Ciclista profesional

"No dejé un día de estudiar por irme a entrenar porque nunca me planteé ser ciclista profesional"

El pleguero José Luis Faura, graduado en Ingeniería Química, es un caso atítpico en el mundo del ciclismo, ya que debutará este año como profesional en el equipo Electro Hiper Europa con solo dos años en aficionados

José Luis Faura.

José Luis Faura. / L.O.

Dioni García

Dioni García

José Luis Faura Asensio (Pliego, 15 de septiembre de 2000) es un caso atípico en el ciclismo. Hace solo dos años que comenzó a competir en carretera y ya se ha ganado un contrato profesional con el Electro Hiper Europa, equipo de categoría Continental, donde coincidirá con su vecino de Mula José María García. Acaba de graduarse en Ingeniería Química y siempre ha dado prioridad a los estudios sobre la bicicleta.

¿Cuándo empezaste a hacer ciclismo?

A mi padre le gustaba el ciclismo por el entorno que tenemos en Pliego y desde que era un niño me intentó inculcar la bici. Me compró una de carretera cuando tenía 8 años y empecé a utilizarla, pero no tenía nadie con quien salir y todos mis amigos jugaban al fútbol. Con 11 años lo dejé porque no tuve continuidad y la carretera es peligrosa, pero cuando cumplí 16 años volví. Me aficioné a la bicicleta de montaña pero hace dos años me compré una de carretera y empecé a competir seriamente.

Es decir, que hasta hace dos años prácticamente no has hecho nada de carretera.

Así es. Yo estuve compitiendo en montaña con el Bicihuerta de Torreagüera y después en el 33 Bike de La Unión con Ismael Sánchez, que ha sido campeón del mundo master, pero siempre como un aficionado más. Poco a poco me fui implicando y me recomendaron que probara la carretera por mis cualidades. Lo hice en 2020 con el Esetec Cartagena. En 2021 hice la temporada completa con el equipo ULB y me encontré bien porque no tuve un calendario exigente y eso me ayudó a acostumbrarme al pelotón. Y en 2022, como tenía la carrera universitaria prácticamente terminada y solo me quedaba el TFG, me pude dedicar más serio a la bicicleta.

¿Qué has estudiado?

Ingeniería Química.

¿Entonces has aparcado la ingeniería por la bici?

Hasta hace dos semanas mi prioridad era la ingeniería porque estaba terminando las prácticas externas en la depuradora de Mula, donde tuve bastante suerte porque todos los compañeros me ayudaron mucho y el encargado me dio facilidades para que las hiciera como pudiera. En ese aspecto he tenido bastante suerte y mi carrera de estudiante está ya terminada.

¿Te esperabas dar el salto a profesionales tras solo dos años corriendo en carretera?

Realmente nunca me lo había planteado, siempre he estado centrado en los estudios, que ha sido lo primero para mí. No he dejado un día de estudiar por irme a entrenar y tampoco he dejado un día de entrenar por estudiar. Al final había tiempo para todo y hace más el que quiere que el que puede. Nunca me había planteado ser ciclista profesional, lo veía muy lejos y complicado. Sabía que trabajando podía llegar, pero no era algo que tuviera mente. Incluso algunos compañeros míos tenían más confianza en mí que yo. Pero al final, al hacer un calendario completo, donde tuve 53 días de competición, poco a poco fui viendo que los resultados eran buenos y tuve la constancia que ha sido valorada por mi futuro equipo.

Y siendo de Pliego solo podías ser escalador.

En las subidas es donde mejor me desenvuelvo, está claro.

¿Haber hecho mountain bike te ha ayudado?

Pero no solo a escalar, también para el manejo de la bicicleta. A mí me costó mucho adaptarme a meterme en un pelotón, pero este año que he competido más y ha sido mucho más sencillo. Al final todo se reduce a competir y días de carrera. Me ha dado confianza porque aunque tengas piernas, es importante poder plasmarlo en competición.

¿Te esperabas la llamada del Electro Hiper Europa?

El equipo y mi representante tenían relación y buscaban una salida profesional para mí, porque al final, si no tienes un agente o alguien que hable por ti, es muy complicado salir adelante porque hay muy pocas oportunidades. Soy un afortunado porque tengo la oportunidad de correr este año con el pelotón profesional. Sabía que era algo que se podía dar, pero hasta que no estuvo firmado el contrato, no terminé de creerme que podía suceder.

¿No es una obsesión para ti ser ciclista profesional?

Lo veo como una oportunidad de dar lo mejor de mí, hacer lo mejor posible todo lo que esté en mis manos, pero como dices no es una obsesión porque tengo mi carrera universitaria y tengo una salida que, dentro de lo que cabe, es positiva.

Pues en el deporte se encuentran pocos casos como el tuyo.

