La Opinión de Murcia

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Ciclismo
Luis León Sánchez Ciclista

"El día que no disfrute o la familia me necesite más tiempo en casa tendré que pensar en retirarme del ciclismo"

El muleño Luis León Sánchez cumplirá en 2023 veinte temporadas como ciclista profesional. Dentro de unos días cumple 39 años y se ve mucho tiempo en la bici porque sigue teniendo ilusión y ganas de competir.

Luis León Sánchez, en la Plaza del Romea. Juan Carlos Caval

En 2023 cumplirá 20 años como profesional. ¿Cómo ha cambiado en todo este tiempo el ciclismo?

Ha cambiado como el mundo en general. Al final no son las mismas bicicletas que utilizábamos antes, no son las mismas ruedas, los mismos neumáticos, no es todo igual. Ahora la aerodinámica, el entrenamiento y cuidarte para llegar bien a la primera carrera es fundamental. Antes los inviernos eran mucho más tranquilos, te permitías salir con los amigos, hacer cosas durante más tiempo, incluso hasta diciembre y pasabas las navidades tranquilo, pero ahora descansas dos o tres semanas a principios de noviembre y enseguida te tienes que poner a entrenar, a cuidarte y a coger un método de trabajo para llegar bien a la primera carrera porque ahora la disputa casi todo el pelotón. Son corredores los de primer nivel los que están ganando esas pruebas, algo que antes no pasaba. El principio de la temporada te servía de preparación para llegar a las más importantes como París-Niza y Tirreno-Adriático a tope, pero ya la gente disputa todas las carreras. Ahora están los famosos puntos de la UCI que se han vivido y que son tan importantes. Antes el ciclismo parecía que era más tranquilo, incluso se hablaba más en el pelotón, pero ahora nada. Los equipos están mucho más organizados, con nutricionistas, preparadores, fisioterapeutas y osteópatas. El ciclismo ha cambiado mucho para bien, porque se ha profesionalizado y globalizado en todos los ámbitos.

¿Se siente cómo en este ciclismo?

No es que te sientas cómodo o incómodo, es que al final te adaptas o te quedas atrás. Antes, aquí en Murcia, entrenaba por sensaciones, siempre se ha entrenado de la misma manera aquí. Quedábamos en el barrio del Carmen la grupeta, hacíamos cuatro horas a tope y para casa. Nada de series ni vatios y ahora te mandan todos tus entrenamientos con tus vatios, las series bien programadas, tienes que enviarle los entrenamientos al preparador, que los números hayan salido bien. Me guste o no, el ciclismo ha evolucionado de esta manera.

Menuda dictadura.

Por eso siempre se ha dicho que ahora, con el conocido como ‘método Sky’, se trabajaba así. Ellos podían saber que en una hora podías mover tantos vatios y era muy difícil que se equivocaran. Ahora se han cogido esos métodos y todos los preparadores, números arriba o abajo, es todo igual.

¿Mira los vatios cuando termina un entrenamiento?

No soy de los que miran los vatios pero sí lo que se le mando todo al preparador de entrenamiento y lo que me diga él. No soy un loco del entrenamiento. Yo hago lo que me toca y sí que es verdad que de un tiempo para acá he sido muy disciplinado. El preparado es quien me dice si va por buen camino. Es que si no lo haces te quedas atrás y aunque te creas que por muchos años que llevas lo sabes hacer todo, siempre hay algo que mejorar, siempre hay algo que evolucionar y es bueno para ti mismo.

¿Con casi 39 años le cuesta más trabajo cuidarse?

