¿Qué es para usted una buena novela negra?

Lo primero que le exijo a una buena novela negra es lo mismo que a cualquier novela de otro género: que esté bien escrita. A partir de ahí, y centrándonos en este género en concreto, debo reconocer que las que mejor poso me dejan son aquellas en las que se exponen las miserias humanas; en especial, las que muestran hasta dónde somos capaces de llegar cuando nos vemos con el agua al cuello. Soy de la opinión de que la mayoría de las personas, en circunstancias extremas, son capaces de hacer cualquier cosa por salvar su pellejo o el de sus seres queridos.

¿Cuáles serían sus personajes y autores negros favoritos?

Autores tengo muchos, pero los dos que creo que imprimen mayor frescura al género negro, y que son capaces de bordear sus límites con una diligencia que asusta, son Toni Hill y Empar Fernández. En cuanto a personajes, me quedaría con la naturalidad de Bevilacqua y con el carisma de un secundario de las trilogías de César Pérez Gellida: Ólafur Olaffson.

¿Se ha sentido atraído por este género desde siempre?

Al principio, cuando comencé a leer, me atraía mucho más leer novelas de misterio y de enigmas, pero una vez alcanzada la madurez lectora fue el género negro el que comenzó a copar la mayoría de mis lecturas. Así que podría decirse que sí. Siempre me gustaron las novelas que me hacían tener los pies en el suelo, y para eso no hay nada como este maravilloso género.

¿Qué opina de la expansión que vive en España este tipo de literatura?

Creo que es una consecuencia directa de los tiempos que nos ha tocado vivir. La crisis que hemos padecido nos ha permitido palpar con nuestras propias manos aquello que durante décadas se lleva poniendo negro sobre blanco. Al lector no se le hace difícil extrapolar lo que lee a lo que le sucede a la gente que le rodea. Como he dicho antes, una situación extrema -y en esta crisis es raro quien no haya vivido una de cerca- nos puede llevar a comportarnos de la manera más insospechada.

¿Y qué le ha traído a participar en estas jornadas, qué espera de Cartagena Negra?

En primer lugar, vengo porque me apasiona todo lo que rodea al género negro; en segundo, que es el pretexto perfecto para regresar a mi ciudad natal, y, por último, que no se me ocurre mejor lugar para hablar de mis novelas, ya que tanto Muertes de sobremesa como mi segundo libro están ambientados en Cartagena. Lo que espero de Cartagena Negra es lo mismo que ha ofrecido en sus anteriores ediciones: calidad, entretenimiento y la posibilidad de acercar a los amantes del género negro a sus autores favoritos.

¿Cuáles son sus armas y métodos preferidos a la hora de matar?

Creo que si alguien es capaz de tomar la decisión de arrebatarle la vida a otro congénere -salvando a psicópatas y sociópatas- es porque hay unas circunstancias extremas que lo han abocado a ello, por lo tanto lo mínimo que les exijo a mis personajes es la valentía de usar sus propias manos. Valerse de un arma, sobre todo de fuego, les restaría mérito.

Elija algún personaje real para quitar de en medio y justifique el crimen, claro.

Hay muchos que me encantaría que pagasen por los crímenes que han cometido, pero con una cadena perpetua creo que sería suficiente. Valga como ejemplo Miguel Carcaño y sus secuaces.

¿Quién es Marcial Lisón y qué le hace tan especial como para protagonizar esta novela?

Marcial Lisón es un inspector de policía que hace muchos años que decidió que lo correcto es hacer lo que le apetezca sin importar si su comportamiento se ajusta a lo socialmente establecido. Como en líneas generales suele sucederle esto, su círculo de amistades ha mermado quedando reducido a poco más que la viuda de su mejor amigo, su nueva compañera de trabajo y una prostituta a la que frecuenta más de lo recomendable. También es un amante de los animales (a los que exime de cualquier rastro de maldad) y el mayor ejemplo es Sola, su inseparable galgo.

¿Qué le ha supuesto jugar con el tiempo y la venganza, son buenos elementos para una trama negra?

Creo que la venganza es uno de los temas estrella del género, y, como bien dice el dicho popular, es un plato que se sirve frío, así que no me quedó otra que jugar con el tiempo para conformar una trama que esconde mucho más de lo que a priori aparenta.

¿Por qué eligió Cartagena como escenario, es una ciudad idónea para este tipo de tramas?

En primer lugar porque es un escenario que conozco perfectamente; en segundo, porque unos crímenes brutales como los que se retratan en Muertes de sobremesa tienen mucha mayor repercusión en una ciudad pequeña, donde estamos menos habituados a ser el epicentro de las noticias más desgarradoras de la sociedad, dejando este papel a las grandes urbes.

¿Cuál va a ser su próximo paso literario?

Pues va ser la publicación de la segunda historia de Marcial Lisón que, si bien cronológicamente se sitúa a continuación de Muertes de sobremesa, podrá leerse de manera independiente a la primera. En ella podremos ver cómo los pocos cimientos que sustentan el día a día de nuestro inspector se van desmoronando.

Ofrézcale algún consejo al lector de novela negra.

Mi consejo es que sean valientes, que les den la oportunidad a nuevos autores y, sobre todo, que acudan a eventos en los que pueden estar cerca de sus autores y preguntarles por sus inquietudes.