Manuel Jesús Casas García (Almería, 1985), más conocido como Molo en el ámbito del fútbol, tiene un nuevo y apasionante reto por delante. Ese no es otro que devolver al UCAM Murcia a la Primera RFEF, aunque es «realista» y huye de tópicos. Prefiere ir paso a paso con una plantilla nueva que ocupa gran parte de sus pensamientos.

El almeriense habla sobre sus inicios en el fútbol, sobre su mala salida de Águilas, el novedoso ‘Big Data’ y la ambición, tanto del club como del nuevo cuerpo técnico para demostrar su valía después de estar siete meses en paro.

¿Cómo empezó en el mundo del fútbol?

Mi primer recuerdo es con seis años. Ya he explicado esta historia, pero es muy interesante. Fue con un balón con la gente del barrio. Llegué y le dije a mi madre que quería estar en un equipo de fútbol. Tenía seis años y el equipo era para siete, por lo que me tuvieron que falsificar la ficha. Ese es mi primer recuerdo.

¿Cómo fue el paso de jugador a entrenador?

La idea no me vino de tan joven, sino cuando fui madurando en mi carrera. También, cuando conoces a entrenadores que te van marcando en tu vida. En mi caso fue Imanol Idiakez, entrenador actual del Leganés. Él me enseñó la pasión de entrenar. A partir de ahí, se me encendió un chip, con 26-27 años más o menos. Me empecé a sacar los niveles de entrenador y fue un proceso muy natural.

¿Cómo se sufre más, de entrenador o de jugador?

Se sufre muchísimo más como entrenador. Yo siempre digo que es una profesión de riesgo. Es una profesión muy bonita, pero muy ingrata. Con el tiempo lo aceptas y tiras hacia adelante. Como jugador se disfruta mucho más, lo que siente un jugador no lo sienten los entrenadores. Son los protagonistas de este deporte.

¿Ser pasional es su mejor característica?

No, yo diría que es una más. Todo lo que hago es con mucha pasión.

En Murcia, Águilas o Lorca, se ganó el cariño de la gente muy rápido. ¿Es posible que esa pasión sea lo que haga que conecte tan rápido con la gente?

En el fútbol transmitir emociones es clave, siempre se lo digo al jugador.

En muchas ocasiones, la opinión popular utiliza el término «tribunero» para definir ese tipo de jugadores.

Bueno, puede ser. ¿Sabes lo que pasa? Que cuando uno intenta ser una cosa que no es, siempre te pillan. Mi forma de ser ha sido siempre la misma. Lo de transmitir emociones es una realidad. A nivel analítico, táctico, físico, de todos los factores, siempre hay uno que trabajo más, que es el factor emocional. Creo que sin eso, no existe todo lo demás.

Su última etapa en Águilas. Diez partidos, solo dos derrotas y le rescinden. ¿Qué pasó?

Siempre me lo preguntan.

Ahora, con más perspectiva, ¿cree que se fue injusto con Molo?

La justicia en el fútbol no existe. A nuestro cuerpo técnico nos privaron de seguir un proceso de una cosa que se estaba gestando muy bonita. Eso me dolió más que la rescisión en sí. Sientes que te arrebatan cuatro meses de trabajo en la que ves que el equipo tiene un potencial enorme. El día que nos echan, entrenamos y viniendo del entrenamiento veníamos motivadísimos a pesar de haber perdido con el Levante. Ahí nos dicen que estamos fuera. Hay dos opciones en este punto: o volverte loco o aceptarlo. Decidimos coger la segunda opción, aunque no te voy a decir que fue sencillo, pues estuvimos muchos meses en paro.

¿Qué opinión tiene de Gaspar Campillo?

Prefiero no hablar de él.

¿Y de Alfonso García?

Es un presidente necesario para el Águilas. Es una pena, porque se asesoró muy mal el año pasado. Él me llamó el pasado marzo para pedirme disculpas y yo le dije todo eso. Fue el máximo responsable de mi destitución, pero estaba muy influenciado por personas que no actuaron de buena fe.

Sabiendo cómo son, ¿volvería a firmar en otro equipo en el que estén los dos?

En el que estén los dos, no. Ya no fue solamente el tema de la destitución, sino el día a día. Con una experiencia me vale.

Salvando las distancias con el Águilas, ha venido a un club en el que el presidente también tiene una exigencia máxima y más después del descenso. Parece que le gusta el rock and roll.

Me lo tomo como algo natural. ¿Quién no es exigente en el fútbol?