Cuidarme no porque siempre he sido muy estricto con la alimentación y la noche. No he sido de trasnochar y a mi mujer tampoco le gusta mucho. Me gusta más salir a comer, estar con la gente a mediodía y luego por la noche estar en casa antes que trasnochar. Lo que sí he notado con la edad es que me cuesta más recuperarme, no recupero igual. Antes corría una carrera y al día siguiente estaba dispuesto a hacer otra, pero ahora no, tengo que tirarme en la cama, intentar descansar y dormir lo máximo posible porque sabes que los jóvenes que vienen son impresionantes. El ganador de la última Vuelta a España, con 22 años, ha ganado el Mundial dos semanas después, lo que te da a entender la capacidad de recuperación que tiene. Por suerte las lesiones me han respetado y las que he sufrido han sido por caídas. Pero también es un poco relacionado con la buena alimentación y que he cogido un hábito que para mí es muy bueno, que es ir una vez al fisioterapeuta por semana. Tienes que cuidarte así y ver que ya no tienes la edad de antes y que debes ayudar a tu cuerpo a recuperarlo para estar preparado para el siguiente entrenamiento.

«Antes el ciclismo parecía más tranquilo, incluso se hablaba más en el pelotón, pero ahora, nada. Se ha profesionalizado y globalizado»

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Cualquiera diría que le cuesta más recuperar con el Tour de Francia que hizo.

Bueno, hice un Tour de Francia que me gustó mucho, pero fue porque la primera parte del año cogí el coronavirus y no estuve al nivel que me gusta al principio del año. Corrí menos, los entrenamientos no eran los mismos porque no podía entrenar casi, parecía que lo había pasado de refilón, pero después del covid tuve la sensación de cansancio…

Muchos deportistas me han dicho que han tenido esa sensación de fatiga tras sufrir el coronavirus.

No fue drástico, lo único que notaba es que no iba igual. Lo que me pasó es que hacía un esfuerzo y me costaba recuperar tres días. Decidimos parar después del Tour de Romandía, desconectar y que fuese al Teide de concentración para tener un nuevo estímulo, para intentar encontrar una sensación buena. Estuve dos semanas con el equipo y la verdad es que me sentó muy bien, y a partir de Dauphiné empecé a encontrarme con buenas piernas y el cuerpo respondía muy bien. Me hubiese gustado correr el Campeonato de España, pero el equipo no me dejó por el covid y ya fui al Tour. Las circunstancias de que estuviera delante fueron del día a día. Los líderes del equipo se cayeron, a Caruso no le salió el Tour que él quería, y tuve más libertad de la que podía tener en otra carrera. Sí que me hubiese gustado ganar una etapa.

Pues estuvo muy cerca. ¿Qué cree que le faltó ese día que acabó tercero?

Yo creo que fue por la inseguridad de que hacía tiempo que no me veía en esa situación y eso te hace perder la confianza en ti, que es muy importante.

Pero usted ha estado acostumbrado a ganar toda la vida, que lleva casi 50 victorias, y eso muy pocos ciclistas lo tienen.

Estás acostumbrado pero eso se pierde y la última victoria fue en el 2012, hace diez años. Igual el equipo apostaba más por Fred Wright que por mí, que puede ser un factor que te hace sentirte un poco más seguro. Es que se está viendo que las etapas en el Tour las están disputando gente con nombre y antes en cualquier etapa llegaban escapadas. Ahora ya es difícil coger la fuga y para ganarla tienes que hacer números y saber con quién te las estás jugando, al margen de saber muy bien el recorrido. Yo conocía el trazado porque lo había hecho en Dauphiné dos años antes y no sé si me precipité o no. Si me hubiese esperado un kilómetro y medio… Pero como he dicho, sin esa inseguridad, quizás habría salido. Después disfruté y corrí lo más que se podía, aunque las etapas que quedaban no eran sencillas.

Se fue a Bahrain con dos años. ¿Qué ha pasado para que haya decidido volver a Astana?

Lo primero que tengo que decir es que estoy muy agradecido a Bahrain por haber corrido con ellos. Cuando salí de Astana las circunstancias del equipo eran diferentes a las actuales. Vinokourov estaba apartado…

¿Vio inestabilidad en el equipo?

