La llegada de Felipe Moreno al Real Murcia puede acabar en otro de los muchos intentos que han quedado en nada. Y no por el empresario madrileño, que tiene entre ceja y ceja invertir en el club grana, sino por los numerosos obstáculos que está encontrando en el camino y que le podrían hacer desistir de la operación si esta se alarga en el tiempo.

Porque Felipe Moreno ya ha decidido sumarse al accionariado del Real Murcia. De hecho, el empresario madrileño tiene un acuerdo para comprar las acciones que están en manos de Mauricio García de la Vega y que representan algo más de un tres por ciento del capital social. Pero Felipe Moreno no podía imaginar que para meter dinero en el Real Murcia encontraría tantas barreras.

Cuando parecía que la negociación entre las partes simplemente versaba sobre la forma en la que entraría Moreno -con o sin apoyo de Agustín Ramos, con o sin batalla judicial-, el ex del Leganés se ha encontrado un nuevo obstáculo en su plan, y ese obstáculo no es otro que los estatutos del Real Murcia.

Porque ahora mismo la idea de Felipe Moreno de acceder al accionariado incluso sin tener un acuerdo con Agustín Ramos, queda completamente en el aire. Y es que Mauricio García de la Vega no puede vender sus acciones sin la autorización del propio Real Murcia.

Así está establecido en los estatutos que fueron modificados a principios del 2020 y con los que Francisco Tornel y el KBusiness, amparándose en el conocido 'modelo alemán', se aseguraban un poder casi absoluto, impidiendo la llegada de cualquier inversor que a ellos no les interesara o que no estuviera bajo su control.

Pues esos estatutos dejan en standby cualquier acuerdo de compra-venta entre Mauricio García y Felipe Moreno, contrato que de momento no ejecutarse ni aunque los dos implicados estén totalmente de acuerdo.

Y es que en el Real Murcia ningún accionista puede disponer libremente de sus acciones sin pasar por el aro del propio club, presidido ahora por Agustín Ramos, pero siempre con la sombra de un KBusiness que ya dejó su sello en los estatutos y que puede convertirse de nuevo en protagonista cerrando la puerta a otro inversor dispuesto a poner mucho dinero en una entidad que si necesita algo es dinero.

Porque a día de hoy, el debate no es saber si Felipe Moreno entrará al Real Murcia con o sin acuerdo con Agustín Ramos, a día de hoy la duda está en si el madrileño podrá convertirse en accionista por la vía rápida o si desde el club tirarán de estatutos para ponerle tantos obstáculos que le lleven a tirar la toalla.

Y es que si en Nueva Condomina se agarran a los estatutos, la operación de venta de acciones que ya tienen acordada Mauricio García y Felipe Moreno quedaría completamente en manos del club.

Según el mencionado texto, cualquier accionista que quiera vender sus títulos -incluso si estos son inferiores al 5%- tendrá que notificarlo al consejo de administración, especificando toda la información del acuerdo -comprador, cantidades a pagar, condiciones de venta...-.

Derecho a veto

Con toda la documentación en mano, el consejo de administración se reserva cualquier derecho a vetar al comprador. Para ello simplente tendrán que exponer que el acuerdo es contrario al interés social o que perjudica la idea de un club atomizado.

Para tomar esa decisión, Agustín Ramos, actual presidente, y el KBusiness, que son los que están aconsejando al de Abarán en este tema, tienen 30 días.

Pese a que la llegada de Felipe Moreno no atenta contra el interés social, porque la mayoría de aficionados ve con buenos ojos la entrada de una persona solvente económicamente y con experiencia, ni perjudica accionarialmente a un club que necesita dinero para afrontar el problema de Hacienda, nadie descarta que el Real Murcia se agarre a los estatutos y se niegue a aceptar por la vía rápida a Moreno como accionista.

¿Y qué pasaría entonces?

Pues que el reloj se pararía de nuevo, pudiendo alargar el proceso en más de tres meses. Porque si el consejo no autoriza que el paquete accionarial en manos de Mauricio sea vendido, se iniciaría una especie de 'derecho de tanteo' en el que el consejo de administración se reserva la opción de poder igualar la oferta del comprador, en este caso Felipe Moreno, y que sea el propio Real Murcia el que se quede con los títulos en manos de Mauricio. Eso sí, este movimiento debería ser aprobado en Junta de Accionistas.

En caso de que el club no quiera ejercer ese derecho o de que los accionistas no aprueben la compra por parte de la sociedad, pues lo único que pasaría es que continuaríamos con el culebrón otro mes más como mínimo.

Porque entonces el club ofrecería a los actuales accionistas la opción de hacerse de forma preferente con los títulos en manos del mexicano.

"En el caso de que varios accionistas hicieran uso de este derecho de adquisición preferente, las acciones en venta se distribuirían por los administradores entre aquellos a prorrata de sus acciones en el capital social y si, dada la indivisibilidad de éstas, quedaran algunas sin adjudicar, se distribuirán entre los accionistas peticionarios en orden a sus acciones en la sociedad, de mayor a menor, y, en caso de igualdad, la adjudicación se realizará por sorteo", indican los mencionados estatutos.

Si ni el Real Murcia como sociedad ni sus accionistas de forma individual igualan la oferta para quedarse con el paquete accionarial en manos de Mauricio García, entonces se volvería a la casilla de salida y el acuerdo entre Felipe Moreno y el mexicano podría tener validez total.

Dado que el Real Murcia no tiene capacidad económica para ejercer ese derecho de tanteo y pagar lo que tienen acordado el madrileño y el mexicano, todo quedaría pendiente de si algún accionista es capaz de desembolsar una cantidad que podría superar el millón de euros. Por lo que, cualquier veto inicial, podría ir destinado a alargar el proceso en el tiempo e intentar que el ex del Leganés desista.

Sin necesidad de acudir al CSD

Los estatutos del Real Murcia son los únicos que podrían impedir el acceso de Felipe Moreno, porque en este caso, al venderse un paquete pequeño de acciones, el Consejo Superior de Deportes nunca intervendría. Al CSD solo hay que acudir cuando se estén traspasando más del 25% de las acciones de un club.

"Toda persona física o jurídica que pretenda adquirir acciones de una Sociedad Anónima Deportiva (S.A.D.) o valores que puedan dar derecho directa o indirectamente a su suscripción o adquisición de manera que, unidos a los que posea, pase a detentar una participación en el total de los derechos de voto de la sociedad igual o superior al 25%, deberá obtener autorización previa del Consejo Superior de Deportes", indica el organismo.