Fútbol

La brecha entre el FC Cartagena y su afición se agiganta

El club y su masa social se distancian más que nunca durante la ‘era Paco Belmonte’

Parte de la afición, en su manifestación de noviembre.

Parte de la afición, en su manifestación de noviembre. / Iván Urquízar

Alfonso Asensio

Alfonso Asensio

Desde la llegada de Paco Belmonte al Fútbol Club Cartagena, hace ya casi diez años, el club cartagenero y su afición han transitado por momentos de todo tipo. Desde la salvación en Las Palmas hasta el desastre de Majadahonda, pasando por el ascenso en La Rosaleda. En todos ellos, la afición albinegra se ha mantenido unida y cercana a su club para animar, celebrar o consolar según las circunstancias. Algo ha cambiado ahora. A raíz de los últimos acontecimientos, la masa social del conjunto cartagenero ha tomado distancia y la entidad del Cartagonova no parece tomar acción para volver a acercarla.

Aunque los hechos más determinantes se han sucedido en las últimas dos temporadas, el enfado de la grada cartagenera viene de más atrás. Todo iba bien cuando, con Luis Carrión en el banquillo, el equipo se codeaba con los más grandes de Segunda División. Los tuteaba con figuras como Álex Gallar, Rubén Castro o De Blasis sobre el césped. No se hablaba en el Cartagonova de problemas económicos y mucho menos de la venta del club, pues los resultados no hacían temer lo más mínimo mientras la calidad de su plantilla y los aciertos del cuerpo técnico hacían las delicias del público.

Poco después de rozar el cielo con los dedos, el Cartagena siente el calor del infierno bajo sus pies. Muchas cosas han sucedido desde entonces. La adhesión al acuerdo entre LaLiga y CVC y la marcha de Rebeca García como directora general coinciden con la caída del club en todos los ámbitos. El aspecto económico ha debilitado el deportivo y ha provocado la distancia de lo social que ahora parece insalvable.

Polémicas públicas

Ya en el verano de 2022 comenzó a torcerse el rumbo en el plano institucional con la salida de Rubén Castro. Tras dejar huella convirtiéndose en el jugador con más goles en la historia del club, el delantero se marchó rodeado de polémica entre dimes y diretes en los que anduvo metida su pareja. En el mismo verano, Yann Bodiger también dejó el club después de un desacuerdo en los pagos que afectó a la relación. En ambos casos, los acuerdos de renovación fueron el problema y en ambas ocasiones, casi la totalidad de la afición se puso de parte del club.

Mismo problema ocurrió con Toni Datkovic, pero en este último caso, la afición estaba sobre aviso. La moneda no podía caer siempre del mismo lado. Un intercambio de mensajes a través de las redes sociales entre el futbolista y la directiva hizo mella en la confianza de la afición en sus representantes que se sumó a un nefasto inicio de temporada 2023-24. Los términos en los que Paco Belmonte, presidente del Cartagena, se dirigió a sus aficionados hicieron el resto.

El abonado despierta

La salvación del pasado verano calmó las aguas, pero revivir una posibilidad de descenso real ha despertado definitivamente a la grada del Cartagonova, que se ha levantado en dos manifestaciones contra la directiva. Los malos resultados no son el único motivo de la afición. También lo son las supuestas negociaciones para vender el equipo, la entrada de un capital que nunca llega o la dificultad para encontrar patrocinios.

Indiferencia como resultado

El abonado se ha visto directamente afectado por un distanciamiento inusual del club con varios gestos como la subida de los abonos a los más fieles, el trato en el estadio o la escasa comunicación de lo que sucede de puertas para dentro. Ha roto el Cartagena tradiciones como el entrenamiento navideño a puerta abierta, habitual en años anteriores, que suponía una retroalimentación para el público. El resultado que ha obtenido el Cartagena es la indiferencia de su gente. Un sentimiento cada vez más extendido entre el cartagenerismo y que puede terminar ‘matando’ al cuadro portuario.

Durante la primera vuelta de la temporada actual, más de 2.000 abonados del FC Cartagena han dejado de ir a ver a su equipo, motivados por el pobre rendimiento deportivo. Ni siquiera la eliminatoria copera de dieciseisavos de final, que suele generar expectativa entre la parroquia albinegra, fue capaz de llamar la atención.

El último comunicado de la Federación de Peñas del FC Cartagena define la situación. Las peñas «exigen» la venta del club, piden responsabilidades y explicaciones, pero aún no han tenido respuesta de un equipo que no hace más que distanciarse. n

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