Alberto Antuña Leal (Murcia, 19 de octubre de 1991) es uno de esos jóvenes entrenadores españoles que están por el mundo. Eta temporada, tras dejar Palencia, es el segundo entrenador del Dresden Titans de Alemania y también de la selección absoluta femenina de Montenegro. Jugó en el UCAM Murcia, con el que llegó a ser convocado para el primer equipo, y estudió Relaciones Laborables y Ciencias de la Actividad Física y el Deporte.

 ¿Cuándo comenzó a jugar al baloncesto?

Empecé con 12 años en Jesuitinas y a la siguiente temporada me fichó el CB Murcia, donde pasé por todas las categorías inferiores. En senior estuve vinculado con el primer equipo y fui convocado en ACB con Manolo Hussein. Posteriormente salí a jugar a Galicia dos años y en Santander otros dos, pero ahí fue cuando sufrí una lesión bastante grave de rodilla y di el cambio de jugador a entrenador.

¿Se dio cuenta muy joven de que lo suyo era entrenar?

En el Campeonato de España infantil, con 14 años, el director técnico, que era Paco Guillem, me dijo que estaba convencido de que acabaría como entrenador. No hay una razón como tal, quizás porque jugaba de base, pero era curioso que le daba las vueltas a todo y buscaba el porqué de las cosas. Y cuando apareció la oportunidad, que fue todo muy rápido, di el salto.

¿Con cuántos años entrenó a su primer equipo?

Con 23 años. Me había recuperado de la lesión y estaba jugando en un equipo de Segunda División de Hungría. Había un entrenador español en la Primera femenina y empecé a echarle una mano. Y al año siguiente fue cuando regresé a España, me hice cargo de equipo de Primera femenina del CREF Hola de Madrid y después me fui a Alicante, donde estuve cinco años.

¿Cómo acabó en Hungría?

Me había lesionado en Ferrol y me salió esa opción. Me pareció interesante probar en el extranjero. Me hizo dar el paso que no tenía tanta motivación después de la lesión y pensé que jugando en el extranjero, conociendo una nueva cultura y viviendo una nueva experiencia, podría recuperarla.

¿Y qué ha pasado para que haya acabado en Alemania?

Había estado siete años en España entrenando y cuando acabó la Final Four de la LEB en junio, tenía ganas de probar algo diferente y me llamaba la atención salir al extranjero. Apareció la opción de venir a Alemania, a una liga bastante competitiva, un país con una gran calidad de vida y con muy buenas condiciones laborales. Y al estar más cerca de mi pareja, que está trabajando en Suecia, me pareció llamativo. Todo eso me hizo dar el paso.

¿Conocía la liga alemana?

La liga la conocía porque al estar cuatro años en la LEB Oro seguíamos mucho la Pro A para ver jugadores en verano. Es una liga donde predomina más la calidad individual de los jugadores americanos, pero por las reglas, que siempre tiene que haber en pista dos jugadores alemanes, también es una liga menos táctica. Aquí hay bastante nivel, con mucha inversión económica y se hace interesante para el espectador.

¿Se entrenador en España sin tener un pasado importante como jugador es complicado?

Me considero afortunado porque estuve cinco años en Alicante y otro en Palencia. He estado en buenos clubes. Me he dedicado plenamente a entrenar. Hace cinco o seis años viví el momento de crisis en la Liga LEB, pero en los dos últimos se ha dado un salto cualitativo. Me considero privilegiado porque hago un trabajo diferente y sacrificado, y me tocó irme a Alemania si quería mejorar las condiciones para dar un salto en el futuro para ser primer entrenador. No me quejo, hago lo que me gusta, puedo vivir de ello y estoy contento.

¿Tiene mucho peso el segundo entrenador en Alemania?

Al entrenador español se le da mucho valor y también se le da mucho peso específico al ayudante. En la propia liga hay muchos segundos entrenadores que acaban como primeros. Eso suele ser más difícil en España, pero en Alemania ese salto es mucho más común. Era algo que me llamaba la atención porque es uno mis objetivos a corto plazo.

¿Tiene previsto dar el salto a primer entrenador pronto?

Soy joven, tengo 31 años, no me obsesiona, pero lo tengo en mi cabeza. Después de seis o siete años me siento preparado y quiero verme en esa posición y ver cómo respondo.

¿Es mucho más cómodo ser jugador que entrenador?

Totalmente. Tengo la suerte de que tanto en Alicante como en Palencia estuve con Pedro Rivero de primer entrenador, un exjugador que decía que era muy cómodo acabar el partido e irte a casa siendo jugador. Cuando pasas al otro lado te das cuenta cómo te afecta en el día a día, estás 24 horas durante 7 días pensando en baloncesto, apuntando, viendo cosas y trabajando con el ordenador.

¿Logra desconectar?

