¿Cómo se definiría a sí mismo?

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Es una pregunta fácil con respuesta complicada. A mí me gusta definirme como dibujante porque abarca bastante bien todos los territorios en los que me muevo, ya sea ilustración, historieta o animación.

En su carrera destaca, por una parte, como ilustrador y, por otra, como dibujante de cómics. ¿Alguna diferencia entre uno y otro oficio?

Las dos disciplinas son esencialmente narrativas, ese es el hilo que las une y funciona además como columna vertebral de ambos oficios y condición casi indispensable para el profesional que los ejerce. Luego ya metidos en los lenguajes íntimos de estas disciplinas hay muchas diferencias, tanto como por la manera de manejar el tiempo como por lo distinto del planteamiento gráfico que demanda cada una. Para mí, la historieta tiene más que ver con la caligrafía gráfica, con el dibujo sintético y ritmo narrativo, mientras que en la ilustración el desarrollo plástico o compositivo tienen un papel mucho más importante.

Hay quien define el cómic como el arte de la elipsis. ¿Confirma usted esta definición? ¿Cuál sería la gran virtud o habilidad necesaria para ser un buen historietista?

La capacidad elíptica es muy importante para un narrador de historietas, sí. Pero no solamente aplicada a lo puramente narrativo, sino también a la parte gráfica. Los dibujos en un tebeo funcionan como un alfabeto: se miran y sobre todo se leen, y eso implica saber qué dibujar y qué no dibujar para que el ritmo de lectura sea el que desea el narrador. Para mí es un lenguaje simbólico y los dibujos nos remiten a los conceptos que representan, no al objeto real en sí. En ese sentido funciona más como el teatro -un espacio simbólico y plástico en el que unos actores que no esconden su condición desarrollan una narración- que como el cine.

¿Qué autores u obras de referencia recomendaría a un joven que quiera dedicarse al cómic o a la ilustración?

Ahora mismo hay muchísimas obras que se podrían recomendar, pero me resisto a dar una lista, porque tendrían que ver más con mi formación particular que con un 'canon' admitido por todos. Y, además, de forma natural cada uno va escogiendo que cosas quiere leer o le apetecen. Yo les recomendaría que fueran curiosos y voraces y que lean tanto obras españolas como americanas, francesas o japonesas, historietas actuales y de años pasados, etc.

¿Qué autores o profesionales le han influenciado tanto a nivel profesional como artístico?

Me pasa un poco lo mismo, que hay demasiados para enumerarlos a todos, pero daré algunos nombres un poco mezclados tanto de ilustradores como de dibujantes de cómics, diseñadores gráficos, de teatro, cartelistas? Digamos que Moebius, Alex Toth, Saúl Steimberg, Ralph Steadman, Lorenzo Goñi, Alberto Breccia, Jose Muñoz, Federico del Barrio, Raúl, Mary Blair, Eyvind Earle, Arnal Ballester, Pablo Amargo, Javier Zabala, Jorge González, Robert Fawcett, Blutch, Robert Wilson, Jack Kirby, Cassandre, Mike Mignola, Julie Taymor, Max, Ferenc Pinter, Chris Ware y un largo etcétera que va aumentando cada día.

¿Cuáles son, a su juicio, sus mejores trabajos? ¿Coincide con usted la crítica y el público?

Esta valoración también cambia un poco de tiempo en tiempo, pero creo que en historieta diría sin dudar Las Meninas y en ilustración podría ser Los niños tontos o Prisioneros de Zenda. En el caso de la historieta sí que ha habido coincidencia con público y crítica, pero en el caso de la ilustración no. Pero me consuela pensar que también les ocurrió esto a The Velvet Underground con su primer disco, y como dijo Brian Eno: «Solo vendieron 30.000 copias, pero cada uno de los que compró ese disco, formó una banda».

¿Para ser un buen ilustrador hay que ser un buen dibujante?

Yo creo que hay que ser un buen narrador. El concepto de 'buen dibujante' es muy personal y para mí tiene más que ver con la idea de dibujar lo que necesitas para contar lo que quieres contar. El que consigue esto, para mí es un buen dibujante.

¿Qué hacer cuando se es un autor novel y se siente uno incapaz de ganarse las habas con el lápiz?

Como en otras profesiones, esta tiene también mucho de 'carrera de fondo', y la confianza en uno mismo (sobre todo al principio) es tan fundamental como las habilidades profesionales que tengas. Es importante no rendirse ya que es una profesión inestable y compleja, por eso te tiene que resultar apasionante.

