A rey muerto, rey puesto. A la cuestionable empresa Legal Music -aquella por nueve años consecutivos responsable del desaparecido festival SOS 4.8- ha de ser el tiempo quien la juzgue, pues desde que supimos (el pasado 19 de febrero a través de C´Mon! Murcia, un blog especializado en cultura) que Producciones Baltimore (la empresa encargada del Low Festival en Benidorm) había registrado una nueva marca (tras llegar a acuerdos con la Consejería de Cultura de la recientemente relevada Noelia Arroyo), será a ellos a quienes los murcianos (como co-patrocinadores indirectos) tengan que pedirles cuentas.

Dos ruedas de prensa han sido suficientes para celebrar institucionalmente que la ciudad de Murcia y sus gentes no hayan perdido «nuestro festival». Conocido desde el 2 de marzo como We Are Murcia (Somos Murcia, para quienes su nivel de inglés sea igual a cero), o más escuetamente por su sigla onomatopéyica WAM.

Justamente dos meses antes de que haya tenido lugar la inauguración oficial en el espacio cultural LOFT113, con una muestra de creadoras femeninas bautizada corporativamente como Somos Grrrl!, en la cual pudimos escuchar las primeras canciones enlatadas seleccionadas por Marina Te Lo Pincha -otra referente de la 'escena musical indie murciana'.

Porque conviene recordar qué es lo que vertebra este «nuevo festival», concebido con la misma vieja fórmula. Aunque sea plausible que la organización del mismo, dirigida por el experimentado en estas lindes José Manuel Piñero (cartagenero de nacimiento y alicantino de adopción, por motivos laborales), haya sido capaz de montar algo tan parecido a lo anterior en tan poco tiempo, con menos recursos -no por ello escasos- y con similar resultado. Que hayan podido confeccionar un cartel formado por casi 90 artistas (un tercio de ellos cantera de la Región de Murcia y la misma proporción de disc-jockeys) sin grandes nombres de reclamo pero con similares resultados, es de enhorabuena. Es evidente que a ninguno de los agentes responsables les agrada que se pronuncien WAM 2017 y SOS 4.8 en la misma frase, pues como cualquier comparación pueda ser odiosa, sin embargo se hace necesaria.

La nota oficial enviada a prensa (previamente a la primera tarde-noche intensa en el recinto de La Fica) contabilizaba que «más de 3.000 asistentes disfrutaron a lo largo de toda la semana de las distintas actividades del festival murciano» y pronosticaba colgar el ansiado anuncio «la jornada del viernes 5 de mayo ya está próxima al sold out». Tras preguntar por su propia sensación a distintos asistentes en el recinto ferial, la respuesta fue unánime «hay menos gente que en años anteriores» aunque esta solía ir acompañada por un cierto consuelo «así mejor porque no hay agobios para ir de un sitio a otro».

Sin querer hacer un esfuerzo por recordar el que fuera cada vez más decadente festival predecesor, es evidente que la oferta ha disminuido durante la I edición del WAM Estrella de Levante -porque así se llama realmente, por imposición de su patrocinador principal al que curiosamente no se le ha visto muy presente en las presentaciones oficiales-. En la propia ubicación vecina al Bº de Vistabella, se han ubicado tres escenarios denominados: Estrella de Levante (el principal), Thunder Bitch (el secundario) y Punta Este (el menor y alternativo a los otros dos).

Más una cuarta plataforma denominada ´Compralaentrada.com´ e injustamente destinada para servir de exclusivo hilo musical a la zona VIP, cuyo único interés radica en poder encontrar cómodo asiento para descansar un poco y el no hacer colo en aseos o barras. Aunque este año, fuera del curioso espacio (que hace mucho tiempo se impuso en casi cualquier festival) aparentemente no ha habido que perder mucho tiempo para nada, ni siquiera para canjear el abono por la típica pulsera.

Disculpe el lector que haya tenido que aguardar hasta este momento para informarse del primer balance en términos propiamente musicales. Pues bien, y de justicia será que comencemos reseñando a quienes pasaron desde el pasado martes hasta el mismo jueves por tres de las principales salas de la ciudad. Además de por el citado LOFT113 que hizo su lleno para ver a La Bien Querida acompañada (como siempre) por David Rodríguez y que dio gozo con la incombustible, combativa e ingeniosa cantautora de La Manga del Mar Menor Lidia Damunt, en formato acústico e insólitamente tocando sobre una mesa, ante unas 70 personas.

La sala Musik tuvo la suerte de albergar, en su entorno arquitectónicamente apropiado, a un par de dobles conciertos pero la desgracia de convocar tan solo a unas escasas 30 personas por día. Un oasis que por su propio género agradecidamente se salieron de contexto: la cantautora Vera Green, llegada desde la vecina Alicante, abrió el concierto del estadounidense Samonik; además se pudieron ver a los mejicanos Los Sustos en el mismo pequeño escenario que el sueco Leadfoot Tea.

Lo de la céntrica sala REM, en cambio, fue un crescendo en toda regla: los garajeros Cápsula aparentaron ser una prescindible banda de tributo a David Bowie; los británicos Fat White Family demostraron que la juventud lo hace todo más creíble; en contraposición con la re-re-visión de 'El Acto´ por la ex-Parálisis Permanente Ana Curra. Siempre con Benavente en la memoria, con la siempre inútil reivindicación de Seres Vacíos y con las siempre eternas canciones de aquel debut de culto que, por fin, son defendidas con sangre fresca y vuelven a hacer sentir nostalgia de la buena. Los responsables del aguerrido Garaje Beat Club, no comprendieron el pinchazo con Josele Santiago, sólo y autosuficiente, pues sus propias composiciones se bastan para acallar a la audiencia más exigente, cercana, cómplice y ajena a la idiosincrasia del propio festival. Allí presentó nuevos temas y no se amedrentó por el doblete al día siguiente.