Yo creo que es imposible. Al fin y al cabo, y más en mi caso, que estoy aquí solo en Alemania, todo está enfocado en el baloncesto. En Alicante tenía mi grupo de amigos, iba a Murcia a ver mis padres, desconectaba un poco más, pero al final es muy poco porque cuando llegas a casa te pones a ver la Euroliga o cualquier partido. No desconectas porque es mi pasión pero me siento un privilegiado.

¿Están bien considerados los entrenadores españoles en el mundo?

Muchos entrenadores españoles, sobre todo de mi perfil que no estamos en ACB, nos aprovechamos de la buena consideración que se tiene de nuestro baloncesto en el mucho gracias a los resultados de España en categorías inferiores y senior. Al entrenador español se le tiene un respeto grandísimo fuera de España. He vivido en Alemania este verano una semifinal Alemania-España y me he dado cuenta del valor que le dan al jugador español y al entrenador. Por ejemplo, mi entrenador quería un ayudante español. Y estando con Montenegro, la seleccionadora del equipo femenino quiso tener un español porque tenemos buena capacidad de analizar el juego, de buscar soluciones e ir al detalle para que todo sea más fácil. En Europa y en el mundo es enorme el valor que se nos da y te das cuenta de ello cuando estás fuera.

¿Ha sido difícil la adaptación a la vida en Alemania?

Tengo la suerte de haberme encontrado gente buena aquí. La ciudad está muy bien, hay vida, pero obviamente la calidad de vida de España no existe en otros sitios. La mentalidad alemana y sueca es muy de trabajar cuanto más tiempo posible mejor, con descansos cortos para comer, y no existe la cultura de salir de trabajar y juntarte para tomarte algo. Es una ideología diferente, pero no es mejor ni peor. La clave es ser capaz de coger lo bueno de ellos y aplicarlo a nuestra cultura, pero como en España no se vive en ningún sitio.

¿Se plantea volver a España?

Yo salí de España porque me apetecía probar fuera pese a que tenía la opción de seguir allí. Sé que a medio o largo plazo voy a entrenar en España, pero voy año a año, temporada a temporada, no soy un enfermero, por ejemplo, que se ha ido a Alemania a trabajar. El baloncesto me ha traído aquí como me ha llevado a Montenegro o la India. Voy donde considero que el proyecto es bueno y porque al ser joven me puedo permitir no arrastrar una familia. Mi pareja y mis amigos me han apoyado siempre y a corto plazo me veo aquí.

¿Cómo acabó siendo entrenador ayudante de la selección de Montenegro?

Hace dos años mi agente me dijo que la seleccionadora quería un ayudante preferiblemente español y apareció la opción para el Eurobasket que se jugó en España. Salió bien la experiencia y desde entonces llevo dos años. Formar parte de una selección, todo lo que conlleva y jugar un campeonato, es de las mayores experiencias que he vivido.

Dice que también estuvo en la India. ¿Cómo fue esa experiencia?

Hace cinco o seis años, un verano, por medio de la Federación Española, me llamaron para un programa de tecnificación de categorías inferiores en la India y estuve allí casi tres meses trabajando con chicos y chicas. Fue una de las experiencias personales más increíbles que he vivido por lo que conlleva el país y su cultura.

Vamos, que nunca ha tenido miedo a enfrentarse a una aventura.

No, la verdad es que es algo que me llama la atención. Cuando alguna vez me han presentado la opción, nunca lo he dudado porque me gusta probar experiencias. Todo en la vida tiene sus etapas y yo estoy en una en la que si no lo hago ahora, quizás no pueda hacerlo más adelante cuando tenga una familia o algún tipo de atadura más fuerte. Quizás entonces no tenga la misma pasión para meterme muchos kilómetros en un avión y estar viviendo en un otro país. Prefiero quedarme con la experiencia que con la duda.

A sus padres no les hará mucha gracia que esté por ahí.

Tengo la suerte enorme de que mis padres, tanto cuando jugaba como siendo entrenador, me han apoyado. Incluso las veces que han podido han venido a verme. Sí que es verdad que mi padre me ha apoyado a hacer cosas nuevas, y a mi madre casi le da un ataque al corazón cuando le dije que me iba a la India. Tengo que estar mandando fotos para decirles dónde estoy y también les paso todas las semanas los enlaces de los partidos para que los vean.

Usted ya es entrenador, pero muchos compañeros de su generación siguen jugando.

Muchos. Por ejemplo, Juan Rubio, con quien compartí vestuario como jugador y al que entrené el año pasado en Palencia. Sigo la Liga EBA y soy un seguidor del UCAM Murcia, el club de mi tierra, con el que tengo vínculo especial porque he jugado siete u ocho años. Ahora también sigo el el Jairis femenino y estuve en la Final Four de Alcantarilla de la temporada pasada. Intento estar puesto y sigo a los equipos murcianos.