Sí, fue así porque salimos dieciséis del equipo, no fui yo solo. Había inestabilidad en la cúpula, terminaban muchos contratos, había un cambio de dirección en el equipo y había que cambiar sí o sí. El año pasado, durante el Giro, me contactaron del Bahrain para correr con ellos, y me apetecía volver a correr con Landa y Peio, que estaban allí. Tomé la decisión, pero ese año, en la Vuelta a España, se supo que Vinokourov volvía al equipo. Recuerdo que me caí en Córdoba, me rompí cuatro costillas pero seguí y cuando llegó el mal tiempo tuve que abandonar. Esa misma noche Vinokourov me preguntó si había alguna posibilidad de que volviera al equipo. Le dije que no podía ser porque no era un contrato bajo el que había firmado y ellos sabían las circunstancias que vivía económicamente Astana. Ellos han sufrido dos años económicamente y se habían ido corredores que han ganado en muchísimas grandes. Él me dijo que en un futuro nos encontraríamos y a mí me apenó porque me sentía muy cómodo aunque era un equipo de Kazajistán. Es que tenía a Raquel, la médico, que vive en la Alberca, dos o tres mecánicos españoles y masajistas, por suerte hablo italiano y me comunico bien con ellos. Con Martinelli también me llevo muy bien e incluso estando en Bahrain hablábamos una o dos veces por semana porque era una relación de amistad. Con los corredores kazajos, que muchos viven en Calpe, me llevaba muy bien e incluso fuera del equipo me decían que me fuera a entrenar con ellos. En Bahrain el invierno fue bastante cómodo, pero cuando empezó el día a día en carrera vi que me faltaba algo, que había perdido parte de la motivación, que no era lo que esperaba y echaba de menos muchísimas cosas. En carrera no me veía del todo cómodo y durante el Tour le dije al representante si había la posibilidad de salir porque Vinokourov me había preguntado. Llegaron a un acuerdo porque si no estaba a gusto no era cuestión de seguir. No tengo nada personal con ellos, incluso los miembros del equipo me han escrito y me han llamado. No ha sido nada personal, solo que no me había encontrado cómodo y no quería perder el tiempo.

¿Por cuántos años ha firmado?

Un año más otro opcional. Voy a cumplir 39 años y a día de hoy no he tenido ninguna lesión, pero nunca se sabe. En principio hablamos de dos años, pero después acordamos uno más uno por si pasaba algo porque yo no quiero ser ningún lastre. En el momento que no tenga las ganas, alguna lesión o que me voy arrastrando, soy el primero que se queda en casa.

«En Bahrain vi que me faltaba algo, que había perdido parte de la motivación y echaba de menos muchísimas cosas de Astana»

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¿Tiene prevista ya su retirada?

Nunca se sabe. A día de hoy quiero disfrutar. ¿Hasta dónde?, no lo sé. Quiero ir año a año y en el momento que no disfrute o la familia tenga la necesidad de que esté más tiempo en casa porque los niños van cumpliendo una edad donde es más necesario que el padre esté, habrá que pensar en dejarlo. Llegará el momento de decir basta.

¿Hace diez años se veía corriendo a este edad y con el nivel que tiene?

Cuando yo pasé a profesional, la gente que tenía 34 o 35 años ya estaba retirada.

¿Queda alguien de su generación?

Queda Imanol Erviti, Gilbert, que se ha retirado, y yo creo que no quedan muchos más.

Murcia debe tener algo especial porque Valverde se ha retirado con 42 años y usted sigue con casi 39.

Yo creo que es el clima. Aparte, mucha gente se iba antes a Mónaco a vivir y ahora todos se vienen a Calpe, Denia o Altea. Es que aquí se vive muy bien porque el nivel de vida es bueno y la gente es muy amable. Por ejemplo, yo ahora tengo a la familia cerca, mis sobrinas disfrutan con mis hijas y hay que separarlas con calzador porque están todo el día enganchadas. No contaba con esta edad seguir viviendo muy bien del ciclismo y ahora me toca disfrutar porque no me cuesta salir a entrenar y con este tiempo que tenemos en Murcia, mucho menos.

