Las expresiones de Pedro Acosta son únicas, rápidas, súbitas, espontáneas, fugaces, sinceras, únicas. El domingo, tres meses después de que fuese operado de su fracturado fémur izquierdo y el doctor Ignasi Ginebreda le colocase, en el interior de su hueso, un clavo de titanio, volvió a ganar un gran premio, el de Aragón. Y dijo "he ganado y eso que aún llevo ahí algo que no es mío".

Pedro Acosta vuelve a ganar llevando un clavo en su fémur

El clavo, sí, hablaba del clavo que le permitió reducir a tres meses el periodo de rehabilitación que el doctor le había pronosticado. "Lo normal son de cuatro a seis meses y Pedro ha vuelto a correr y ganar, vaya, mucho antes", señalaba este miércoles el doctor Ginebreda entre operación y operación, poco admirado de estas gestas pues sabe de la capacidad de recuperación de estos muchachos, de estos jabatos.

El murciano Pedro Acosta, actual campeón del mundo de Moto3, uno de los pilotos más brillantes de la categoría de Moto2 y futuro, sin duda, componente de la parrilla de MotoGP, aunque antes quiere también conquistar el título de la categoría intermedia, es uno de los muchachos más dicharacheros y lenguaraz del Mundial.

El ‘tiburón de Mazarrón’, de 18 años, está llamado a ser uno de los herederos de la gran saga de campeones del mundo españoles de MotoGP. De momento, en la temporada de su debut en Moto2 tras protagonizar una exhibición de récord en Moto3, tuvo la mala suerte de lesionarse justo a mitad de campaña, justo cuando estaba ya cogiéndole el truco a la categoría, justo cuando había ganado su primer GP en Mugello y había sido segundo en Alemania.

Tres días antes de viajar al Gran Premio de Holanda, en la ‘catedral’ de Assen, justo antes de empezar el mes de vacaciones, Acosta se rompió el fémur izquierdo practicando motocross y, tras un viaje en ambulancia de seis horas, llegó, de madrugada, a la clínica Quirón-Dexeus, de Barcelona, donde, esa misma noche (ya 22 de junio), comprobaron que su fémur no estaba fracturado de forma tan limpia como se pensaban.

Los médicos tuvieron que esperar unas horas porque el viaje en ambulancia no permitía ser intervenido de inmediato, pero el doctor Ginebreda, acompañado de su amigo Xavier Mir, médico de confianza de los pilotos, operó a Acosta con gran mimo, colocándole un clavo en el interior de su fémur y reconstruyendo, con enorme cuidado, las partes dañadas. La operación fue un éxito y el ‘tiburón de Mazarrón’ ya estaba apoyando la pierna al día siguiente.

Casi exactamente tres meses después (18 de septiembre), Acosta realizó una carrera impecable, impresionante, llegando desde atrás en el trazado de Motorland, en Alcañiz (Aragón) y, tras imponerse a su extraordinario compañero de equipo, Augusto Fernández, líder del Mundial, consiguió la segunda victoria de la temporada.

Al bajarse del podio, con esa gracia, insisto, que le caracteriza, Acosta explicó que su temporada está teniendo dientes de sierra y que jamás, jamás, hubiese imaginado "hacer hasta seis ceros, pues, el año pasado, hice solo dos". El ‘tiburón de Mazarrón’ explicó que aún le costaba arrancar en los grandes premios. "Me cuesta la salida, me cuesta la primera vuelta, me cuesta el primer adelantamiento y es que, al final, llevo ahí algo que no es mío y aún debo acostumbrarme, aunque sé que esa sensación desaparecerá".

Es evidente que si Acosta, que está muy agradecido al comportamiento y eficacia de los doctores que le han operado, no hubiese sido tan impetuoso en algunas carreras y, sobre todo, no hubiera tenido la mala suerte de lesionarse cuando mejor estaba, en estos momentos, a cinco grandes premios del final del campeonato, estaría peleando por el título. "En Qatar, el primer día, me sacaron de la pista; en Mandalika y Argentina, nos defendimos más o menos; en Austin, me caí; en Portimao, me caí; en Jerez, me caí; en Le Mans, me caí; ¡es que llevo seis ceros, caray! y, tras la victoria de Mugello, cuando ya empiezo a enderezar la cosa y hacer con la categoría, me rompo el fémur".

"Ignasi (Ginebreda) quedó muy contento de la operación nada más salir del quirófano", explica el doctor Xavier Mir, que estuvo presente en la intervención "aunque serví de poco, pues el doctor Ginebreda es un auténtico genio. Nos reímos mucho antes de la intervención pues, como suelen hacer todos los pilotos, lo único que preguntó Pedro fue cuando volvería a correr, a lo que Ignasi le dijo ‘primero, tienes que volver a andar’. Y, al día siguiente, ya estaba poniendo el pie en el suelo".

"La intervención", explica Ginebreda, en un rato libre entre operación y operación, "fue delicada, pero sencilla, sin problemas, pese a que descubrimos un tercer fragmento del fémur que, en una primera observación, no estaba controlado. Le colocamos un clavo de titanio de última generación, que ya tienen la misma curvatura y diseño que el fémur, que imitan perfectamente al hueso y lo sujetamos con cuatro tornillos".

Luego, añade Ginebreda, todo lo demás "es juventud, ganas, ilusión, pasión, sacrificio, trabajo, gimnasio, carácter y mucha insistencia". El cirujano de la Quirón Dexeus elogia enormemente el trabajo de Pedro y de su fisioterapeuta, Juan Borrás, pues "no solo se ha recuperado al cien por cien del fémur sino que la movilidad de su rodilla y cadera izquierda son perfectas, lo que no siempre ocurre. Se ha recuperado muy pronto porque se ha machado. E, insisto, lo han hecho en un tiempo récord. Y nosotros felices por verle recuperado, feliz y ganando de nuevo".