro, en el que tuvimos que volver a grabar maquetas. Dudamos de nosotros mismos. Nos han pasado muchas cosas de estas, más allá de la muerte de mi hermano, Canito o Pedro. Las circunstancias de un grupo no son siempre perfectas.

¿A qué se refiere?

En nuestro caso, por ejemplo, no hemos sido número uno nunca en nada. Tampoco nos han dado un disco de platino correspondiente a un trabajo concreto. Nuestro primer premio nacional tardó 35 años.

En las cuatro décadas que llevan sobre los escenarios ha cambiado mucho la industria musical, ¿no?

Hay una circunstancia muy clara en la evolución de la música como la entiendo yo. No es en cuanto a su contenido, hace referencia a su divulgación, que es casi más importante. No sirve de nada hacer un disco maravilloso si nadie lo escucha. Desde hace diez o doce años, Internet, el consumo on line y la música a la carta han cambiado el formato. Eso nos ha afectado a todos: compositores, músicos, estudios de grabación... Ha cambiado el panorama por completo, desde la forma en la que compones una canción en tu casa hasta cómo la defiendes en un estadio ante 20.000 personas.