Pasando la Cadena

Vértigos de una liga rara

VÉRTIGOS DE UNA LIGA RARA

VÉRTIGOS DE UNA LIGA RARA / José Luis Ortín

José Luis Ortín

A principios de esta liga decíamos que sería diferente. El Mundial de invierno la partía por la mitad y nadie podía aventurar lo que supondría tal rareza. Su primera parte subrayaría lo que los internacionales estaban dispuestos a arriesgar en sus equipos por sus selecciones, de eso saben en Sevilla suficiente; y la segunda mitad descubriría lo que supone una rara pretemporada para la mayoría de las plantillas de Primera. Y esos vértigos se convirtieron en realidades.

La que viene, por diferentes causas, se antoja una resaca de la presente. El Madrid debe renovar vestuario de día y armario, con la sustitución de Benzema en carne viva. El Barça arrostra una temporada de demasiadas incógnitas, con el caso Negreira en ascuas europeas. El Atlético, el vértigo de saber si la iniciará con los frenos premundialistas o el subidón a partir de enero, una vez despejada la continuidad del talismán Simeone. El Sevilla se encomienda a la fuerza al excepcional Mendilíbar, tras salvarlo de la quema y meterlo en Champions vía la séptima corona de la Europa League, lo que ha supuesto el triunfo de la sabia modestia sobre la inane alquimia de algunos lunáticos futboleros. El Betis debe decidir qué quiere ser de mayor, es decir, si redobla su apuesta por Pellegrini o vuelve a lejanas andadas. Y la Real y el Villarreal, nuevos en esta plaza de grandes gracias al excelente trabajo durante años de la saga Roig, con el inolvidable Llaneza al fondo, y los aciertos del guipuzcoano Imanol Alguacil y su cuerpo técnico; deben decidir si los amarillos siguen apostando por el bombero Setién, que sería otra rareza, como lo sería que los donostiarras prescindieran de su técnico actual. Y sienta también plaza en este mar de dudas un histórico. El Atlétic de Bilbao ha ido alternando cal y arena con Valverde en el banquillo y contempla la alternativa de un Iraola que suma al duelo de dejar Vallecas el de quedarse compuesto y sin novia sevillana por el fenómeno Mendilíbar.

La tocata y fuga del nueve y medio Benzema será la piedra angular que soporte la cúpula blanca. Y no es una cuestión menor. Como cuando se fue Cristiano, sustituir cincuenta goles y asistencias tambalea cualquier escenario previsible. Entonces salió precisamente el francés al rescate, pero hoy abunda el páramo baldío. El actual Real Madrid, que no es de alternativas juveniles, debe incorporar un delantero que pueda garantizar tres o cuatro docenas de goles y ocasiones como las que prestaba el actual Balón de Oro. Y eso va más allá de tirar de chequera. Primero porque salvo Haaland y Mbappé no los hay, y estos dos no están en el mercado, y segundo porque no es sencillo llegar al rey de Europa y besar el santo por muy Kane, Havertz o cualquier otro renombrado que seas. Así que, al vértigo del medio campo se une el de los goles, con Vinicius adquiriendo cada vez más protagonismo. Caliente verano blanco.

Por Can Barça navegan aguas revueltas. A los lutos por la marcha de veteranos como Busquets, sobre todo, y Alba, pueden unirse las del joven Ferrán, nada preocupante, y el canterano Ansu Fati, todo un símbolo de la Masía. No obstante, Xavi y Laporta afrontan dos rompecabezas. El técnico, hallar un encaje en la imprescindible manija que controlaba Busquets, el mejor medio centro histórico culé y español. Y eso son palabras mayores, porque lo demás son adornos, que diría Jaime de Armiñán en boca del añorado Paco Rabal haciendo de Juncal. Y el presidente resolver el sudoku financiero que le impone la Liga de Tebas. Rebajar doscientos millones la masa salarial para poder inscribir y fichar tampoco es cuestión menor. Porque no solo se trata de evitar grandes traspasos, sino de encajar sueldos en la alambicada economía blaugrana.

Punto y aparte para la otra espada de Damocles que pende sobre el cuello del estirado Laporta. Los vientos soplan irascibles desde UEFA, con la cada vez más posible sanción de un año sin jugar Champions. Y una de dos, o Laporta hizo lo que venimos comentando en esta columna, es decir, ofrecer la cabeza de Pérez desenganchándose de la Superliga al gusto de Ceferin, o a la debacle económica puede sumarse la institucional, con las gravísimas consecuencias deportivas y el desprestigio que acarrearía tan anómala situación.

Las evidencias están ahí, y en cuestiones de futuro, los vértigos, como el miedo, son libres. Templanza, suerte y acierto para todos.

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