Han pasado cinco años desde que Elefantes anunciaran su regreso. Desde entonces, el grupo barcelonés ha editado tres discos, incluyendo en esta prolífica serie La primera luz del día, su octavo trabajo de estudio, que salió a la venta el pasado mes de febrero y que supone la excusa ideal para que el grupo liderado por Shuarma regrese al lugar donde se siente más cómodo: el escenario. Se trata de un disco conceptual, donde todo tiene estructura circular, desde el dibujo de la portada hasta el inicio y el cierre, que forman dos piezas instrumentales. Versa sobre las decisiones que tomamos a lo largo de las veinticuatro horas del día, y entre sus cortes contiene todos los rasgos de Elefantes, combinando elegancia y arrebato; doce canciones sobre la búsqueda y la mirada interior, que buscan iluminar caminos. Ya lo escribió Lorca: «Y el sol se lleva tu alma para hacerla luz». Shuarma, que se sube esta noche al escenario de la REM, responde.

De nuevo en azul.

Sí, de nuevo en azul [en alusión a la portada del disco]; repetimos color. La verdad es que hemos elegido este color porque salió una foto muy especial y pensamos que debíamos utilizarla y que todo fuera en azul.

Es como una cancha deportiva, ¿no?

Sí, pero sobre todo es por el lado circular: yo estoy saltando, la sombra está dentro... Tiene mucho que ver con todo el simbolismo del disco.

Porque este es un disco que responde a un concepto.

Sí, es un disco circular. Lleva por título La primera luz del día, y de alguna manera habla de la posibilidad que nos ofrece el inicio de un nuevo día para decidir. Hay cosas que no podemos decidir, como qué nos va a poner la vida delante, pero sí podemos decidir con qué actitud nos enfrentamos a ello. Al final, la actitud nos define también como personas. Entonces el disco empieza con el amanecer y va pasando por distintos momentos del día hasta llegar a la última canción, que es al oscurecer. Reflexiona sobre el estar en contacto con nosotros mismos y un poco aceptarnos, querernos y entendernos.

Cuando leí el título y algunas de las letras pensé en Lole y Manuel.

A mí me encantan Lole y Manuel. Es verdad que en alguna parte más al sur se hace referencia a la luz como algo más simbólico, y en este disco también la utilizamos a ese nivel. La luz no es nada más que iluminarte a ti mismo. Si hay luz puedes entender, y este disco habla de arrojar luz sobre uno mismo para vernos y aceptarnos.

«Y el sol se lleva tu alma para hacerla luz». ¿Por qué habéis elegido esta frase de Federico García Lorca para la carátula del disco?

Porque es una frase que define muy bien algo que nosotros sentimos como grupo: que al final, de algún modo, todo es energía y hay que fluir. A veces intentamos controlarlo todo -y nuestra profesión de músicos lo demuestra-, pero no hay que controlar nada, hay que dejarse llevar.

Con ese aroma del sur, este disco podríais haberlo grabado mismamente en Las Alpujarras, pero lo habéis grabado en Barcelona. ¿Qué habéis preparado esta vez? ¿Qué nos trae ´la primera luz del día´?

A nosotros el sur siempre nos ha llamado mucho, pero hay algo en la música del sur que también existe en el norte. Ahí está la rumba catalana, que a nosotros nos ha influido mucho -aunque nos definan como una banda de rock o pop rock-.

También la influencia del pop español de los años sesenta.

Estuve escuchando muchas bandas de esa época, sí. Es un momento muy interesante para la música española. Estaba llegando de una manera fuerte la influencia americana, anglosajona en general, sobre todo los Beatles y los Rolling, que tanto impacto tuvieron en las bandas; de hecho se dedicaban a hacer versiones traduciendo las letras. Los Módulos, Los Mustang, Los Bravos, Los Sírex... Había un montón de bandas, y fue un momento musical muy interesante: llegaban influencias de otros sitios y todo se mezclaba con toda nuestra tradición musical, y hay discos y canciones maravillosas de los sesenta. Hay un aroma de todo eso en este disco.

¿Este álbum es una continuidad u os lo planteasteis como un empezar de nuevo? ¿O siempre estáis empezando de nuevo?

