Álvaro Martín, afincado en Cieza, hizo historia este sábado en los Mundiales de Atletismo celebrados en Budapest al imponerse con autoridad en una accidentada primera prueba de la cita y convertirse en el nuevo campeón mundial de 20 kilómetros marcha con una marca sideral (1h:17.32). El de Llerena suma este éxito a los oros conquistados en los dos últimos Europeos.

Dos horas después de lo inicialmente previsto y todavía bajo la lluvia comenzó finalmente la prueba con los españoles Álvaro Martín, Diego García y Luis Alberto Amezcua. Sin duda, un cambio importante que no tenía nada que ver con los pronósticos de calor asfixiante que seguían vigentes apenas un día antes.

De salida, el brasileño Caio Bonfim (bronce en Londres’17) tomó la responsabilidad de marcar el ritmo y de inmediato le tomó el relevo el subcampeón el año pasado en Eugene, el nipón Koki Ikeda. Se le veía fuerte y tomó varios segundos de ventaja sobre un grupo en el que viajaba aparentemente cómodo el extremeño Martín.

La dinámica de la prueba se mantuvo sin apenas novedades al paso por el kilómetro 5 (19.18), con Ikeda manteniendo una renta de ocho segundos que aumentó hasta 15 en el ecuador de la prueba (38:37) sobre el turco Korkmaz y el brasileño Bonfim, quienes a su vez disponían de seis segundos sobre el grupo en el que estaba la gran baza española y del que ya se habían descolgado casi desde el inicio Diego García y Amezcua.

Un arreón de campeón

Ahí estuvo la clave de la carrera. Álvaro Martín entró por fin en calor tras el aplazamiento de la prueba y realizó un kilómetro increíble entre el 14 y el 15 (3:53) para pasar en primera posición a cinco kilómetros del final e ir distanciándose poco a poco de sus rivales sin vaciarse del todo en una prueba dura con el suelo muy mojado e incluso encharcado en algunas zonas.

Los últimos tres kilómetros de la prueba fueron excitantes. El mejor atleta extremeño de la historia encaró la última vuelta con 14 segundos de ventaja sobre sus rivales y el sufrimiento se convirtió en alegría a la entrada en la Plaza de los Héroes.

Arropado por la afición

Álvaro Martín recibió la bandera española y la portó con orgullo en la larga curva en la que saludó a un grupo de españoles que lo vitoreaban al fondo y entró con rabia en la recta final, lanzando el puño al aire y emitiendo un grito lleno de una emoción que se dejó ver durante los agradecimientos del campeón.

«Entrenamos para el máximo y el máximo son los Mundiales y los Juegos Olímpicos. Llego en mi mejor momento», había comentado esta misma semana desde Budapest a SPORT, de Prensa Ibérica. Y vaya si cumplió su palabra con creces.

El campeón en los dos últimos Europeos se colgó el oro con un magnífico tiempo de 1h:17.32, con siete segundos de ventaja sobre el sueco Perseus Karlstrom y 15 respecto al brasileño Caio Bonfim. Por su parte, Luis Alberto Amezcua acabó 13º en ascendente (1h:19.28, marca personal) y Diego García vivió un calvario en una durísima temporada para acabar 39º con 1h:25.12.