FÚTBOL

Camavinga, el todoterreno del Real Madrid que enamora a Ancelotti: "Si le pongo de mediapunta o de central rinde también"

El francés dio una lección de despliegue físico y técnico ante el Celta desde el lateral izquierdo, posición en la que se ha consolidado ante la baja de Mendy | Cumple con la profecía de su padre, quien después de ver arrasada la vivienda familiar cuando era niño, le dijo: "Levantarás esta casa con el fútbol"

Eduardo Camavinga, jugador del Real Madrid, frena a Iago Aspas en una jugada en el Bernabéu.

Eduardo Camavinga, jugador del Real Madrid, frena a Iago Aspas en una jugada en el Bernabéu. / EUROPA PRESS

Denís Iglesias

Hay dos detalles en el triunfo del Real Madrid ante el Celta que explican la exuberancia y polivalencia de Eduardo Camavinga (Cabinda, Ángola - 2002). El primero está en la arrancada del primer gol de Asensio. Con apenas dos zancadas, devora el campo para iniciar la jugada triunfal. En la segunda parte anuló en un repliegue a Iago Aspas con una carrera y corte que levantó la ovación del Bernabéu. El madridismo y Ancelotti están enamorados del mediocentro, ahora lateral izquierdo, pero que podría ser lo que se proponga, como "futbolista moderno que es", según el italiano.

"Es un jugador con una calidad extraordinaria en las facetas física y táctica. Puede jugar en cualquier sitio del campo: si lo pongo de mediapunta cumple, pero de central también. Tiene algo especial", explicaba Carletto tras el triunfo ante el Celta, donde el francés resultó clave. El mapa de calor del internacional galo es un reguero rojo que se expande por toda la banda izquierda. Su despliegue fue gigantesco: realizó 113 acciones y completó seis de los siete regates que intentó.

Dupla letal con Vinicius

Camavinga tiene apenas 20 años, pero su nombre lleva resonando desde que tenía 16, cuando debutó en el Rennes. En 2021, el Real Madrid acabó haciéndose con sus servicios, en otra operación exitosa de captación de talento joven. La fórmula es de sobra conocida, como se ve en el campo cada partido, con la preponderancia de Vinicius o el acceso continuado al gol de Rodrygo. Pero el itinerario de Camavinga hacia la consolidación es el relato de la consistencia en todas las facetas del juego.

Los reiterados problemas físicos de Ferland Mendy le abrieron una puerta por la banda y él la aprovechó consciente del overbooking que se genera en el centro del campo madridista. Con la acelerada respuesta que pide el Real Madrid, se le exigió el máximo desde el principio y se miró con lupa alguno de sus errores de concepto en una posición que ya tiene naturalizada. Junto a Vinicius, ha convertido el carril zurdo en un constante viaje de ida y vuelta que tendrá su gran examen ante el Manchester City en la Champions.

Físicamente, Camavinga tiene actualmente pocos rivales que le puedan hacer frente. Su evolución, en este sentido, ha sido brutal, tal y como evidencian algunas de sus últimas imágenes publicadas en sesiones de trabajo. Este alto nivel de autoexigencia es el que le ha hecho pasar de suplente de lujo en el ciclo triunfal de remontadas en Champions de la pasada temporada a la primera fila de una batalla que requerirá al galo, además, la mayor inteligencia táctica.

Eduardo Camavinga, en una veloz carrera durante el partido que enfrentó al Real Madrid y al Celta.

Eduardo Camavinga, en una veloz carrera durante el partido que enfrentó al Real Madrid y al Celta. / EUROPA PRESS

Un yudoca reconvertido al fútbol

Camavinga es ya una apuesta de presente que se ha convertido en uno de los protegidos de CarlettoCuando fichó por el Real Madrid le pidió que aprendiese rápido castellano y lo hizo. Todo esto a pesar de llegar al final del mercado, lo que siempre implica una mayor dificultad de adaptación. Pero los antecedentes de su biografía le brindan una resiliencia que aplica en un par de pasos. Nacido en un campo de refugiados en Angola, a donde sus padres huyeron por la guerra del Congo, acabó creciendo en Lille (Francia).

Su vocación temprana fue otra. "En mis inicios prefería hacer judo. Mi hermano lo practicaba. Me gustaba luchar, no en el colegio, pero sí lo hacía en casa", reconoció cuando batió todos los récords de precocidad del Rennes. Sus padres, Celestino y Sofía, le protegieron de niño, cuando vivió un incidente que se ha transformado en una profecía autocumplida. En 2013, un incendio asoló la modesta casa que tenía la familia Camavinga y que ellos mismos habían levantado.

El antes y el después del cambio físico de Camavinga: a la izquierda, en el Rennes, a la derecha, actualmente en el Madrid.

El antes y el después del cambio físico de Camavinga: a la izquierda, en el Rennes, a la derecha, actualmente en el Madrid. / EPE

El incendio que marcó su vida

Lo perdieron todo, hasta documentos que le impidieron tramitar con facilidad su nacionalidad francesa. "Me acuerdo del incendio como si fuese ayer. Estaba en el colegio y por la ventana veía a los bomberos pasar. Al final de la clase, los profesores se acercaron a mí y me lo contaron. Nos vino a buscar mi padre y nos llevó hasta allí: todo estaba destruido", rememoró el jugador en una entrevista con el diario bretón Ouest France.

Eduardo Camavinga, jugador del Real Madrid, lucha por un balón con Gabri Veiga, del Celta.

Eduardo Camavinga, jugador del Real Madrid, lucha por un balón con Gabri Veiga, del Celta. / EUROPA PRESS

En plena desgracia, su padre le dijo: "No te preocupes, vas a ser un gran futbolista y levantarás esta casa". Una profecía que con el tiempo se ha vuelto autocumplida. "Al principio me hizo gracia, pero con el paso de los años y tras recordármelo varias veces, comprendí que aquello iba en serio", sentenció un jugador diferente, convertido a ídolo pop tras desfilar con Balenciaga, aunque sobre todo a mito revolucionario del madridismo moderno gracias a su entrega y versatilidad.