Laia Sopeña Spa (3 de mayo de 1985), cartagenera de adopción que ahora reside en Tenerife, acaba de batir en tres ocasiones en menos de quince días el récord de España de apnea de profundidad, que ha establecido en 81 metros. Además, ha sido sexta en el último Campeonato del Mundo. Madre soltera de una niña, es hermana también de la ciclista Cecilia Sopeña y su pasión por el submarinismo se lo transmitió su padre, ya fallecido.

¿Cómo comenzó a practicar apnea de profundidad?

Fue a raíz de que mi padre, que era médico, tenía como gran pasión la pesca submarina. Todos los viajes y vacaciones de pequeña eran ir a bucear a sitios muy bonitos. Él se tiraba al agua y yo, por no quedarme sola en el barco con los pescados muertos y las moscas, me tiraba al agua con él. Me pareció tan maravillosa la vida marina, los corales, los peces, el color, el agua tan bonita y las sensaciones tan preciosas que te ofrecen, que me aficioné.

Dicen que hay paisajes tan bonitos en el fondo marino que sobre la tierra.

Es otra dimensión, es completamente diferente.

¿Y qué tienen de diferentes?

El estado de ingravidez, las formas de vida tan diferentes y raras que te puedes encontrar, pulpos, sepias, los cefalópodos que son tan inteligentes, los mamíferos marinos, los cetáceos, que se comunican a través de ondas de ultrabaja frecuencia y tienen sus propios lenguajes, que son criaturas extraordinarias, que llevan en la tierra muchísimo más tiempo que los humanos. Tengo un profundo respeto por la vida marina y los ecosistemas marinos.

Al margen de bucear, ¿ha practicado algún otro deporte?

Siempre me ha gustado la parte terapéutica del deporte. Me gustaba mucho la natación en aguas abiertas, pero siempre por libre, no tengo formación de ningún tipo de deporte, pero siempre me ha gustado nadar en el mar, la montaña, correr en bicicleta y, en general, el deporte al aire libre y el movimiento.

Ha batido el récord de España de inmersión. ¿Cómo ha sido?

He batido tres récords nacionales en menos de quince días. A nivel mundial soy la sexta del mundo en la modalidad de peso constante con monoaleta. Todo lo he conseguido de forma casi autodidacta y con mis propios recursos, sin apoyo de ninguna institución ni tampoco de un centro de alto rendimiento. Ha sido por pura pasión, dedicación y mi corazón. Me trasladé a Tenerife a raíz de la muerte de mi padre buscando pasar el duelo y la tristeza, también por la ansiedad y el estrés que tenía por criar a una niña en solitario, porque yo soy familia monoparental. La apnea, para mí, tiene un componente terapéutico muy fuerte, me ayuda a encontrar estados de calma cuando en la superficie está todo agitado, hay problemas y cosas que resolver, pero debajo del agua encuentro estados de calma y paz. Me ha ayudado muchísimo a sobreponerme al insomnio, a la ansiedad que viví durante los últimos meses de vida de mi padre. Y a raíz de su fallecimiento me metí más de lleno a entrenar y me formé como instructora de apnea. Descubrí que este era mi propósito. Combiné las técnicas de relajación que aprendí en la India, donde hice dos cursos de Yoga en una escuela tradicional, y la combinación del Yoga y la apnea es la magia.

¿Y cómo se gana la vida?

Dejé mi trabajo por la ansiedad generalizada que tenía y el insomnio. A raíz de la muerte de mi padre yo ya no me sentí capacitada para volver a mi antiguo trabajo, que era como licenciada en Ciencia y Tecnología de Alimentos. Descubrí que podía darle a mi vida un enfoque profesional a través del yoga y la apnea. Y eso es lo que he estado haciendo estos dos últimos años, como he podido, sin infraestructura porque no tengo un centro donde poder hacerlo, pero he dado clases a mis amigos y conocidos, al margen de trabajar con algunos centros. Cuando me seleccionaron para participar en el Campeonato del Mundo AIDA en Chipre el año pasado, los propietarios de un centro de La Azohía, Rivemar, que es mi patrocinador, familiares y amigos me ayudaron. Gracias a eso el año pasado logré marcas muy buenas y este año ha sido cuando la Federación Española me ha convocado para formar parte de la selección. Gracias a este fichaje pude participar en el Campeonato de España, donde logré un récord nacional de 77 metros. Posteriormente, con mis propios recursos, fui a la Copa del Mundo, que se celebró en Turquía, y logré medalla de plata con 80 metros, otro récord. Y como el Mundial se celebraba allí con atletas de 77 países, logré quedar la sexta. Si de verdad me pudiera dedicar un poco a entrenar y no tanto a la supervivencia, podría lograr resultados mucho mejores el año que viene teniendo un patrocinio.

