José Luis Gil, el irrepetible señor Cuesta de Aquí no hay quien vi- va, llega hoy a la Región -esta noche se subirá a las tablas del Romea de Murcia y, mañana, a las del Nuevo Teatro Circo de Cartagena- para encarnar a un personaje icónico de la dramaturgia europea, Cyrano de Bergerac, en una adaptación de Carlota Pérez Reverte y Alberto Castrillo-Ferrer, que también dirige el montaje.

¿Cuál fue su primer acercamiento al personaje de Cyrano?

Lo descubrí con 12 años, cuando estaba ya estudiando Arte Dramático. Estaba en los Estudios 1 y, como ejercicio actoral relacionado con el verso, preparábamos escenas muy concretas de esta obra. Eso me sirvió para descubrir a este personaje fascinante, de aquellos que cualquier actor soñaría con interpretar. Así que, cuando surgió la posibilidad de hacer Cyrano, me involucré por completo en el proyecto.

Por lo que dice se ha implicado como algo más que un mero actor.

Así es. Alberto Castillo-Ferrer, Ana Ruiz y yo nos hemos implicado con parte de la producción, algo que yo no había hecho nunca. Creíamos que era la mejor manera de transmitir la ilusión y las ganas que teníamos de hacerlo y así implicar a todas las partes, dado que poner en marcha esta obra no es algo barato porque tiene un elenco amplio.

La obra fue escrita a finales del siglo XIX. ¿Cómo la ponen en escena en el XXI?

Es una versión de dos horas y poco que narra la historia de Cyrano con un equipo actoral de calidad reconocida. Además, en este Cyrano hemos vuelto al endecasílabo, porque es un verso fluido tanto para el público que esté acostumbrado como para el que no. Se ha hecho una versión muy fiel al original en la que a los diez minutos el espectador se olvida de que está en verso.

¿Todavía existen perjuicios hacia el verso?

Posiblemente. A quienes no estén muy acostumbrados les puede frenar, pero en esta obra pueden olvidarse de ello porque es un diálogo fluido. No renunciamos al versos porque era perder la esencia de Cyrano, una obra que se convirtió en un clásico el mismo día de su estreno. El verso tiene la riqueza del vocabulario y la musicalidad que precisa la pieza. Además, te ayuda a meterte en el espacio y en el tiempo de la obra.

La adaptación cuenta con música y hasta cantan.

Contamos con una música original de David Angulo para los momentos épicos y para los instantes más románticos. Además, sí, hay algún número musical. De hecho, el personaje de Ana Ruiz en algún momento canta. En una de las transiciones, ella entona una canción en un momento muy importante del montaje. La música y el canto te van ubicando en los espacios que vienen a continuación.

¿Qué tiene de especial su Cyrano?

Creo que Cyrano se puede interpretar de manera muy especial. Dentro de cada actor hay un Cyrano, e incluso en cada uno de nosotros. En mi caso, le doy vida desde mi manera de verlo. Es un personaje tremendamente brillante, muy locuaz con la palabra y hábil con la espada, pero hago especial hincapié en la parte privada: mostramos un Cyrano muy real cuando se queda solo consigo mismo, cuando se reconoce como un hombre desfigurado completamente.

¿Por qué afirma que hay un Cyrano en cada persona?

¿Quién no tiene un complejo? En el caso de Cyrano es una nariz desproporcionada, pero todos tenemos algo que no nos atrevemos a asumir. Además vivimos en una sociedad donde existe un culto a la belleza y al cuerpo, desde mi punto de vista desproporcionado y a veces un poco patético.