Cuando allá por el mes de febrero Felipe Moreno presentó su candidatura a gobernar el Real Murcia, Felipe Moreno no dudó en lanzarse a pedir votos a los accionistas. «Si vosotros queréis que entre en el Real Murcia, yo estaré en el Real Murcia», decía, intentando ganar apoyos en un momento en el que Agustín Ramos le había dado un portazo en todas las narices. Pero esos accionistas que tan importantes eran en febrero para Felipe Moreno, esos accionistas que debían salir y darle su apoyo independientemente de que tuvieran cinco, cincuenta o quinientos euros, ayer no fueron tan importantes para el cordobés cuando quisieron expresar su opinión. Porque esos accionistas, que el único poder que tienen está en su voz, vieron cómo tapaban sus bocas cuando quisieron mostrar su malestar. Aunque se esperaron educadamente al final tanto de la primera como de la segunda parte para dirigir una pitada que iba al césped, al banquillo y al palco, cuando sonaban vientos en el estadio murcianista, el chico de la megafonía tuvo la rapidez que no tuvo ninguno de los jugadores de Munúa durante el partido, para, a la vez que el colegiado decía hasta aquí, subir el volumen de la música a todo lo que daba para tapar los pitos de una afición que acababa de vivir otro bochorno, el cuarto en un mes, el tercero en directo.
Porque el día que el Real Murcia tenía que reaccionar, el día que el Real Murcia tenía que demostrar que llevaba dos semanas entrenando a otro nivel como había afirmado Munúa, ese mismo día el Real Murcia no pudo pasar del empate a cero ante el Alcoyano, alargando una semana más, y ya van seis meses, la racha sin ganar en Nueva Condomina -la última victoria fue el 2 de abril-.
Y lo peor, como ha ocurrido durante todas las jornadas atrás, no fue el resultado, lo peor fue de nuevo el juego desplegado por los granas, un juego que hace daño a la vista, un juego que desespera hasta a los más conformistas, un juego, tan deprimente, que viene a confirmarnos que hasta la paciencia, esa paciencia que tanto le gusta pedir a Javier Recio, tiene un límite. La única duda es si la paciencia de Recio también tiene un límite, la duda está en si Recio, posiblemente el único de los que ayer estaba en NC que le ha sorprendido la categoría, prepara ya la maleta viendo el cementerio de elefantes que ha confeccionando.
Porque tan responsables de la vergüenza que están sintiendo los aficionados granas es Munúa como Recio. A Munúa ya le gritaron ayer ‘fuera, fuera’, justo cuando el técnico retiraba a Carrillo del campo para dar entrada a Rodri Ríos; pero, de no conseguir una reacción rápida, y no se ve mejoría, pronto los dedos pueden señalar al palco, un palco donde está Recio y un palco donde está Felipe Moreno.
¿Quién da los tirones de orejas?
Contaban la semana pasada que Felipe Moreno, ausente por culpa de uno de sus viajes, había mandado a Juanjo Fernández, vicepresidente del club, a darle unos gritos a Munúa. Es una buena noticia que ahora los directivos puedan dar gritos, algo totalmente criticado cuando lo hacía Agustín Ramos, sin embargo o la bronca de Fernández dio el mismo miedo que los dientes de leche de un lindo gatito o a Munúa, con el jefe en otros lares, le entró por un oído y le salió por el otro.
Solo hay que ver la actitud del Real Murcia en un equipo en el que tenía que ganar sí o sí. Solo hay que ver cómo un equipo de más de tres millones de euros fue superado por un Alcoyano que sumaba cuatro derrotas consecutivas. Solo hay que ver cómo Gianni, novedad en la portería, tuvo que salir al rescate de un conjunto grana que solo tuvo una clara ocasión de gol, la inventada por Carrillo al borde del descanso y que se estrelló en el larguero.
Pero el Real Murcia que no juega a nada, el Real Murcia que pierde todas las batallas, el RealMurcia que da patadas al aire, el Real Murcia que ni tiene defensa, ni centro del campo ni bandas, ayer consiguió mantener la portería a cero. Y eso ya es motivo de orgullo de un Gustavo Munúa que ya está durando y mucho en el banquillo del Real Murcia.
