¿Qué es para usted una buena novela negra?

Para empezar, una novela que sea negra de verdad -hoy en día este género es un saco enorme en el que cabe casi todo-, y además le pido que me enganche de principio a fin.

¿Cuáles serían sus personajes y autores negros favoritos?

En España, Julián Ibáñez, Alexis Ravelo? En el extranjero, Chester Himes, Daniel Pennac? En gran parte, estos autores me gustan por sus personajes.

¿Se ha sentido atraído por este género desde siempre?

Como lector -y espectador de cine-, sí. Como autor, me metí en el lío hace una decena de años, después de trabajar otros géneros, sobre todo la literatura de viaje.

¿Qué opina de la expansión que vive en España este tipo de literatura?

Es un globo que va a explotar en unos pocos años; demasiados autores y pocos lectores. Después de la explosión veremos lo que queda, qué festivales, qué editoriales, qué autores... Yo espero seguir ahí.

¿Y qué le ha traído a participar en estas jornadas, qué espera de Cartagena Negra?

Conocí a los organizadores de Cartagena Negra en Granada Noir. Nos caímos bien, me invitaron a esta edición y acudo encantado de la vida. Me han hablado muy bien del festival y espero que a los asistentes no les defraude mi participación.

¿Cuáles son sus armas y métodos preferidos a la hora de matar?

Estrangulamientos, cuchilladas, pedradas en la cabeza? Mi editor me dice que debería ser un poco más sofisticado a la hora de matar, pero mis personajes no tienen tanta clase, ni siquiera tienen dinero para comprarse armas mejores.

Elija algún personaje real para quitar de en medio y justifique el crimen, claro.

Aunque sea una respuesta fácil, uno de los que más se lo merece últimamente es Trump, porque teniendo el cargo que tiene es más peligroso que un mono con metralleta.

¿Quién es Touré? ¿Qué tiene de especial como para que le haya elegido como protagonista de esta serie?

Es un detective-vidente (detective de poca monta y falso vidente) africano que vive en un piso patera del barrio de San Francisco; un superviviente nato, maltratado por la vida. Al crearlo buscaba algo original, que resultara atrayente al lector y que mostrara un nuevo universo en este género en el que ya está todo escrito.

¿Cree que el barrio bilbaíno de San Francisco puede considerarse como una analogía del resto del país?

No, porque el país es muy grande y tiene mucha variedad, pero creo que en casi todas las grandes ciudades existen zonas marginales similares a las de este barrio.

¿Cómo consigue ese tono descarnado en sus novelas -descarnado pero, sin embargo, esperanzador-?

Intento meterme en la piel de Touré y del resto de personajes de la serie, basándome en mi conocimiento de los africanos, tanto en sus países como en los guetos de nuestras ciudades. Y su vida es así, descarnada, pero tienen ante las dificultades una actitud mucho más positiva que los autóctonos, de ahí el tono esperanzador.

¿Se puede extirpar el mal de ciertos estamentos sociales, e incluso policiales?

Lo tenemos jodido, porque hay demasiada mala gente en todos lados, y aunque extirpes un trozo de mal, en muchos estamentos existe una metástasis generalizada. El poder y el dinero corrompen a los que los manejan, salvo honrosas excepciones.

Ofrézcale algún consejo al lector de novela negra.

Le aconsejo que le dé una oportunidad a muchos autores, compare y elija a los que más le gusten para seguir leyendo sus obras (yo, al menos, así lo hago). Y le ruego que, dentro de sus posibilidades, compre los libros, para que los autores y editoriales podamos seguir publicando y los libreros no tengan que echar la persiana.