FC Cartagena
Los errores devuelven al FC Cartagena al ‘cortoplacismo’
La situación económica del club albinegro le obliga a planificar su futuro a corto plazo

Manuel Sánchez Breis, director deportivo del FC Cartagena. / Loyola Pérez de Villegas
Hubo un tiempo en el que el Fútbol Club Cartagena se permitía mirar a largo plazo. Planificar un proyecto a varios años vista, fichar jugadores por varias temporadas y darle la llave del equipo a entrenadores con margen de actuación de varios años. Ese tiempo pasó y ahora necesita el Cartagena regresar al cortoplacismo para no hipotecar aún más sus cuentas. Por obligaciones financieras, no puede mirar el club portuario más allá de la próxima temporada con el hándicap que ello supone para intentar la vuelta al fútbol profesional.
Seguía hace no tanto el FC Cartagena el loable objetivo de solidificar unos cimientos para construir sobre ellos un proyecto estable. Idea que fue en su momento posible gracias a Luis Carrión. Él salvó al equipo de un descenso más que probable y él logró la segunda y la tercera mejor campaña de la historia del club en Segunda, clasificando noveno en la 21-22 y la 22-23.
Para Carrión llegaron nombres como Gastón Silva, Okazaki, Yann Bodiger, Boateng, Pablo Vázquez, de la Bella o Dauda demostrando gran capacidad de convicción. Pero lo realmente importante estuvo en la temporalidad de los contratos. Antonio Luna, Pedro Alcalá, Sergio Tejera, Kawaya y Datkovic firmaron por más de una temporada, construyendo una importante base del equipo a dos años vista.
A ellos se unieron al año siguiente figuras como Aarón Escandell, Isak Jansson, David Ferreiro, Kiko Olivas, Jairo Izquierdo o Iván Calero, todos ellos con acuerdos por dos y tres años. Otros, como Musto, contaban con cláusulas de renovación opcional o automática. La planificación de la plantilla dejaba poco lugar a las dudas: el Cartagena estaba en un buen momento económico y contruía con seguridad su futuro. Todo cambió en el verano de 2023.
El presidente, Paco Belmonte, anunció un déficit de casi un millón de euros en una única temporada y la marcha de Luis Carrión confirmó las sospechas. El club se había excedido en el gasto. Para compensarlo se recortaron gastos en cuerpo técnico y plantilla, aunque se cometieron errores de bulto que mermaron la capacidad del equipo en un intento por mantener esa visión a largo plazo.
Víctor Sánchez del Amo firmó por dos temporadas, Gonzalo Verdú también. Juan Carlos Real lo hizo por tres. Actores que no aportaron lo esperado, pero que hipotecaron al Cartagena.
En esa temporada 23-24 disminuyeron los contratos largos y aumentaron las cesiones en un claro indicio de regresión económica. Política que continuó la temporada pasada, con únicamente dos fichajes por más de una campaña: los de Guerrero y Cedric. El récord de cesiones de LaLiga Hypermotion, con doce futbolistas a préstamo tras el mercado de invierno, evidenció el cambio de realidad.
Para la nueva aventura en Primera RFEF, un escenario totalmente nuevo para el FC Cartagena, debe volver el club al cortoplacismo más inmediato. Tras el descenso se espera una plantilla nueva casi por completo en la que se despiden las cesiones y todos aquellos futbolistas que terminan contrato. Sólo puede mirar el Cartagena con un año de distancia. Así, si vuelve a fallar en la planificación, al menos no hipotecará su futuro.
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