Con Felipe Moreno de reunión en reunión en Murcia, como ocurrió este mismo lunes, todo son dudas alrededor de si el cordobés y Agustín Ramos llegarán finalmente a un acuerdo para convertirse en los ‘jefes’ supremos de la entidad murcianista. Aunque ambas partes han reiterado en cada una de sus intervenciones que todo está cercano, la realidad es que de momento hay demasiados puntos por negociar y los avances son lentos. De hecho, solo cuando llegue el momento de poner el dinero sobre la mesa, se verá si el matrimonio va hacia a delante o si alguno de los implicados va de farol.

Aunque tanto Felipe Moreno como Agustín Ramos tienen un acuerdo verbal en el que ambos se comprometerían a poner cada uno alrededor de cinco millones de euros en una próxima ampliación de capital, el ruido que hay alrededor del actual presidente murcianista impide que se cierre de una vez por todas un pacto que podría haberse finiquitado incluso en el mes de julio.

Pero entre los puntos a negociar se encuentra la fórmula a utilizar para que Felipe Moreno, que tiene un acuerdo para comprar las acciones de Mauricio García de la Vega, se convierta en el socio mayoritario de la mano de Agustín Ramos.

Dos planes sobre la mesa

Sobre la mesa hay un ‘Plan A’, en el que el Real Murcia tendría que aceptar la sentencia de la Audiencia Provincial y anular tanto la ampliación de capital del 2018 como las siguientes, reconociendo al ex del Leganés y al de Abarán como dueños del 84% del capital social. Parte de esos títulos se utilizarían para compensar a aquellos accionistas que se habrían quedado con las manos vacías al invalidarse las acciones de la serie F. Y por último, llegaría la ampliación a la que irían de la mano Felipe Moreno y Agustín Ramos.

Pero también hay un ‘Plan B’, propuesto en este caso por los representantes del KBusiness, que también están teniendo mucho peso en las negociaciones y que no quieren tener que reconocer que se actuó incorrectamente convocando ampliaciones sin contar con Mauricio García de la Vega, dueño del club, según el TAS.

En esta opción, en la que sobre todo se insiste que se está defendiendo a los pequeños accionistas, Moreno pondría fin a todos los litigios judiciales, respetando todos los títulos emitidos desde 2018, y posteriormente se iría a una nueva ampliación en la que la sociedad creada entre Ramos y el andaluz inyectaría 10 millones de euros.

Aunque ambas opciones tienen el mismo final, el actual presidente grana y Felipe Moreno tendrían en sus manos más del 70% del capital, diluyendo a la nada a los accionistas minoritarios encabezados por el KBusiness, Francisco Tornel, Enrique Roca, Prevemur... La única diferencia está en quién retira las demandas y, sobre todo, en el tiempo necesario para dar mando en plaza a la nueva solciedad.

Cambios en los estatutos

El ‘Plan A’ podría llevarse a cabo mañana mismo si ambas partes están de acuerdo, aprobando el propio consejo el lanzamiento de préstamos participativos por 10 millones que luego se aprobaría en la próxima Junta -algo parecido a lo que hicieron en 2019-.

Sin embargo, el ‘Plan B’ se tendrá que alargar varios meses, porque será necesario dar varios pasos: hay que convocar Junta, se tendrán que anular los puntos de los estatutos aprobados en 2019 en los que se impedía que un socio tuviera más del 50% y en los que se limitaba el voto al 20% independientemente de que el porcentaje de acciones fuese mayor y luego habría que convocar una ampliación.

Mismo final para los accionistas

A la espera de ver cómo se suceden los acontecimientos y si ambas partes empiezan a cerrar algunos puntos de una negociación en la que en muchos aspectos se piensa de manera diferente, lo que está claro es que, independientemente de que se respeten las últimas ampliaciones o de que se atienda a la sentencia de la Audiencia Provincial y se anulen todas las acciones vendidas desde 2018, los actuales accionistas del Real Murcia quedarán completamente diluidos.

Lo estarán si Felipe Moreno consigue que se le reconozca el 84% del capital social, ya que en ese caso quedarían a expensas de que el cordobés les recompense de sus propias acciones; y lo estarán si se mantiene todo como hasta ahora y se hace una ampliación para inyectar diez millones de euros al club.

Porque si al capital social actual de 3,9 millones de euros se le suman esos 10 millones, salidos de los bolsillos de Felipe Moreno y Agustín Ramos, el Real Murcia contaría con un capital de 13,9 millones. De esos, 10.750.000 euros -se suma los 600.000 que puso el murciano en 2021 y el paquete de Mauricio García- estarían en manos de la nueva sociedad (77%); quedándose apenas 3,3 millones entre más de 25.000 socios -un 23%-.

Así, el KBusiness y Francisco Tornel, que estarían en la actual lista de accionistas justo por detrás de Agustín Ramos, quedarían prácticamente sin ningún poder. Ahora mismo representan cada uno alrededor del 12%, pero si se llegara a buen puerto la sociedad Ramos&Moreno, aparecerían con más o menos un 3,5% cada uno.

Con menos poder contaría Enrique Roca, que ahora mismo tiene 210.000 euros en acciones (5,5%) y que pasaría a representar apenas un 1,5%. Incluso comprando nuevos títulos por valor de los que ya tiene, solo crecería hasta el 3%, siendo insignificante.

Y así uno tras otro, todos los accionistas ahora minoritarios, pero con peso en la toma de decisiones siempre que se unan, acabarían completamente en un rincón si Felipe Moreno y Agustín Ramos se dan la mano para subir juntos al ring del accionariado del Real Murcia.