La tradición popular señala los meses que incluyen una ´R´ como los idóneos para el consumo de marisco, por eso en Athabasca suelen elegir los meses de marzo y abril para la celebración de sus jornadas gastronómicas con el mejor marisco gallego en su momento óptimo de consumo. Hace apenas unos días ha concluido, con gran éxito, su octava edición, pero la gastronomía no para en este local.

El veterano restaurante pachequero Athabasca, fundado en 1979 por Diego Pedreño Martínez, padre de los actuales propietarios (los hermanos Julián Pedro, Diego y José Ángel Pedreño Fernández-Henarejos) debe su nombre al glaciar Athabasca de las Montañas Rocosas de Canadá, y el anagrama del restaurante representa la silueta de una cabeza de búfalo.

Cuando accedemos al espacioso local, reformado y ampliado en varias ocasiones, encontramos una gigantesca barra con apetitosas tapas y la zona de comedor para los menús diarios. Una vitrina repleta de pescados y mariscos da paso a los diferentes salones interiores con capacidad para 20, 70 o 150 comensales. Modernas pinturas y vidrieras con motivos gastronómicos completan la decoración del establecimiento, que cuenta también con un espacioso patio ajardinado con mesas barriles, taburetes y zona infantil de juegos. Cuentan también con una gran cava de vinos a la vista del público en uno de sus salones interiores.

Ayudan a los hermanos Pedreño, Josefa Silvia, mujer de Julián, y un equipo de media docena de profesionales de la hostelería.

Jornadas gastronómicas

Al cabo del año, además de las del marisco gallego, organizan diferentes jornadas gastronómicas como la quincena de la alcachofa, a finales de noviembre o primeros de diciembre, o las del melón de Torre Pacheco, que celebran a últimos de junio o primeros de julio.

Además de los mariscos, los platos estrella de Athabasca son carnes como su solomillo de foie con reducción de PX, la pierna de cabrito, las manitas de cerdo y, en pescados, el bacalao con habitas o los espectaculares salmonetes a la sal, así como un sabrosísimo gallo pedro.

Cuentan con menú del día en la cafetería que incluye dos platos a elegir, ensalada, pan, postre y una bebida por 10 euros, aunque también ofrecen la posibilidad de elegir medio menú por 8 euros.

El restaurante ofrece una amplia carta que incluye a diario gamba roja y gamba blanca a la plancha, cigalas cocidas o almejas reales gallegas, así como raciones de jamón ibérico de bellota, surtido de salados, hueva de mújol, de maruca y mojama y anchoas del Cantábrico. También platos calientes como el crujiente de boletus, pimientos de piquillo rellenos, alcachofas rellenas de langostinos y setas, panaché de verduras, revuelto, gambas al ajillo o tortilla de sesos. Entre sus entremeses ofrecen pastel templado de cabracho, alcachofas en tempura con miel de caña, croquetas de carabinero o de jamón ibérico, patatas bravas al estilo madrileño, caballitos y calamar a la plancha con salsa verde.

Por encargo, hacen arroces de bogavante, de marisco y pescado de señorito, de verduras y caldero, y entre sus carnes cuentan con manitas de cerdo a la riojana, chuletas de cabrito con ajos tiernos y pimientos, pierna de cabrito a la pachequera, muslo de pato de Soria al horno, solomillo de ternera al foie o a la plancha y costillas de cordero a la plancha.

Elaboran postres caseros entre los que encontramos milhoja de crema, tocino de cielo, torrija con helado de turrón, arrope y calabazate, coulant con helado de vainilla, pan de Calatrava, Biscuit de almendra con chocolate templado, arrope y calabazate con helado de vainilla, arroz con leche y flan de caramelo, así como helados de turrón de Jijona, de vainilla, sorbete de limón con vodka, tarta de güisqui o tarta Contessa. Entre sus frutas nunca faltará el melón de Torre Pacheco.

Cuentan también con una amplísima carta de vinos con especial dedicación a los vinos de Jumilla, Yecla y Bullas.