Crucemos los dedos para que Felipe Moreno no tenga esta semana otro viaje y deje la crisis en manos de Juanjo Fernández y Recio, crucemos los dedos para que por lo menos empiecen a ver entrenadores por si acaso el próximo domingo se vuelve a sumar otro ridículo, esta vez ante el colista, porque como siga con la paciencia, todavía cuando se dé cuenta en vez de luchar por ascender a Segunda División, hay que luchar por no caer a Segunda RFEF.
Porque la Segunda RFEF es el único camino que tiene claro este Real Murcia, un Real Murcia que nos iba a divertir, según decía Felipe Moreno cuando aparecía en los medios un día sí y otro también, pero que nos está haciendo llorar.
De mal en peor
Si alguien pensaba que no se podía caer más bajo que en San Fernando, se dio cuenta que estaba equivocado cuando ayer sufrió la primera parte contra el Alcoyano. Si alguien se pensaba que a esos fichajes estrellas solo les hacía falta tiempo, se dio cuenta ayer que estaba equivocado cuando Tomás Pina no fue capaz de dar un pase; cuando Arturo Molina siguió condenado a las manías de Munúa o cuando Carrillo se desesperaba rodeado de unos compañeros que lo único que hacen es correr como pollos sin cabeza. Y eso sin hablar de un Marc Baró, que cuanto peor lo hace más minutos aguanta sobre el campo.
Menos mal que por lo menos Munúa cambió de portero. Menos mal que por lo menos dejó a Manu García en el banquillo y dio la alternativa a Gianni. Y menos mal porque por lo menos los que asistieron a NC volvieron a casa sin tener que sufrir un gol en contra. Y es que si el Alcoyano no marcó fue gracias a dos grandes acciones del guardameta de Lloret de Mar.
Munúa: "Estamos aquí para dar la cara y saltar obstáculos»
El Real Murcia sigue sin sumar de 3, y no pasa del empate, esta vez ante el Alcoyano en la Nueva Condomina. El conjunto grana mostró una mala imagen durante los primeros 45 minutos, estando desconcertados e imprecisos en los pases. Gustavo Munúa salió con un sistema con 4 atacantes, pero que tuvo que cambiar en el descanso a un sistema de 3 centrocampistas. El técnico grana salió a hablar tras el encuentro.
El conjunto murciano arrancó el encuentro muy disperso, con muchos nervios lo que provocaron errores en los controles de balón, en las decisiones de los pases, que acababan en los pies del rival. «El equipo intentó salir con el balón jugado, pero hemos empezado con mucho nerviosismo, un poco acelerados», comentó el técnico del Real Murcia.
«Tuvimos algo de control en ciertos momentos, pero nos faltó esa profundidad y esa verticalidad para ser más agresivos», añadió Gustavo Munúa.
En el descanso Munúa se dio cuenta de que el sistema que había planteado para los primeros 45 minutos, con dos jugadores en el centro y 4 arriba, no estaba dando sus frutos y revirtió la situación nada más comenzar el segundo tiempo. «Con el paso a 3 centrocampistas, tuvimos buenos pasajes de fútbol por algunos minutos, dominamos el partido como queríamos, pero nos faltó profundidad», dijo.
Una sorpresa en el encuentro de ayer fue el debut, con titularidad incluida, de Cassaro, que se estrenó sin encajar ni un solo gol, algo que el Real Murcia no había conseguido en estas 6 jornadas. «Conseguimos dejar la portería a cero, que era uno de nuestros principales objetivos. La titularidad de Cassaro fue una decisión técnica, tenemos 3 grandes porteros, pero creo que hoy era el momento de darle esa oportunidad», afirmó Gustavo Munúa.
El Real Murcia está pasando por un momento que se puede catalogar como crítico, ya que en 5 partidos disputados tan solo han sacado 5 de los 15 puntos posibles, algo que a la afición no tiene muy contenta. «Sabemos que estamos en la cuerda floja, pero para eso estamos aquí, para dar la cara y saltar obstáculos», concluyó el técnico grana.