Estaba herido de muerte el Fútbol Club Cartagena al poco de comenzar la batalla. Se desangraba el equipo albinegro con Víctor Sánchez del Amo al frente y la directiva decidió detener la hemorragia antes de que fuera demasiado tarde. Tras su destitución, Julián Calero ha llegado para intervenir de emergencia, poner un torniquete que corte la sangría y que permita sanar al maltrecho equipo albinegro. La herida no es mortal debido al momento de la temporada en el que nos encontramos, pero seguramente conlleve la pérdida del estilo de juego como miembro engangrenado.

Primero fue la marcha de Luis Carrión -ahora en el Real Oviedo- la que desestabilizó el proyecto del FC Cartagena. Le siguieron por la puerta de salida un emblema como Pablo De Blasis y un baluarte de la plantilla como Aarón Escandell. La mala situación económica condenó al club a un tardío mercado de circunstancias y el ‘caso Datkovic’ puso la puntilla con la competición iniciada. Víctor Sánchez del Amo se lanzó al combate con la mayor ilusión y todas las ganas, pero sin escudo que le protegiera de los golpes rivales.

Sin margen de maniobra, el Cartagena se vio inmerso en una emboscada mientras persistía en una idea de juego utópica para sus posibilidades. Los futbolistas creyeron en Víctor, pero los resultados reflejaron la verdad de un club que debía tomar acción para salvarse. Siete asaltos sostuvo la directiva lo insostenible y sólo por coherencia con un proyecto a dos años. También coherentemente, la comisión deportiva decidió cortar por lo sano. Destituido Víctor Sánchez del Amo ahora le toca a Julián Calero subsanar los errores del nuevo FC Cartagena.

El nuevo FC Cartagena debe comenzar a edificarse por la defensa. Los albinegros son el segundo equipo más goleado de Segunda División con 12 goles en contra en sólo 7 jornadas -1,7 tantos recibidos por partido- y no han ofrecido nada de seguridad desde que comenzó la temporada. De hecho, la zaga y los porteros no han logrado todavía mantener la puerta a cero en ningún partido, lo que ha lastrado en demasía las posibilidades de obtener recompensa en forma de puntos.

El equipo recibe hasta 14 disparos sobre su portería por partido. En ese contexto, el encargo parece hecho a medida para Calero, ya que sus equipos siempre han destacado por la fortaleza defensiva. El de Parla convirtió el año pasado al Burgos, uno de los equipos más modestos de Segunda, en el quinto menos goleado con 35 tantos en contra alcanzando números defensivos de play off.

La falta de solidez no es un problema exclusivo de la zaga. Aunque los centrales han mostrado cierta fragilidad, el sistema les está dejando demasiadas veces a solas con el peligro. El doble pivote, donde Jony Álamo y Hector Hevel habían actuado con la excepción del último encuentro, no funciona en tareas defensivas. Damián Musto, Mikel Rico, Luis Muñoz y Alarcón están llamados a ocupar ese lugar con Calero para mejorar el equilibrio del equipo.

El ataque es otro de las grandes incertidumbres que ha tenido el Cartagena en el inicio de liga. Sus 6 tantos a favor le colocan sólo por encima de Real Oviedo -2-, Alcorcón -5- y Elche -5- entre los equipos que menos goles han celebrado en lo que va de curso. Tampoco genera más que ellos como argumentaba Víctor y es un aspecto a mejorar por Julián.

El Cartagena tiene una media de 10 disparos por partido -menos que Alcorcón y Elche entre otros-, de los cuales 4 son bloqueados, 6 terminan cogiendo vuelo y sólo 4 de ellos van dirigidos entre los tres palos. Además, genera menos de 2 grandes ocasiones por encuentro, de las que falla 1. El nuevo técnico del cuadro portuario no ha destacado por su propuesta ofensiva en los últimos años, pero sí por la rentabilidad de sus goles. El Burgos necesitó la pasada temporada 14 goles menos que el Cartagena para cosechar sólo 4 puntos menos.

La pólvora de la delantera albinegra está mojada, pero la elaboración de la jugada tampoco lo ha puesto fácil. El centro del campo del Cartagena apenas domina los partidos. El equipo promedia el 45 por ciento de la posesión de los choques y tiene buenos números de acierto en el pase en campo propio. La cosa se complica en el campo contrario, donde hay que ser más preciso y donde la calidad marca la diferencia. Mientras que los albinegros mantienen un 88 por ciento de éxito en el pase en su mitad del terreno de juego, cuando cruzan la divisoria el porcentaje disminuye hasta el 65. Los cambios de juego tampoco funcionan, con el 43 por ciento de éxito, ni los centros, ya que sólo el 21 por ciento llega a buen puerto. Masticar más la jugada y nutrir a los delanteros con buenas pelotas podría terminar con todos los problemas del cuadro cartagenerista.

En definitiva, Julián Calero debe dar un giro radical a su nuevo equipo para revertir la situación. Sus cambios pueden terminar con la filosofía de juego de los últimos años, pero el tiempo apremia, LaLiga Hypermotion no espera y llegados a este punto lo único que importa son los resultados.

El entrenador, muy intenso en su primera sesión

Julián Calero dirigió ayer su primer entrenamiento al mando del FC Cartagena después de su anuncio oficial como técnico albinegro el pasado lunes. En la ciudad deportiva José María Ferrer de La Manga, Calero pudo conocer al grupo sólo minutos antes de comenzar el trabajo. Tras una breve charla en el vestuario, el equipo saltó al césped para continuar la preparación del encuentro del próximo domingo en Amorebieta (18.30). Julián estuvo especialmente intenso en la dirección de la sesión en una imagen que ha gustado a la afición albinegra.