Los cinco defensas de Romo no le funcionan al Cartagena

Se encuentra el Fútbol Club Cartagena en un callejón sin salida. Sin posibilidad alguna de luchar por la permanencia -el descenso puede ser matemático la semana que viene-, lo único que puede hacer el conjunto albinegro es prepararse para su nueva realidad en Primera RFEF la próxima temporada. En esa preparación se espera un paso adelante de aquellos actores que podrían ampliar su vinculación con el club. El entrenador fichado para tratar de salvar al equipo, evidentemente, no lo ha dado.

En doce encuentros con el conjunto portuario, Romo no ha conseguido ninguna evolución con el grupo. El técnico que llegó para corregir el rumbo de Jandro Castro, quien sumó una victoria y dos empates en sus cinco últimos partidos, no ha sabido cambiar la dinámica. Nueve jornadas consecutivas perdiendo -la peor racha de la historia del club en Segunda-fue el precio a pagar por sus dos primeros puntos y, ahora que los ha conseguido, se ha ofuscado en una idea a todas luces equivocada.

A tenor de los pésimos resultados en su primer tramo, y cansado de perder sin ni siquiera competir, el técnico madrileño buscó un nuevo sistema de juego. Su 4-2-3-1 favorito, que se convertía en un 4-5-2 en fase defensiva, se convirtió en un 4-3-3 algo más ofensivo con un sólo pivote y dos interiores. Tampoco funcionó. Fue entonces cuando probó la línea de cinco, empujado por las numerosas bajas frente a Deportivo y Castellón y consiguió algo diferente.

Los dos empates contra deportivistas y orelluts, ambos con dos goles, dieron al entrenador una visión distorsionada de la realidad. El primer resultado vino dado por la circunstancia de superioridad desde el inicio del partido y, aun así, perdió el Cartagena su ventaja en dos ocasiones a pesar de la supuesta solidez del dibujo táctico. Lo mismo sucedió en el segundo encuentro con más estrépito. Los albinegros marcaron en sus dos primeros disparos a puerta a merced de graves errores del rival fácilmente evitables. Volvió a encajar para perder la ventaja.

Carrileros en las bandas

En este dibujo, los laterales se convierten en carrileros con mucho recorrido. Nacho Martínez es la piedra angular sobre la que se sujeta esta idea y, en el otro costado, Aguirregabiria ha mejorado para mostrarse más en campo contrario. No obstante, depende todo el equipo de lo que sean capaces de prodigarse estos jugadores en ataque mientras mantienen la amenaza de los extremos rivales a la espalda. Cuando su capacidad de sumarse arriba se ve mermada, las opciones se acaban y el equipo se queda en tierra de nadie.

El pasado sábado, frente al Eldense, se constató lo evidente. El sistema no aumenta la capacidad defensiva del Cartagena y tampoco le ayuda a atacar mejor. El partido fue horrible y el conjunto alicantino, sin hacer demasiados méritos, superó en todos los ámbitos al cuadro cartagenero además de en el marcador. La clave estuvo en el sufrimiento de Nacho Martínez hacia atrás -terminó recibiendo amarilla-, donde necesitó el apoyo de un Kiko Olivas desacertado.

Por otro lado, tampoco controló el Cartagena la posesión del balón, que en la primera parte se fijó en un 30-70 a favor del conjunto visitante. Esto dio como resultado un saldo de 10 disparos del Eldense por sólo 2 de los albinegros en los primeros 45 minutos. Tras el descanso, el entrenador reaccionó con cambios, pero no modificó el sistema hasta que no recibió el gol.

Introdujo a Vukcevic en el lugar de Nacho y, con la entrada de Rafa Núñez por el canterano Jesús Hernández, que actuaba como central derecho, el conjunto portuario volvió a línea de cuatro defensas. Mejoró en el partido, aunque ya era demasiado tarde. Igualó los disparos totales en la segunda parte con 7 por los 8 del rival y también niveló la posesión con el 53 por ciento. La corrección evidenció el error cometido de inicio por la ofuscación del técnico en el 5-4-1 que le ha traído sus únicos dos puntos con el Cartagena.

Quedan ocho partidos

No está teniendo Romo el atrevimiento que le pide la parroquia albinegra una vez que ya está todo decidido. Ocho partidos tiene por delante el preparador para convencer a la directiva y a la afición de que su proyecto tiene vida el año que viene en la categoría de bronce. De otro modo, tendrá que buscar el FC Cartagena otro nombre para su banquillo.