Su estilo es marcadamente expresionista. ¿Le limita su lenguaje? ¿Cuáles son sus dificultades a la hora de abordar un trabajo?

Todos los lenguajes tienen sus limitaciones y el mío no es una excepción. Sin embargo, puedo moderar mi expresionismo lo suficiente para poder realizar trabajos diversos con tonos diferentes en medios diferentes. No puedo renunciar a mi estilo y esto es algo que me excluye de muchos sitios, pero que me hace reconocible para trabajar en otros. Las dificultades son parecidas en cada trabajo: encontrar el tono del libro, lidiar con las limitaciones de la edición, con las de uno mismo como dibujante, con los plazos, con las condiciones del trabajo, etc.

¿Cómo es el proceso que sigue a la hora de elaborar una ilustración? ¿Le ayudan las nuevas tecnologías?

Las ideas siempre vienen del texto, y no solamente las más obvias, sino que muchas veces me dicta también la técnica o el enfoque gráfico o cromático del trabajo. Después paso a la fase de bocetos, que es donde realmente se hace el dibujo, y a continuación viene el proceso de tinta o de color. Hace muchos años que ya he incorporado el color digital a mi trabajo y, aunque todavía trabajo a mano en muchos encargos, me ha ayudado mucho a la difusión o la rapidez y últimamente también estoy explorando más un trabajo digital más elaborado.

¿Difiere el proceso del de una historieta o novela gráfica?

No demasiado. Aunque sí que es cierto que la novela gráfica necesita un trabajo previo de estructura más férreo, ya que hay muchas páginas que diseñar porque esencialmente es un artefacto narrativo y esa parte tiene que estar muy bien fijada antes de comenzar la fase del dibujo o del color.

El camino del narrador de un cómic a la imagen final es complejo, ¿cómo se lleva con sus guionistas?

He trabajado con muy pocos guionistas en mi carrera y la relación más extensa está siendo con Santiago García. Santiago y yo somos amigos primero, y hemos trabajado juntos después y la experiencia con él no puede ser más estupenda y fructífera. A los dos nos apasiona el carácter narrativo de la historieta, compartimos además temas de interés y nos gusta explorar a fondo las posibilidades de medio.

¿El nombre Joaquín Pertierra le dice algo?

Me suena bastante, sí. Una de las cosas de las que me siento más orgulloso es de haber desvelado a este ilustrador escurridizo y presentar y descubrir su trabajo. Está resultando un proceso apasionante, la verdad.

¿Se considera un autor noir

Mi trabajo sí que tiene un aspecto expresionista, de eso soy consciente, pero no sabría decir si eso me convierte en noir o no. Mis incursiones han sido más en la literatura victoriana o de terror y no tanto en el noir o en la novela negra.

¿Conocía Cartagena Negra? ¿Qué espera de estas jornadas?

Conozco el festival por Fernando Marías, que me ha hablado de él. Y lo que espero es pasar unos días estupendos disfrutando de las actividades. Para un ilustrador es estupendo participar en los certámenes literarios, ya que eso nos habla de la normalización de nuestras profesiones y de lo sano que es el trasvase entre narradores.

¿Cómo ve el género noir

El género goza de muy buena salud, por lo que veo y la proliferación de festivales es una buena muestra de eso. Es muy esperanzador que en un país tan poco lector vayan surgiendo actividades como estas.

¿En qué proyectos anda últimamente? ¿Alguno de ellos es de género negro?

Estoy metido en algunos proyectos, sí, pero no son esencialmente de género negro, aunque es posible que al dibujarlos con mi estilo lo bordeen de forma inconsciente.

Cuando uno lee Las Meninas, una obra excelente por la que ha sido galardonado junto a Santiago García con el Premio Nacional de Cómic, tiene la sensación de encontrarse ante una obra de espíritu LasMeninasnoir

Bueno, la idea narrativa que sustenta el libro es esencialmente la de una investigación que avanza hacia adelante y hacia atrás. Es un recurso muy antiguo y tremendamente eficaz para contar una historia y además el negro (de forma gráfica y metafórica) era el color oficial de la corte en aquella época. Así que se podría decir que lo noir planea sobre el libro de alguna manera, aunque no hay ningún asesinato que resolver. Sobre todo porque el verdadero protagonista del libro, que es el propio cuadro, sigue vivo y a la vista de todos.