¿Se vino de Andorra solo por cuestiones familiares o porque añoraba la tierra?

Me vine por todo, porque la pandemia la pasamos en Andorra y en ese momento nos dimos cuenta que había que estar cerca de la familia. No se sabía lo que podía ocurrir y añorábamos mucho Murcia, estar con los nuestros. También añoraba el sol, pasar tiempo en la calle e igual que quisimos irnos en su momento, decidimos bajar y disfrutar. Ahora los críos están muy contentos de estar aquí y encima está el aliciente de que mi hermano Pedro también ha vuelto. Ahora mis padres está muy felices por tenernos a todos aquí.

¿Sigue teniendo ganas de salir por las mañanas a entrenar?

No, sigo teniendo las mismas ganas, incluso yo ahora no me puedo ir de vacaciones porque la niña mayor tiene 11 años y es difícil cortar el colegio. Vacaciones casi no tengo, salvo algún puente en noviembre o en octubre que nos hemos ido cerca para que disfruten los críos, pero nada de irme de vacaciones como antes. Incluso estando de vacaciones también me apetece salir en bici, no sé si por la edad, que llega un momento donde dormir pasa a ser algo secundario y a las siete de la mañana ya estoy con los ojos abiertos, ya sea lunes o domingo. A esa hora ya tengo la manía de desayunar y de salir por la puerta a entrenar.

¿Han cambiado mucho sus prioridades desde que es padre?

Sí que han cambiado. Sobre todo porque cuando eres padre le das prioridad a tus hijos. La bici para mí es todo, me lo ha dado todo. Empecé con cinco años y sigo haciendo lo mismo. El nivel de vida que tengo es gracias a la bici y se lo debemos todo. Este deporte se cruzó en mi camino, no vengo de generaciones de ciclistas, pero mis prioridades son mi familia y mis hijos. Yo vengo de entrenar, aparco la bicicleta, desconecto y hasta el día siguiente no vuelvo a pensar en la bici, algo que no pasaba antes, que me tiraba las tardes dándole vueltas a la cabeza si había tenido malas sensaciones o había subido en menos tiempo un puerto. Cuando llego a casa le paso directamente los vatios al entrenador y me ha venido mejor tener la prioridad de tener los niños porque mentalmente estoy más liberado.

Se come menos la cabeza, vamos.

Bueno, tienes otros problemas y otras comeduras de cabeza. Igual que tuve la suerte de tener a mis padres como gran apoyo cuando era niño, ahora tengo el gran apoyo de tener a mi mujer cerca, que se encarga de mis hijos, y casi los nueve meses que estoy fuera con la bicicleta, estoy muy tranquilo porque sé que ella está encima de ellos y a día de hoy lo está haciendo maravillosamente.

Durante el confinamiento me contó que su hijo pequeño, León, le daba al ciclismo. ¿Sigue con ello?

Tuvimos un problemilla con él porque cada vez que subíamos a Mula en verano la bicicleta le volvía loco y cogía unas velocidades increíbles. Un día la cogió él solo y tenía una destreza que me quedé asombrado. Nos costó tiempo hacerle ver que la bicicleta la podía coger en Mula, pero en Murcia no porque estamos viviendo en el centro, en la Gran Vía. Pero cuando entró en el colegio se encontró con que sus amigos jugaban al fútbol y él también quiso. Y ahora ha dado la casualidad de que su tío ha venido al Real Murcia y es un flipado del fútbol. Está jugando en el Murcia Promesas porque está en el colegio Maristas y nos pilla muy cerca de allí. No se pierde ningún entrenamiento y cuando eso pasa, lo tengo que sacar al Romea a jugar. No se quiere perder ningún partido en la Nueva Condomina del Real Murcia y está con el fútbol como algo fuera de lo normal. Fíjate que cuando nos subimos a Mula, salimos un poco con la bicicleta y enseguida me pide coger el balón.

