Y es que es difícil cuantificar las veces que el genio de Beirut ha traído hasta la Región su show más celebrado, pero la respuesta del público habla por si sola: entradas agotadas en uno de los auditorios con mayor capacidad de la comunidad (El Batel de Cartagena) con días de antelación.

Tampoco es de extrañar, pues Malikian cuenta sus actuaciones por llenos, ovaciones y cascadas de elogios por parte de público y crítica. Durante su espectáculo -más propio de una estrella de rock que de un estirado concertista clásico-, el desaliñado violinista mezcla con naturalidad casi mágica obras de Paganini y Led Zeppelin, contentando a ortodoxos y escépticos, a jóvenes y veteranos, y abriendo a base de golpes de arco la mente de un público que apenas puede aguantarse las ganas de bailar, saltar y reír. Porque sí, Malikian también hace reír. Su cándida inocencia se antoja irresistible, lo que, unido al desternillante guion que desentraña la historia de Violín, conjuga un combo en el que la música es, por momentos, tan solo un actor más de su sana locura.

Así que, este sábado, una vez más, Malikian volverá a hacer vibrar al público de la Región como hace con las cuerdas de su violín; un espectáculo digno de disfrutar tantas veces como se pueda.