Fútbol
Cartagena y Tenerife, dos formas diferentes de encajar un descenso
Los blanquiazules, a diferencia de los albinegros, han vendido muy cara la derrota pese a confirmar su caída a Segunda el domingo nYa han confirmado a su director general y a su director deportivo para el próximo curso

Los jugadores del Tenerife aplauden a sus aficionados tras consumarse el descenso. | EL DÍA DE TENERIFE
«Lo normal es equivocarse. Lo normal es fallar, porque es muy difícil todo. Yo me exijo muchísimo a mí mismo y cada día veo que me equivoco en muchas cosas. Perder es lo normal y a partir de ahí se construye todo. Si asumes que perder es lo normal, el día que ganas el placer es máximo. Perder es lo normal porque hay un contrario, eso significa que hay un enfrentamiento y una dificultad y, por lo tanto, lo normal es que te cueste. Te va a costar, nada te asegura que vas a ganar y tan normal es ganar como perder». Esta es una cita del periodista Axel Torres que hacía una reflexión sobre lo complicado que es el fútbol y que, salvo casos muy excepcionales de los equipos de los que todo el mundo piensa, al resto de mortales les cuesta mucho ganar partidos y ya ni hablar de pensar en títulos o ascensos. Una reflexión que fue muy aplaudida en su día y de la que mucha gente se sintió identificada.
Ganar es muy complicado. Esta temporada en la Segunda División hay muchos clubes que han decepcionado porque no han cumplido sus objetivos. En Cádiz, Eibar o Málaga tenían la esperanza de hacer una campaña que estuviera más cerca de puestos de ascenso que de descenso y no ha sido así. El caso del Real Zaragoza es el más paradigmático en esta categoría, con el enésimo curso decepcionando a su afición porque un clásico de nuestro fútbol sigue sin encontrar la forma de salir de la Segunda División y esta temporada con el agravante de que sigue intentando certificar la permanencia, al menos. Son muchos los ejemplos de que en el fútbol hay más casos donde no se logran los objetivos (en el caso de Segunda División, cada curso hay más de 10 de aspirantes al ascenso y la gloria se la llevan solo tres y algunas veces se cuela una sorpresa). El propio Cartagena del curso pasado, si con Calero no hubiera conseguido el objetivo, hubiera entrado en esa lista de clubes que no logran lo marcado a principio de curso.

Paco Belmonte, junto a Breis, en su última intervención pública / Iván Urquizar
El Tenerife también está incluido en la lista de clubes que han decepcionado o fracasado, según la visión de cada uno, de este curso. El próximo rival del Cartagena (el sábado a las 18:30) se plantará en la trimilenaria siendo equipo de Primera Federación. Al igual que los albinegros, el próximo año estará en la tercera categoría, por hacer bueno el dicho de “perder es lo normal”. Pero no, no tiene nada que ver cómo ha caído uno y otro equipo este año. Uno ha sido competitivo hasta el final, ha dejado partidos que dejaron a su afición orgullosa, una afición que está muy enfadada y triste por el descenso, como no puede ser de otra manera, pero que no tiene el sentimiento ni por asomo de lo que se está viviendo en Cartagena. El club desciende, pero no se desmorona, que es la sensación actual. El club portuario va a caer a Primera Federación y lo va a hacer sin competir, perdiendo, pero sin la sensación de haber hecho las cosas bien y aceptando que el rival es mejor y que «perder es lo normal», porque no, no es normal lo que ha pasado este curso y las responsabilidades que se deben asumir de un descenso catastrófico en lo deportivo, pero sobre todo en lo institucional.
Caída y rueda de prensa
En la isla se llegó incluso a soñar con la salvación esta temporada. Con Álvaro Cervera, actual técnico tras las destituciones de Óscar Cano y Pepe Mel, en los últimos cuatro partidos hubo un momento en el que la afición llegó a pensar que era posible la salvación. La sensación más extendida en Tenerife, tras confirmarse matemáticamente el descenso el pasado fin de semana, es que las malas decisiones de los dueños que estaban anteriormente al mando del club y que condicionaron la mala primera vuelta resultaron decisivas. Eso y un sentimiento de que el colectivo arbitral no se ha portado bien con el club chicharrero, que es algo que puede ser habitual o extendido cuando un equipo hace un año donde no cumple los objetivos.
Eso sí, existe una gran diferencia y es que en Tenerife se finaliza este curso 2024-2025 con esperanza de cara al futuro, con un entrenador, al que ama toda la afición, renovado hasta 2027 y con la certeza de que Felipe Miñambres, que ayer dio una rueda de prensa de presentación, va a ser el director general a partir de este verano, al igual que Manu Guil, que será el director deportivo, fue anunciado en abril, y ya está con el proyecto para retornar a la categoría de plata. Es inevitable hacer comparaciones. En Cartagena, por su parte, todavía se está a la espera de que Paco Belmonte dé la cara tras el descenso, un descenso que se confirmó hace ya un mes.
El año que viene está por ver si Cartagena y Tenerife se cruzan en el mismo grupo de Primera Federación; lo que sí se sabe ahora mismo es que los canarios parten con una ventaja sideral respecto al club cartagenero cuando ambos, en principio, deberían ser rivales directos.
Las gradas del Heliodoro Rodríguez no se vacían; las del Cartagonova, sí
La comparativa de la trayectoria de los dos primeros equipos descendidos matemáticamente en Segunda División también dejan sensaciones distintas al hablar de las aficiones. Solo hay que ver lo que viene ocurriendo desde hace ya muchas semanas en el Cartagonova y lo que ocurió este mismo domingo en el Heliodoro Rodríguez. Mientras los seguidores albinegros dieron la espalda al equipo tras los primeros meses decepcionantes, dejando las gradas del Cartagonova prácticamente vacías; el Tenerife ha conseguido animar a sus aficionados a creer casi hasta el final. De hecho, el pasado sábado, en su duelo frente al Racing de Ferrol, la cifra de asistencia casi alcanzó los 10.000 espectadores -9.074-, y eso que el empate final acabó confirmando el descenso matemático de los isleños. Al final del partido, Aitor Sanz, capitán de la plantilla del Tenerife, daba la cara para pedir perdñon a los aficionados: «Ha sido un año muy duro, he visto aficionados llorando, mayores y niños y eso me duele mucho porque han sido un ejemplo durante todo el año. Desde aquí sí que me gustaría pedir disculpas a la afición porque en el global de la temporada no hemos estado a la altura de lo que demandaba la competición y el club».
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