Nunca ha tenido la condición de líder, pero nunca ha sido un gregario normal, siempre ha sido de lujo. ¿Considera que ha tenido que realizar ese tránsito?

Puede ser que por esa parte me sienta muy cómodo en Astana, donde me piden que consiga resultados a principios de año y que esté cerca de Miguel Ángel López en las carreras de tres semanas. Es un papel donde me siento cómodo. Para ganar una grande tienes que tener muchísimo motor, cabeza y piernas, pero si lo he tenido, no me he dado cuenta. Tienes que subir mucho, ser muy escalador y con mi peso es muy difícil, porque para subir la gran montaña, tengo que estar muy bien para salvarlo con mi peso. Sabía que sí soy para disputar etapas en las tres grandes y que podía tener la suerte de ganar alguna. Cuando me firmó Astana me pidieron que trabajara para Aru y aquel año ganamos la Vuelta a España y me sentí muy cómodo y valorado en todos los sentidos, también en el contrato del año siguiente. Gané la Vuelta a Murcia, etapa en País Vasco, en cualquier sitio, pero me exigían estar cerca del líder en las tres grandes y ese era mi papel, estar con él hasta donde pudiera.

¿En su etapa en Rabobank también se sintió igual?

En Rabobank también gané, pero cuando firmé allí lo primero que me dijeron es que iba a trabajar para Robert Gesink, que era la estrella al margen de que era holandés. Y cuando firmé en Astana sabía dónde iba porque estaban Nibali, Landa y Aru. Me metieron en el grupo de Aru y cogí el papel de estar cerca de los líderes en las grandes vueltas y tener las oportunidades que surgieran algún día. No es que de un año a otro cambiara mi rol, me di cuenta yo solo y eso es lo importante, porque si te tienen que hacer ver que no vales para una cosa u otra, es más difícil.

Se van a echar mucho de menos esos duelos con Alejandro Valverde en la Vuelta a Murcia.

Es que fue bonito para todos, ya no solo las vueltas a Murcia, también en un Campeonato de España que ganó Alejandro y yo hice segundo. Creo que tendríamos que haber corrido más en Murcia. Nos conocíamos tan bien que sabíamos dónde podía arrancar cada uno. He tenido la suerte de tenerlo como compañero de equipo, de entrenamientos, ha sido un ganador nato. He tenido la suerte de ganarle aquí y he disfrutado muchísimo. Incluso un año fue espectacular para mí porque le gané llevando él el maillot de campeón del mundo. Ojalá se siga haciendo la Vuelta a Murcia más tiempo. No he tenido la suerte de correrla cuando era de cinco días, que todo el mundo me habla muy bien de aquella época, que era muy cómoda.

Por eso querían muchas estrellas venir aquí.

Esto también pasa en Australia, donde siempre está en el mismo hotel y estás las tres semanas sin moverte. Ojalá algún día se vuelva a hacer aquí de cinco días y ha sido una pena que con la cantidad de ciclistas profesionales que hemos tenido en los últimos veinte años, no hayamos tenido un equipo profesional. Yo lo estoy viviendo ahora con el Real Murcia, porque me parece increíble la cantidad de gente que mueve el club jugando en Primera RFEF, que es impresionante. El estadio que tiene, que vayan 11.000 personas en la categoría que está, es digno de estudio. Por eso no entiendo que nunca tuviéramos un equipo murciano profesional de nivel.

¿No tiene la sensación de que Valverde les ha eclipsado en muchas ocasiones al resto de murcianos?

En ciertos momentos tener cerca a Valverde te eclipsa, pero convivir con él y estar cerca de él ha sido siempre muy bueno. Ha sido uno de los mejores ciclistas del país y siempre he dicho que si Valverde fuera belga, sería un Dios.

O usted mismo.

Pero Valverde ha ganado las Liejas.

¿Ha emprendido negocios al margen del ciclismo?

