Fútbol

Nuevos remedios para una vieja enfermedad en el FC Cartagena

El cuadro cartagenero corrige carencias en el mercado invernal, pero no soluciona la falta de gol que arrastra el equip

Los jugadores albinegros se lamentan de una ocasión fallada en el duelo del domingo ante el Levante. | LOYOLA PÉREZ

Los jugadores albinegros se lamentan de una ocasión fallada en el duelo del domingo ante el Levante. | LOYOLA PÉREZ / Alfonso Asensio

Alfonso Asensio

Entró en depresión el Fútbol Club Cartagena antes de marcharse al parón invernal y, lejos de recuperar las sensaciones del primer tramo de temporada, su situación se agravó en el nuevo año prolongando una de las peores rachas de resultados de la historia del club. El factor común: una terrible falta de gol que ha mermado las posibilidades del equipo. La comparativa con la pasada temporada es inevitable. El juego ofensivo y la efectividad de cara a portería dieron al Cartagena puntos y victorias que ahora no tiene y que tampoco ha solucionado con los fichajes. Luis Carrión, en su peor momento desde que llegó al banquillo albinegro, se encuentra entre la espada y la pared con un equipo que sobrepasó las expectativas al inicio de temporada y que se ha caído de golpe.

La gestión de la plantilla del FC Cartagena fue cuestionable desde el principio. Se lo jugó todo la comisión deportiva a la carta de mantener una plantilla justa de efectivos y confiar en la vuelta de la mejor versión de muchos futbolistas que no pasaban por su mejor momento. Se cumplió con algunos como Escandell, Calero o Mikel Rico, pero no funcionó en otros casos como Ferreiro, Franchu, Arribas o Jaime Romero. En esa tesitura se manejó Luis Carrión, sacando el mejor rendimiento de un reducido grupo que no contaba con relevo, lo que terminó pasando factura de la peor forma. Desde arriba, la caída fue mucho peor.

Y subió el Cartagena porque todas las piezas encajaron a la perfección: la defensa fue un muro, el centro del campo una máquina de crear juego, las bandas dos afilados puñales y la delantera una factoría de goles. La idea del entrenador se desarrollaba a la perfección e incluso mejoraba los datos de la anterior campaña, la segunda mejor de la historia del club, a la misma altura del campeonato. Más goles a favor y menos en contra, más victorias y más puntos en el momento álgido del equipo, hacia la jornada 18.

Los 23 tantos a favor en 18 partidos hicieron olvidar el prolífico ataque de la temporada 2021-22 conformado por Gallar, Rubén Castro y Dauda, entre otros, que a esas alturas sumaba una diana menos. También estaba siendo más sólido en defensa el cuadro albinegro, concretamente, encajando 9 goles menos que el año anterior. El equipo manejaba registros impensables y todo era optimismo en la rambla de Benipila.

Se sucedían los elogios para el fútbol que estaba desplegando el Cartagena de la mano de Luis Carrión hasta que llegó la oscuridad. El equipo dejó de generar, dejó de marcar y dejó de ganar en un bajón de rendimiento fruto del cansancio. Tan grande fue el bajón que se pasó de superar todos los registros del año anterior a quedarse muy por debajo de lo logrado.

Los signos de fatiga provocados por las escasas rotaciones eran tan evidentes que la comisión deportiva cambió de parecer y abandonó su planificación de verano para solventar las carencias del equipo. Once operaciones entre salidas y llegadas para intentar volver a la idea original en un intento que se queda corto. Se cubrieron los laterales y se reforzó el centro del campo, pero se descuidó el evidente problema en los extremos que Jairo y Calero, uno por cada costado, taparon con su buen rendimiento. Después de sufrir dos salidas de jugadores en esa posición, la comisión deportiva ha fiado a Óscar Ureña todo el peso de la recuperación ofensiva del equipo y ha mantenido la confianza en el regreso, cada vez más lejano, del buen nivel de Franchu y Ferreiro.

Ante el Levante se atisbaron signos de mejora gracias a la calidad de Pêpê en el centro del campo y la electricidad de Ureña a pierna cambiada buscando el interior. Por otro lado, Darío Poveda no tuvo tiempo suficiente para contribuir y Martos restó más al equipo de lo que sumaron los tres anteriores en un balance de los nuevos fichajes. En el banquillo se quedaron un Miguelón que no pone en riesgo la titularidad de Calero y Yan Eteki, que aún no estaba listo para jugar. Los fichajes ofrecen a Carrión muchas opciones diferentes a lo que ya tenía, pero le sigue faltando al Cartagena un goleador que lleve a buen puerto las llegadas del equipo y que no tiene en Alfredo Ortuño ni en Armando Sadiku, a pesar de que el club tasa en más de dos millones de euros al segundo.

Comenzaron bien la temporada y se disputaron la titularidad con goles. Cinco del yeclano y siete del albanés los convertían en la pareja de delanteros más goleadora del campeonato en su mejor momento, un dato al que contribuyeron los seis tantos desde el punto de penalti. Desde entonces, su rendimiento ha caído en picado y un Darío Poveda muy lejos de su mejor versión llegó para complementar la delantera, pero tiene muy difícil solucionar el problema con apenas cuatro meses hasta final de temporada y recién salido de una lesión muscular.

Próxima visita, a un Eibar dolido tras perder en Vitoria

El FC Cartagena se mide el próximo domingo (18.30) a otro de los gigantes de la categoría, el Eibar. En medio de su mala racha, los albinegros viajan hasta el País Vasco para buscar la primera victoria en nueve jornadas en uno de los campos más complicados de Segunda. A su favor tendrá el cuadro de Carrión la pérdida de confianza que puede llegar a generar a los armeros la derrota del pasado fin de semana ante el Alavés por 2 goles a 0. Pudo ponerse en primer lugar el cuadro azulgrana, pero no lo logró y necesita ganar para volver a los puestos de ascenso directo que ha abandonado en favor del Levante y de Las Palmas.