Es que a mí siempre me han inculcado que los estudios son lo más importante. La oportunidad que tengo ahora en el ciclismo no sé si va a durar un año, dos, cinco o diez. Vivir de las rentas en el ciclismo solo lo consiguen tres o cuatro y ‘Alejandros Valverde’ solo hay dos o tres en el mundo. Después tienes que trabajar y si no tienes un respaldo detrás, es complicado. Es que Valverde es uno entre un millón.

Es que hay más bajas en el ciclismo profesional que altas nuevas.

Los equipos están buscando cada vez ciclistas más jóvenes para encontrar nuevos Evenepoel. Mi caso no es normal porque los ciclistas ahora pasan siendo sub-23. Si llegas a categoría Elite ya te consideran viejo y he tenido suerte porque era mi último cartucho.

Lo importante es que no era una obsesión para ti pasar a profesionales.

Es que si no llega a surgir esta ocasión seguramente habría seguido formándome en un Master, algo que no descarto, porque el saber no ocupa lugar y al final el día tiene 24 horas y no hay que estar siempre centrado en la bici porque viene bien para la cabeza.

¿Quién ha influido en tu carrera deportiva?

En ese aspecto siempre he tenido el apoyo de mis padres, que es algo de agradecer, que siempre se han volcado. Cuando quería una bici, siempre me la compraban antes de que yo la pidiera. También tengo suerte porque mi entorno es bastante sano, me han apoyado en los momentos más difíciles y, sobre todo, cuando he tenido momentos buenos, me han ayudado a mantener los pies en el suelo. Tanto mis compañeros de grupeta como mi preparador han sabido mantenerme en el foco.

¿Te ha ayudado estar en un equipo como el Valverde Team?

Lo que me ha ayudado ha sido tener una buena infraestructura y, sobre todo, el grupo que se ha formado entre directores, auxiliares, mecánicos y ciclistas. Me ha venido muy bien porque si el círculo y las relaciones no llegan a ser buenas, acabas más amargado que disfrutando de la bicicleta.

Es que no te ha dado tiempo a tener dudas ni a amargarte.

Al final no, pero cuando vas a una carrera al País Vasco y tienes un mal día, si tienes un director que te lo echa en cara y le das muchas vueltas a la cabeza, es duro, pero en ese aspecto he tenido el apoyo y la comprensión del equipo y estoy muy agradecido a ellos.

¿Qué esperas de tu primer año?

Sobre todo aprender y disfrutar de la experiencia. También apoyar a mis compañeros en todo lo que se pueda. Yo no tengo miedo a partirme la cara por quien sea, pero sobre todo quiero aprender y, si hay alguna oportunidad de destacar, aprovecharla.

Ya sabes que es muy difícil destacar en este mundo.

Es complicado, pero quien no lo intenta no lo consigue. Yo quiero intentarlo y voy a trabajar cien por cien para ello.

¿Y al margen de ser buen escalador, qué cualidades te definen?

Soy una persona bastante sufridora, que me aferro y tengo la capacidad de trabajar hasta desvanecerme. También me considero un buen compañero y me comprometo con el equipo.

¿Has tenido oportunidad de salir con Valverde a entrenar?

Sí, alguna vez he tenido ocasión de coincidir con Valverde, pero sobre todo con Luis León, pero el año pasado, entre sus competiciones y las mías, era difícil de coincidir, pero cualquier persona se puede cruzar con Alejandro y rodar un rato y charlar con él. Entrenar con Valverde es como si cualquier persona tiene la oportunidad de jugar una pachanga con Messi.

Dicen que está igual de forma que antes.

Es una persona a la que le gusta estar en forma. Tanto él como Luis León son de la antigua escuela, les gusta entrenar mucho y disfrutan, porque de lo contrario no estarían tanto tiempo como profesionales.

¿Eres de los que miras los vatios y esas formas modernas de entrenar?

Considero que cada cosa tiene su momento. Los días que toca disfrutar y salir con la grupeta, no miro los números, pero el momento en el que hay que ponerse manos a la obra, hay que hacerlo. Yo puedo salir contigo a entrenar, pero cuando me toca mirar mis números y hacer series, se acaba el cachondeo.

Dicen que está matando la espontaneidad de los ciclistas.

Pero al final no deja de ser un dato, también eso va mucho en la personalidad de las personas. En otras épocas también existían potenciómetros. Contador y Nibali, que eran corredores atacantes, seguro que los llevaban, y Van der Poel y Evenepoel también los llevan y son iguales. Se achaca al potenciómetro a ser más conversadores, pero no es así. Yo considero que cuantos más datos tengamos, mucho mejor. Luego, como todo, cada uno tiene la capacidad de interpretar esos datos y utilizarlos a su manera.

También hay que tener en cuenta las sensaciones.

En competición no suelo mirar los datos porque si vas a 40 kilómetros por hora no te da tiempo a mirarlos.