¿Y cómo se logra bajar 81 metros sin respirar?

Hay técnicas, pero el 80% es mental, es un entrenamiento mental. Lo que consiste este deporte es en mantenerse enfocado, muy concentrado y muy relajado a la vez con una posición aerodinámica, y las pulsaciones, lo que buscamos los apneistas, es tenerlas bajitas. También se trabaja la tolerancia al incremento de CO2, porque estás realizando ejercicio físico en estado de hipoxia y el CO2 no se elimina porque no respiramos. También se trabaja la tolerancia al ácido láctico, que es lo que aparece cuando tenemos agujetas. Requiere fuerza física, técnica, estado de concentración y relajación, control mental y la técnica para compensar y proteger el oído. Pero sobre todo es disfrutarlo, te tiene que gustar y gozar tanto a la bajada como a la subida.

¿Hay muchas competiciones anualmente?

Oficiales hay cuatro. Hay dos organizaciones que las promueven, que es la Confederación Mundial y la Asociación Internacional por el desarrollo de apnea, que nació a través de la pasión de los apneistas de todo el mundo. Están desarrollando mucho los estudios, eventos deportivos y competiciones.

¿Hay mucha gente que compite?

Cada vez más. Esto está en crecimiento exponencialmente, está creciendo muchísimo porque antes se creía que esto solo lo podían practicar atletas con gran capacidad pulmonar, pero ahora está todo el mundo. La puede practicar todo el mundo, desde niños hasta ancianos. Yo le he dado cursos a mi madre y mi hija. Es esencial que el instructor te transmita seguridad porque es un deporte muy seguro siempre y cuando se sigan los protocolos correctamente.

Seguro que habrá muchos imprudentes que se metan en esto sin preparación.

Hay mucha falta de información y desinformación, sobre todo en la pesca submarina. Es muy recomendable que los pescadores submarinos hagan algún curso de apnea. Mi padre era pescador submarino y realmente aprendió la apnea cuando yo empecé a formarme. Algo muy importante es ir siempre con un compañero, porque si te da un síncope y no hay nadie a tu lado que lo vea y esté contigo, te ahogas y eso es realmente el peligro.

Ha bajado hasta 81 metros. ¿Se puede bajar más?

Claro que se puede. A mí me queda mucho por aprender. Como te comentaba, esto lo he hecho de forma pasional. Sí que me he rodeado de gente con experiencia, como David Carrera, plusmarquista mundial, y tengo consejo de grandes atletas. Mi problema es que no puedo dedicar suficiente tiempo puesto que tengo que trabajar para ganarme la vida.

¿No les pagan nada cuando compiten?

Cero patatero. Si llego a hacer podio en el Mundial me habrían dado 2.000 euros, pero como he quedado sexta, no he recibido nada. Realmente aquí lo importante es encontrar un patrocinador, alguien que quiera apoyar este deporte o crear una colaboración conmigo.

¿Ha introducido ya a su hija en el buceo?

Por supuesto. Vivimos en una cueva enfrente del agua. Cuando ella sale del colegio lo que hacemos es quitarnos la ropa y tirarnos las dos al mar para ver los peces. Ya va comprendiendo aunque tiene siete años, pero le gusta muchísimo. En el Campeonato de España, mientras que yo competía estaba una amiga cuidándola y me dijo que todo el tiempo que yo estaba en el mar, la niña estaba en la piscina nadando y buceando. Yo creo que lo disfruta incluso más que nosotros.