La familia del Molina Basket, un club insignia en la Región, está de luto por el fallecimiento de Andrés Burgos Martínez, un joven de solo 22 años de edad que jugó durante varias temporadas en la entidad y que en la actualidad se había convertido en uno de sus colaboradores más queridos.

Burgos, que era natural de Granada, comenzó a jugar cuando llegó con su familia a Molina de Segura en el CB Molina. Después, para seguir estando con sus amigos, al final de la edad cadete, se alistó al Molina Basket, donde dejó desde el primer momento su impronta. “Siempre tenía una sonrisa para todos. No ponía ningún problema a los entrenadores. Le daba igual jugar cinco minutos que veinte. En el banquillo siempre estaba animando a sus compañeros”, destaca Juan Antonio Pujante, director deportivo del club y que tuvo a sus órdenes a Andrés Burgos.

Después de la pandemia y tras haber debutado como senior en categoría nacional, decidió dar un paso atrás en un gesto noble porque sus amigos habían subido al conjunto de Liga EBA y él consideraba que no tenía nivel para jugar en esa categoría. Pero Burgos no dejó de colaborar con el club por dejar de ser un integrante más de la plantilla. Para estar junto a ellos decidió crear la peña Emebé, que acudía a todos los encuentros y animaba desde la grada sin cesar. Era su forma de estar junto a ellos. Además, coincidió con su entrada en el mercado laboral.

El club intentó en varias ocasiones que siguiera como monitor, pero “él me decía que no se veía dando órdenes a nadie”, dice Pujante, quien destaca por encima de todo de Andrés Burgos que era un chico “simpático, afable, social y siempre con una sonrisa. Era todo un ejemplo para todos porque hace falta gente en los clubes solidaria y generosa como él, que nunca pone un problema y que siempre está dispuesto a ayudar a todos”.

La noticia de su fallecimiento repentino, que fue anunciada por el alcalde de Molina, Eliseo García Cantó, a través de su cuenta en Twitter, ha causado un gran impacto en toda la familia deportiva de la localidad.