No me lo he propuesto porque si te digo la verdad, como todavía tengo mentalidad de ciclista y aún no sé cuándo me voy a retirar, no he hecho nada. Hasta el último día quiero disfrutar de la bici y después ya veremos. Cuando me la deje me tomaré un tiempo para parar, pensar, ver realmente lo que quiero y lo que le hace falta a mi familia, pero me tiraré un tiempo sin hacer nada. Desde los cinco años llevo haciendo lo mismo y va a ser difícil. Laura, mi mujer, siempre me dice que el día que me deje la bici igual se me va a caer la casa encima. Sé que no va a ser fácil para mí, pero va a ser un momento de parar y ver qué quiero hacer.

Cuando uno está tantos años haciendo lo mismo es muy difícil dejarlo.

Ella me dice que el día que decida dejar la bici me voy a levantar llorando. Todo el mundo me dice que los ciclistas dedicamos mucho tiempo a trabajar y son muchos esfuerzos, pero es que para mí no es un trabajo, es que me encanta, y cuando me lo deje no voy a tener la misma responsabilidad y dedicación. Habrá que parar y pensar, pero tendré que hacer algo porque no voy a estar en casa 24 horas. Es una situación que no va a ser fácil.

Pero algunos ahorrillos para montar algún negocio tendrá.

A ver, no soy yo de montar negocios, soy reacio a los negocios, pero sí que es verdad que en Astana en su momento ya me dijeron que cuando me deje la bici me vaya a trabajar con ellos, pero no sé qué va a pasar.

¿No se ve como director?

Es que como director pasas incluso más tiempo fuera de casa. Como ciclista entrenas por la mañana y por la tarde estoy en casa con los críos, pero los directores tienen que calentarse la cabeza, hacer programaciones, entrenamientos… Es más cansancio psicológico. Si eres director tienes que hacer tú todo para que el ciclista esté cómodo, como hacen conmigo. Ahora mismo no sé qué haré cuando me lo deje.  

«En Astana me han dicho que cuando me deje la bicicleta me vaya a trabajar con ellos, pero no sé qué va a pasar ese día»

Luis León Sánchez no se ve en un futuro como director de equipo ni tampoco liderando un negocio «porque soy reacio a ello», pero sí desvela en esta entrevista en exclusiva para La Opinión que «en Astana ya me dijeron en su momento que me vaya a trabajar con ellos cuando me deje la bicicleta, pero no sé qué va a pasar». Su mentalidad, pese a que sabe que está en los últimos años de su carrera deportiva, «es de ciclista» y por eso no ha pensado en el futuro porque «aún no sé cuándo me voy a retirar. Quiero disfrutar de la bici y después ya veremos. Cuando me la deje me tomaré un tiempo para parar, pensar, ver realmente lo que quiero y lo que le hace falta a mi familia, pero me tiraré un tiempo sin hacer nada. Laura, mi mujer, siempre me dice que el día que me deje la bici igual se me va a caer la casa encima. También opina que cuando decida dejarlo, al día siguiente me voy a levantar llorando», comenta. 

Luis León y Laura son padres de tres hijos, dos niñas y un niño. El pequeño León era un ‘enfermo’ del ciclismo hasta que se cruzó en el camino el fútbol. El tito Pedro León le ha ganado la partida a Luis León porque el pequeño León «está flipado con el fútbol», dice su padre. Ahora está jugando en el Murcia Promesas y «no se pierde ningún entrenamiento, y cuando eso pasa, lo tengo que sacar al Romea a jugar. No se quiere perder ningún partido en la Nueva Condomina y está con el fútbol como algo fuera de lo normal. Fíjate que cuando nos subimos a Mula, salimos un poco con la bicicleta y enseguida me pide coger el balón», explica el ciclista del Astana, quien guarda con un especial recuerdo la Vuelta a Murcia «que le gané a Valverde llevando él el maillot de campeón del mundo porque fue un año espectacular para mí». 

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