Sí, de algún modo siempre estamos empezando de nuevo; la música tiene esto también. Pero además hay algo acumulativo: vas aprendiendo disco a disco, un disco te lleva a otro... De hecho, nosotros probablemente estamos ya en el siguiente disco, ya estamos haciendo el viaje. El momento más creativo es cuando absorbes las cosas o cuando ya las sueltas en un disco. Creo que con cada disco vamos acercándonos más a nuestra sinceridad: lo que queremos es ser nosotros mismos cada vez más, a nivel humano y a nivel musical.

«Sigo persiguiendo mis sueños, más grandes o pequeños, pero míos al fin, aunque a veces llegue la niebla y no me permita verlos», canta Shuarma en Isabel. ¿Es eso lo que te empuja a seguir adelante?

Lo que me empuja a seguir adelante es darme cuenta de qué quiero y quién soy, porque, si no sabes dónde estás, no sabes adónde diriges tus pasos. Todos tenemos sueños, anhelos; no importan los que sean. Creo que es importante no juzgar tanto. Es como cuando te dicen: «No estés triste, hombre». ¡Déjame! Estar triste es muy importante, es reconocerse a uno mismo para poder avanzar. Entonces tus sueños pueden ser más grandes o pequeños, pero son los tuyos y eso es lo que creo que cada uno debemos de defender.

¿Es más difícil hacer canciones que hablen de sentimientos en estos tiempos de redes sociales que pueden deshumanizar?

Bueno, no sé si es más difícil, pero quizás no está tan de moda. Pero a mí me resulta mucho más fácil escribir sobre las emociones que sobre toras cosas, porque es una de las partes más importantes del ser humano. Yo estoy atento a lo que siento y escribo en esa dirección. También es verdad que a veces me gustaría ser un storyteller, poder esconderte detrás de las historias de otro, pero yo estoy escribiendo lo que siento para compartirlo con otras personas, y escribo así porque esa es la música que a mi me tocó. Escuchaba canciones de otros músicos y pensaba: «Esto lo ha escrito para mí». Supongo que he acabado escribiendo así de forma inevitable. Cuando me dicen a mí algo así siento que lo que hacemos tiene un sentido.

¿Alguna canción en concreto con la que te sientas identificado?

¡Muchísimas! Yo qué sé€ Space Oddity, de David Bowie.

Sabía que Bowie tendría que salir.

¡Claro! ¿Quién no se ha sentido en algún momento perdido en el espacio, alejado de la tierra, sin nadie cerca, nadie que te entienda? ¡Yo me he sentido así un montón de veces! Recuerdo que cuando escuché esa canción y la entendí fe como: «¡Guau!», y agradecí mucho que hubiera más gente que se sintiera así, y que hubiera alguien que le hubiera puesto palabras a algo que yo sentía.

Éste es vuestro octavo disco. ¿Es complicado elaborar un set list?

Sí, es complicado. Empieza a haber muchas canciones y hay mucha gente que quiere escuchar determinadas canciones. Nosotros escuchamos esas voces, pero queremos caminar en nuestra dirección. En esta gira estamos tocando muchas más canciones de la segunda etapa de Elefantes, por ejemplo, sobre todo de este disco, que es el que nos apetece tocar. La primera luz del día es el momento actual para nosotros, y no somos una banda que mire siempre al pasado o a lo que fuimos; somos una banda de presente.

«Vuelvo a los caminos y al atardecer, vuelvo a las preguntas aún sin resolver...». Son muchas las preguntas para las que aún andas buscando respuesta, supongo.

Bueno, tampoco hace falta andar buscando respuestas a todo, ¿no?

La respuesta está en el viento, como dijo Dylan.

Exacto. Creo que dejar puertas abiertas también es muy importante. Parece que siempre estamos en un plano racional, todo tiene que tener una explicación, un sentido€ Toda la parte del arte, la creación, la parte más irracional, la más subconsciente, tiene un valor altísimo, porque también nos define. Conectarse con ese tipo de emociones más subconscientes, más básicas, para mí le da mucho valor a un pintor, a un escritor, a un fotógrafo, un músico€ Me da igual.