Ayer Murcia amaneció con ganas de festival. Desde primera hora se veían grupos de chavales, mochila al hombro y pulsera en la muñeca, deambulando por la ciudad como haciendo tiempo hasta la música volviera a estallar en La Fica. Por supuesto, los aledaños del recinto ferial y todo el entorno de la Avenida Primero de Mayo -hasta el río- fueron los puntos calientes en estas primeras horas, pero Santo Domingo, La Merced y la zona de las tascas también acogieron con gusto a ´wamers´ foráneos y autóctonos; porque era día de festival y el tiempo respetaba, por lo que quedarse en casa no era una opción.

Sin embargo, la ausencia de una zona camping -como la que si facilitaba el SOS 4.8- mermó notablemente las corrientes de jóvenes en el paseo del Segura y la zona de La Fama. Muchos se hospedaron en hostales y hoteles; otros tantos, en casas de amigos. Eso sí, no son pocos los que se apuntan la promesa de la organización de habilitar para 2018 un espacio libre para la acampada.

En cualquier caso, las dificultades se redujeron conforme se acercaba la hora marcada. A las cuatro de la tarde, La Fica abrió sus puertas para los más ansiosos y aquellos que todavía no habían cambiado su abono impreso por la psicodélica pulsera del WAM, mientras que los mejor preparados, no muchos -«todavía es temprano», decían los más madrugadores- hicieron su particular sentada en el parking del Eroski del Infante, a escasos metros del centro neurálgico del recién nacido festival. Tocaba previa, botelleo, ponerse a tono para lo que esperaba a partir de las seis, seis y pico de la tarde -dependiendo de la ruta a trazar- y coger fuerzas, porque la noche iba a ser larga.

Para entonces, el agobio a la entrada del recinto ya era palpable y pocos quedaban ya en los alrededores del recinto sin intención de hacer uso de su pulserita para disfrutar de los primeros conciertos: los murcianos Kuve, con Maryam Frutos -hermana de Sean Frutos, cantante de Second- al frente, y Los Enemigos, un clásico del rock nacional que, desde el escenario Thunder Bitch, se encargaron de prender la llama entre el ya importante grupo de festivaleros que se resguardaban del mundo exterior en el pequeño ecosistema que se había creado en La Fica.

Primeros cánticos, primeros aplausos, primeros saltos... El WAM - Estrella de Levante había comenzado y pocos se acordaban ya del malogrado SOS 4.8. Esta era la realidad ahora, este es el gran festival que toma a la ciudad de Murcia como anfitriona. Aunque para anfitriones Viva Suecia... Rafa Val y los suyos se engancharon al cartel a ultimísima hora, y apenas tuvieron un día para preparar el concierto después de que Sidonie se cayera el jueves del programa por «motivos ajenos a la banda y al festival». En su cuenta de Twitter, los murcianos esperaban «estar a la altura» de los barceloneses, y a tenor de las reacciones del público lo hicieron. Jugaban en casa, sí, y un alto porcentaje del público que acudió al concierto inaugural del escenario Estrella Levante (el principal) o era de Murcia o de sus alrededores, pero es la banda revelación del indie nacional y, en vistas de cómo está el género en la actualidad, eso es decir mucho.

Cuando Viva Suecia dejó de tocar, la noche ya amenazaba y, lo que hacía poco era una asistencia de notable bajo, al echar la mirada atrás el panorama era muchísimo más motivador. La respuesta no estaba lejos: en el bolsillo, impreso, o en el móvil; en definitiva, en el horario. Se acercaba el turno de una de las bandas reclamo del WAM, de uno de los grupos más esperados y de mayor entidad del cartel: Future Islands.

Los norteamericanos, con su frontman Samuel T. Herring a la cabeza, hicieron vibrar a un público entregado que, al cierre de esta edición, ya sí, se había puesto el modo festivalero para afrontar el que para muchos era el tramo más fuerte del festival. Y es que a los de Baltimore les seguían los guipuzcoanos Belako y el rock de Nashville de Future Thieves -los primeros, en el escenario Thunder Bitch y, los segundos, en el Punta Este-, White Lies -otro de los pesos pesados del festival-, los aclamados Second y Fangoria. Fueron momentos de clímax para los wamers, que a lo largo de la tarde entraban y salían del recinto para ´repostar´ y seguir con la fiesta; fiesta que estaba programada hasta las primeras luces del alba, aunque, como es normal, con una merma de público considerable conforme avanzaba la noche y el indie iba dejando paso a la electrónica. Era de esperar, pues había que reservar fuerzas para hoy dejarlo todo en la clausura oficiosa de este primer WAM. ¿Y el SOS? ¿Qué era el SOS?