Pero quizá haya topado con dos de las personas más exigentes de la Región en el mundo del fútbol.

Estoy acostumbrado. Estuve en Lleida, donde también hay una exigencia brutal. Conozco el Murcia, donde también la hay. En el mundo del fútbol, la inmediatez impera sobre todo. Nosotros tenemos la responsabilidad de construir un equipo sin base, de construir una estructura de trabajo profesional y de que la gente que manda sea consciente de esto. Evidentemente, si las cosas van extremadamente mal, esto es fútbol y yo sé dónde estoy. Pero el año pasado, tuvimos experiencias cercanas que creo que hay que mirar. El Águilas y el Murcia eran equipos que tenían que ascender y terminaron descendiendo. Al contrario, el Murcia parecía que se iba a descalabrar y ha terminado ascendiendo.

¿Cómo es esto del Big Data? Miguel Linares siempre habla sobre ello, pero a mí me genera dudas porque se obvia algo que creo fundamental, el factor humano.

Me gusta que me hagas esta pregunta porque hay mucha gente que habla de esto, pero no sabe lo que es. El Big Data es una herramienta que te puede servir para firmar, para perfeccionar el modelo de juego, para saber cómo atacarle al equipo rival… hay muchas cosas detrás del Big Data. Evidentemente, yo siempre voy a sobreponer el factor humano al digital, pero es una herramienta que suma. Hoy en día hay mucha igualdad y todos los detalles cuentan.

Una plantilla nueva por completo… ¿Le preocupa que tantas cabezas nuevas, cada una con su idea, tarden tiempo en acoplarse?

Te soy sincero, es un hándicap que tengo. Más que preocuparme, me ocupa. Estamos todos los días trabajando en ello, generando buenas relaciones entre los nuevos que no se conocen de nada.

¿Cuántos más faltan por llegar?

Una pieza en la zona defensiva, como mínimo, tiene que llegar. Estamos viendo cosas para los laterales.

¿Cómo ves al equipo en las primeras semanas de trabajo?

Bien, pero es que ahora es muy fácil. Todos los jugadores juegan, son felices y la gestión es sencilla. Estoy contento con el hambre y ganas que tienen los jugadores. Estamos en una etapa muy inicial en la que todo el mundo está muy motivado. Cuando lleguen las dificultades, ahí es cuando veremos la personalidad que tiene el equipo. El contexto de pretemporada es muy favorable, no hay caras largas.

¿Se considera un entrenador justo?

No.

¿Por qué?

Porque el entrenador que diga que es justo, miente.

Hay jugadores que ya han jugado con usted, ¿parten con ventaja?

No.

Entonces sí es justo.

¿Por qué?

Porque que partan todos con igualdad es justicia.

Te pongo en otra tesitura. En una semana de trabajo en la que hayan catorce jugadores que merezcan jugar y solo pongo a once, estoy siendo justo o injusto.

Son las reglas.

Pues las reglas son injustas. No soy justo o injusto porque quiera serlo, sino por las reglas de la competición. La justicia no existe dentro de un vestuario porque no se puede. Lo que sí voy a ser es coherente. Voy a tratar de sacarle el máximo rendimiento a todos, que los que jueguen y los que no sean mejores futbolistas cuando se vayan. ¿Te he convencido?

La verdad que sí.

Perfecto.

¿Le ha sorprendido alguien que no tenía muy controlado?

Sí.

¿Quién? A mí Alfredo Gutiérrez me ha sorprendido mucho.

No me voy a mojar. Yo ya los había visto jugar a todos antes, pero no te puedo decir nombres. Hay jugadores que tardan más o menos en coger la forma, entonces todavía es pronto para valorar.

Nadie lo quiere decir con la boca grande, pero el objetivo aquí es el ascenso sí o sí. Hay recursos para ello y se ha hecho una plantilla para conseguirlo.

¿Y el del Recre? ¿Y el del Sevilla Atlético? La exigencia está y yo la sé. Pero es lo que te he contado antes, el fútbol está muy igualado y quiero que esto cale. Nos creemos que nuestra segunda opción de fichaje es muchísimo mejor que la sexta, y eso es mentira. Todo está muy igualado. A mí a ambición no me va a ganar nadie, pero antes de mirar eso, tenemos que construir muchas cosas. Hay que ser realista, todavía queda mucho para mayo.

¿Se ve en mayo celebrando el ascenso?

Ojalá que sí, pero no es mi objetivo prioritario ahora mismo.