No ha habido batalla, casi ni final. Nada que ver con la emoción y la pasión vivida en la Caja Mágica los dos días anteriores cuando Carlos, ‘Carlitos’, Alcaraz dejaba fuera de combate a Rafael Nadal y Novak Djokovic. En 62 minutos, apenas. Visto y no visto. El joven tenista murciano ha dejado fuera de combate a Alexander Zverev al derrotarle por un contundente 6-3 y 6-1.

"Pura alegría", decía el campeón que hace dos años apareció en la Caja Mágica con una invitación, en el puesto 120 mundial, y que hoy ya es el número 6 mundial y, atención, el primero de la clasificación del año, superando a Nadal.  

Brutal. Una exhibición para sumar el segundo Masters 1.000 de su carrera, pocas semanas después de conquistar el primero en Miami, convirtiéndose en el único español que lo ha conseguido. Un título que le convierte en el jugador más joven, con 19 años y tres días, en levantar el trofeo en Madrid, superando a un tal Rafael Nadal que, a su misma edad, pero con tres meses más, mordió el primero de sus cinco títulos en 2005 cuando, ese nuevo prodigio del tenis, con dos años gateaba por su casa en El Palmar.

"Las finales son para ganarlas, no para jugarlas", siempre se lo han dicho y de momento Alcaraz cumple. No da opción. Ganó la primera el año pasado en Umag y continuó en el Masters NextGen de Milán –aunque esa no cuenta en las estadísticas de la ATP— y ahora, en un inicio de temporada espectacular ha encadenado cuatro seguidas: Río de Janeiro, Miami, Barcelona y Madrid. Un pleno que le dispara a la cima dónde este lunes aparecerá en el sexto puesto mundial. No se conforma.

"Me lo paso muy bien jugando a tenis, me divierto mucho. No tengo techo. De momento no puedo decir que soy el mejor, tengo aún cinco por delante""

Carlos Alcaraz - Ganador del Madrid Open

"No tengo techo, dice. "De momento no puedo decir que soy el mejor, tengo aún cinco por delante", dice con descaro, Pocos dudan que el número 1 no sea pronto un nuevo récord de Alcaraz al ritmo que va y después de deshacerse sin contemplaciones de un rival que, si hubiera ganado en Madrid, también apuntaba a esa plaza. Zverev aún lo podría conseguir ganando el título en el Masters 1.000 de Roma que se juega esta semana en el Foro Itálico, pero difícil reto viéndole en Madrid. 

Juan Carlos Ferrero, que acogió al tenista murciano con 15 años en su academia de Villena, dejando de entrenar, precisamente a Zverev, tampoco ocultaba su admiración y sorpresa por la actuación de su pupilo. "Ha sido una final inesperada, por lo rápido. Esperábamos más batalla. Carlitos ha hecho un torneo de 10, por este título y por las victorias sonadas que ha conseguido y por ganar en casa que es super especial", decía admirado el exnúmero 1 mundial, campeón también en Madrid en 2003.

Alcaraz no ha dado opción a Zverev. Ha entrado en la pista con una actitud impecable. Convencido de como debía derribar al bombardero alemán. Era vital responder a su poderoso servicio. Y lo ha hecho. Hasta el punto que Zverev solo ha conseguido 3 ‘aces’ , un lamentable 25% de segundos saques y 5 dobles faltas. Pero, si desde el punto de servicio, su mejor arma, ha estado desaparecido, sobre la pista aún ha estado peor.

En 36 minutos Alcaraz se apuntaba el primer set, después de hacerle el ‘break’ a Zverev con un juego en blanco y con una racha de 10 puntos ganados. En el segundo set, todo ha ido aún más rápido y Alcaraz cerraba el partido cediendo solo un juego más.  

"Perdonad por la final", se disculpa Zverev

Zverev estaba desconocido. Nadie diría que ese jugador que andaba por la central Manolo Santana, de un lado a otro de la pista, cabizbajo era el último campeón del torneo, ganador también en 2018 y número 3 mundial. Este domingo, en ese escenario, “la mejor pista del mundo”, había dicho, donde antes nunca había perdido un partido, perdería de esa patética forma el primero. “Perdonad por la final, no ha sido la mejor”, se excusaba el tenista alemán.

Alcaraz le dio una lección y casi sin necesidad de mostrar el juego espectacular que ha mostrado en toda la semana. A cuentagotas, el murciano soltó su poderosa derecha, sus mágicas dejadas, su valentía en la red o su fuerza física, su velocidad de piernas o esos espectaculares golpes ganadores, desde todos los lados y en todas las posiciones, que asombran y con los que ha tumbado en dos días a dos monumentos como Nadal y Djokovic. Con Zverev, ni lo necesitó.

Pero Madrid no es suficiente para esa voraz ambición que muestra el campeón más joven del torneo. "Ahora toca celebrar los triunfos. Ahora, vamos a intentar ganar Roland Garros".