Desde hace un par de semanas Felipe Moreno sabe que mientras que no ejecute el contrato de compraventa que tiene firmado con Mauricio García de la Vega todo iban a ser problemas en su llegada al Real Murcia

Pero pese a que en privado este dato ha quitado el sueño al cordobés y a su abogado, hasta el punto de que ambos han deslizado en varias ocasiones que renunciaban a entrar en el accionariado del club grana al no poder solucionar el conflicto, en público el ex del Leganés ha intentado seguir como si nada. 

Que si fotos con Agustín Ramos para desmentir las noticias que hablaban de que renunciaba a invertir en el Real Murcia, que si comida para conocer a la plantilla y al cuerpo técnico... Todo una simulación que nada tenía que ver con el problema que tenía entre manos y del que en ningún momento informó a Agustín Ramos, su futuro socio y que ayer empezó a enterarse de la intrahistoria por un burofax enviado al club por Mauricio García de la Vega.

Porque el mexicano, al que todos daban por una ficha caída dentro del tablero, incluido Agustín Ramos, reapareció para echar picante al cuento de hadas y princesas que Felipe Moreno había contado al actual presidente del Real Murcia.

Porque mientras que en Nueva Condomina defendían que García de la Vega estaba «completamente controlado» y que ya no sería un problema, versión que les trasladaba Felipe Moreno, la realidad es que el representante azteca sigue teniendo todas las llaves de la negociación. Así lo había contado esta redacción desde la semana pasada y así se demostró ayer con una sola carta, una carta que, a la espera de consecuencias, pone en jaque el acuerdo Ramos-Moreno. 

¿Y por qué es tan importante ese burofax? 

Porque en ese documento el abogado del mexicano informa al club de que va a impugnar la Junta del día 29 y la ampliación que se pretende llevar a cabo por préstamos convertibles. Aunque Mauricio García solo ha hecho seguir la línea marcada hasta el momento, llevando a los tribunales cualquier aumento de capital al considerar que es él el dueño del 84% de la sociedad, nadie en Nueva Condomina esperaba este movimiento al considerar que el azteca estaba completamente controlado por un Felipe Moreno que ya le pagó dos millones de euros por tener preferencia para hacerse con el paquete accionarial a nombre de Iconos Nacionales. De hecho, hasta hace muy poco, incluso se aseguraba que el ex del Leganés participaría en la Junta con un poder firmado por el mexicano.

Pero el pago de la mitad del dinero no dotaba al cordobés de ningún poder sobre las acciones. Solo le daba una prioridad para comprarlas. Para conseguir la propiedad tendrá que abonar otros dos millones de euros y, de momento, ese pago no lo ha realizado, algo ya contado por este diario. De ahí, que De la Vega haya querido cubrirse las espaldas con un movimiento que posiblemente no tenga consecuencias, pero que sí puede abrir una nueva brecha en la confianza entre Agustín Ramos y Felipe Moreno. 

Sobre todo porque el segundo, pese a conocer lo que iba a suceder desde hace un par de semanas, nunca había informado al actual presidente de lo que pasaba. Y eso que en este periodo han quedado a comer hasta en tres ocasiones.

Lo que Felipe Moreno nunca le contó, le llegó ayer por una carta del propio Mauricio García de la Vega. Como si la jugada hubiera sido revisada por el VAR, De la Vega, que lleva varios meses sin hacer declaraciones y que ayer tampoco quiso dar su versión de este último episodio, pasó de estar en fuera de juego a ser considerado en una posición tan legal que le da el poder de cambiar el marcador final de la partida que vienen disputando Ramos y Moreno.

¿Qué cambia el movimiento de García de la Vega?

Habrá que ver cómo se comportan los dos socios tras la aparición de De la Vega. Lo normal es que Agustín Ramos desconfíe y Felipe Moreno, después de descubrirse su secreto, intente transmitir normalidad y decir que aquí no pasa nada, algo que lleva repitiendo las últimas semanas de cara a la galería y a sus medios afines, pero que contrasta con sus movimientos extraños, sus reuniones a espaldas de la otra parte y sus amenazas de dar la espantada, amenazas tan reales como que las ha pronunciado hasta en dos ocasiones.

Serán Ramos y Moreno los que deberán volver a sentarse y decirse las verdades a la cara, pero aunque las aguas vuelvan a su cauce y todo su acuerdo siga vigente, de nada servirá lo firmado si mantienen las llaves en las manos de García de la Vega. 

Porque mientras que no se produzca el traspaso de acciones entre el mexicano y Moreno, ni Ramos ni el cordobés podrán invertir con seguridad los diez millones que iban a inyectar al Real Murcia. Porque, de nuevo, ese dinero podría quedar en papel mojado si los tribunales continúan anulando cualquier ampliación de capital. Incluso en esta ocasión puede que ni se pudiera iniciar el proceso, y es que cualquier juez podría aceptar medidas cautelares.

Sin la seguridad de que ese dinero se convierta en acciones sí o sí, tanto Ramos como Moreno podrían dar un paso atrás. Algo que no sería descabellado teniendo en cuenta que ni uno ni otro han querido adelantar el ingreso de dinero por si la Junta no aprobaba la ampliación.

¿Cómo se soluciona esta crisis?

La noticia buena de esta historia es que Felipe Moreno puede solucionar el problema en un minuto. Solo tiene que acudir a la notaría y depositar dos millones de euros, cifra a la que se comprometió en el contrato firmado en julio y que le convertiría en dueño de las acciones de Iconos Nacionales. Sacando de una vez por todas a García de la Vega del tablero, acabando en un pispás con la batalla judicial y demostrando que ha llegado al Real Murcia para invertir y no para especular con si entro o no entro. 

Descartado ya que haga ese pago antes de la Junta, algo que podría haber evitado un ruido innecesario, el propio Felipe Moreno insiste que abonará el dinero una vez quede todo aprobado en la cita del martes.