Se abren las puertas

Llega el viernes, se abren las puertas, el público que levantaría la media del festival hasta los 35 años se apresura para ver a Los Enemigos, ya que estos injustamente son los encargados de romper el hielo. La resucitada banda que ayudó a forjar la legendaria escena sucia malasañera sí que tiene la piel curtida en adversidades pero se notó el no poder contar con el empuje de su batería Chema 'Animal´, para tristeza de los fieles y apreciación de los pocos jóvenes presentes. Un experto festivalero declaró en redes sociales: «lo bueno de que toquen tan pronto es que a las 19.30 ha terminado todo lo imprescindible para mí en el festival y se acabaron las prisas».

Una profesora de física y química llamada Argentina, decidió asistir justo a esa hora pese a la caída del cartel del «único grupo que me apetecía ver». El día previo se anunció la sustitución de Sidonie por Viva Suecia, la banda murciana que mayor crecimiento y alcance nacional ha experimentado en los últimos meses. Y pese a haber estado llenando en el Teatro Circo de Murcia dos semanas antes, sus miembros pudieron disfrutar de su momento de gloria frente a la misma parroquia que en su momento encumbró a bandas como: Love of Lesbian, Vetusta Morla o Izal -triunvirato omnipresente, extrañamente excepto en esta cita-.

En el familiar escenario en que también habría de haber actuado el inclasificable Joe Crepúsculo -de no haberse excedido la velada anterior en el club madrileño Ocho y Medio-, el otro rara avis del cartel llamado Pablo Und Destruktion ofreció la posiblemente mejor propuesta nacional. Abanderando su Asturias querida y con un colaborador murciano de lujo aferrado a su feroz instrumento, sometió a una atenta escucha a la justa audiencia que por aquel rincón desafió a los principales nombres de la noche. Ritmo tribal, chelista a la guitarra acústica, los nombres de Víctor Coyote o Rafa Berrio en la memoria y letras que hacen pensar. Por ello, fuera de lugar. ¡Enhorabuena!

Prevenidos por quienes vieron en otros saraos a los estadounidenses Future Islands y magnetizados por las maneras de moverse de un tipo, con pinta de tranquilo funcionario, llamado Samuel T. Herring, muchos nos fuimos acercando al mayor escenario. El contemporáneo synthpop monótono para algunos hizo que se perdieran al vocalista con mayor registros que se subió el viernes al escenario. Cuando interpretaron Seasons (waiting on you), el hit ya no destacaría sobre el resto de temas llevados a un nuevo plano respecto a los discos, el cual, al menos, hace preguntarse por su contenido.

Coincidiendo con los anteriores en nombre, aunque no en apellido, y también en nacionalidad: Future Thieves. Desde Nashville no de la costa oeste como podrían aparentar, debutaron en nuestro país con uno de los conciertos más apacibles y recomendables de la jornada. Con tan sólo un disco de estudio, otro en directo y caramelos como Sucker se hacen aptos para enamorados sin necesidad de mucho edulcorante.

Una vez más en Murcia o alrededores Editors, una de las banda de esas que suena como otras muchas pero que a la gente les sigue gustando. Casi como sucede con el decadente dúo Fangoria, que si bien recupera la contundencia del sonido industrial y las guitarras afterpunk de Jesús Horror, cada vez más le deben la existencia a su corista Rafa Spunky. Al parecer, da igual que actúen dos o tres veces al año por nuestra Región para que la gente siga disfrutando de su impresionante y archiconocido repertorio, al que desgraciadamente añaden los temas de Dinarama. Los también súper frecuentes en este tipo de acontecimientos son Second, por méritos propios y por liderar la escena indie local, acostumbrados en actuar frente a su casa y recibir el cariño de los suyos, admitieron estar con la cabeza (y la voz) en otro sitio -vaya nuestro afectuoso apoyo a ese miembro de la familia en estado crítico-.

El penúltimo cartucho fue gratamente empleado en la delirante propuesta del mayor hype habido durante el último año en la escena local. Alien Tango, delirantes, exagerados, influenciados, atractivos, divertidos. No en vano los esperan este año en el Primavera Sound, el mayor festival en España. ¡Beata juventud!

Lástima agotar el último aliento y esfuerzo, tras casi 12 horas de conciertos, en ver (por fin) a Ojete Calor, en su supuesto live act. Haciendo ejercicio de síntesis, me he permitido que sean unas expectantes siamesas (que estuvieron presentes hasta las 5 de la madrugada) quienes lo definan en tres palabra:s «Una puta mierda». Aunque podríamos añadir, de manera más descriptiva y a modo de resumen: «el mismo chiste contado varias veces deja de tener gracia, máxime cuando además es malo».

PD. La última y victoriosa notificación ya ha anunciado que «las entradas para WAM 2018 se pondrán a la venta el próximo jueves, con Sidonie como primera confirmación». Justamente alguien se podrá preguntar, ¿cómo es posible antes de hacer un balance real y ser sometido al exhaustivo control por parte de los patrocinadores institucionales: Región de Murcia, Instituto de las Industrias Culturales y de las Artes y Ayuntamiento de Murcia?