Pasando la Cadena

Ancelotti y Guardiola, espejos para la historia

José Luis Ortín.

José Luis Ortín. / José Luis Ortín

José Luis Ortín

Con Sacchi y Cruyff como referentes respectivos, a Ancelotti le contemplan veintiséis títulos en su larga carrera por los treinta y dos que atesora Guardiola; tercer técnico más laureado de la historia, solo por detrás del rumano Lucescu con treinta y tres y del británico Ferguson con cuarenta y nueve. De ambos palmareses hay poco que discutir, pero sus distintas trayectorias tienen diferencias sustanciales.

Ancelotti ha ganado cuatro Champions, dos en el Milán y otra dos en el Madrid, siendo el entrenador con más entorchados europeos, frente a las únicas dos de Guardiola con el Barça. Sin embargo, el catalán, con diez, le dobla en campeonatos de liga. Consiguió tres en Barcelona, otros tantos en Munich y lleva cuatro en Manchester, frente a los cinco del de Reggiolo, con la singularidad de haberlas ganado en cinco equipos y ligas diferentes: Milán, Bayern, PSG, Chelsea y Real, siendo el único técnico en lograrlo en los campeonatos más relevantes de Europa.

En cuanto a similitudes, ambos forman parte del selecto club con otros cinco profesionales históricos: Miguel Muñoz, Cruyff, Trapattoni, Rijkaard y Zidane que han ganado la Champions como jugadores y técnicos, lo que indica su relevancia en el fútbol mundial. A partir de las realidades anteriores, podemos entrar en matices discutibles.

Se le achaca a Guardiola no haber ganado la Champions tras salir del Barça, habiendo dispuesto de plantillas en el Bayern y, sobre todo, en el City, para lograrlo. Y a Ancelotti se le cuelga el sambenito de que agota a sus equipos e inventa poco, por lo que no suele estar más de dos años seguidos en ninguno, salvo su etapa milanista, donde permaneció ocho temporadas.

Por otra parte, estos dos ilustres entrenadores también se alinean en el universo vistoso del fútbol, pudiéndose añadir que son más «menottistas» que «bilardistas», recordando el intenso debate argentino entre los seguidores de Menotti y Bilardo. Sus equipos suelen tratar bien el balón y procuran espectáculo atrayente con un juego atrevido, mirando más hacia la portería contraria que a la suya, con tres delanteros casi siempre apoyados por uno o dos medias puntas, lo que hace que merodeen continuamente el área rival. Sin embargo, el técnico del City da más importancia a la posesión continua que el madridista, quien no hace ascos al juego de contragolpe con rápidas transiciones, aprovechando ahora la velocidad de jugadores como Vinicius, Rodrygo, y Benzema, y la potencia de otros como Valverde y Camavinga, más el soporte de la visión de juego, el toque y la rapidez mental de Kroos y Modric.

Otra de las críticas que se le pueden hacer a Ancelotti es su escasa atención a la cantera, pero no a sus jóvenes jugadores. Tal vez Vinicius y Camavinga sean los ejemplos más recientes y carismáticos. Su influencia sobre el brasileño ha sido diáfana. Cuando llegó en esta segunda etapa al Madrid, pesaba sobre el ahora figurón mundial un tufillo a petardo por su escaso acierto cara al gol, situación que revertió la temporada pasada con la confianza y los consejos manifiestos del italiano. Afortunada circunstancia que se ha repetido con el fenómeno francés, quien desde que acabó el Mundial parece otro, con el mismo descaro que lucía, pero agregando a sus extraordinarias condiciones técnicas y físicas una polivalencia tan útil como admirable. Suma para el equipo en su posición natural de interior, ha recuperado sensaciones en el medio centro y sorprende en el lateral izquierdo que le endosó por necesidad Ancelotti. Todo un portento que ha revalorizado en pocos meses hasta el infinito el magistral técnico italiano.

A Guardiola se le valora mundialmente por su continua aportación al crecimiento futbolístico, hasta el punto de ser desde hace años el entrenador más reconocido como innovador de conceptos e ideas. Si indudable fue la revolución que supuso el antiguo tiquitaca que distinguió al mejor Barça histórico, lo que ha implementado en el City, haciendo que un lateral refuerce el medio centro cuando tienen la pelota, liberando a Rodri para que adelante su posición seguido del mismísimo central Stones, de lo que se aprovechan De Bruyne y Haaland, ya lo están intentando otros como el propio Ancelotti, que le sorprendió la semana pasada en el Bernabéu haciendo algo parecido con Camavinga.

Emocionante pulso y excelsa discusión personal todavía inconclusa. Para nuestro gozo, este miércoles se la juegan de nuevo y sus espejos devolverán sutiles imágenes para la historia.

Dos grandes frente a frente engrandeciendo el fútbol.

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