El público de Madrid siempre ha sido fiel a Rafa Nadal. Pero tras 18 temporadas de lealtad inquebrantable, cabía sospechar que este año los espectadores de la Caja Mágica se vieran tentados por vivir un affaire con Carlitos.

Carlos Alcaraz, Carlitos. La nueva sensación del tenis mundial se enfrentaba al ídolo de la afición, a su propio ídolo, en los cuartos de final del torneo de Madrid y sembraba de dudas la grada. A quién apoyar, con quién ir, quién me gusta más.

Sobre la pista ganó Alcaraz (6-2, 1-6 y 6-3). Pero entre el público, Nadal fue el dueño de los corazones.

De entrada, mayor ovación para el cinco veces campeón en Madrid. Cuando empezó a volar la bola, continuos "oh" de admiración ante los golpes geniales con lo que el murciano se marchó en el marcador.

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El partido de Alcaraz-Nadal, en imágenes

Nadal perdió el primer set y el mayor apoyo al ganador de 21 Grand Slams se hizo más evidente. Los 'vamos, Rafa' taparon a los 'vamos, Carlos'. Los aciertos de Nadal fueron ovacionados; los errores de Alcaraz, recibidos con discreto entusiasmo. Seguramente porque el público quería una manga de desempate. El espectáculo era soberbio y la tarde -cálida, de viernes- invitaba a un partido largo.

No era la primera vez que la afición madrileña tenía que decantarse. Ya el año pasado los dos tenistas se vieron las caras con la red de por medio, pero en dieciseisavos de final y cuando Nadal era el número 2 del mundo y Alcaraz el 120. Ahora solo les separan los cinco escalones que hay del cuarto al noveno. Nada que ver.

Una de las citas del año para el deporte español. No faltó nadie. Ni el rey Felipe VI, que presenció el encuentro junto al director del torneo, Feliciano López.

Modric, Vinicius, Raúl, David Milla, Carlos Sáinz... Actores y actrices, futbolistas y exfutbolistas, famosos jugando a esconderse (pero poco) tras las gafas de sol, tenistas de salón -"Pero Rafa, ¡sácale a la derecha!"-, modelos de estreno, banderas de España -"¿Y dónde están las banderas de Murcia?"-, teléfonos sin silenciar, niños con la boca abierta... todos estaban allí. Solo se echó de menos al bebé que había amenizado todo el torneo con sus lloros. No debió de encontrar entrada para este partido.

Con 6-2 y 1-2, Alcaraz fue asistido por los médicos para vendarle el tobillo derecho tras una caída. Con 6-2 y 1-3 se armó un revuelo en la grada y alguien pidió a voces un médico. El partido volvió a interrumpirse un buen rato, hasta que la espectadora indispuesta se repuso y fue sacada de la pista. Nadal propuso antes que el partido se retomase, pero el juez optó por esperar. En la reanudación, el segundo set cayó fácilmente del lado del balear.

Llegó la deseada tercera manga. Las declaraciones de amor se hicieron explícitas: "Te quiero, Rafa", "Y yo, y yo, y yo...", "Te quiero, Carlos", "Os quiero mucho a los dos". El amor estaba en el aire.

Después de que Alcaraz firmase el 5-2 en ese último set, una persona, a los sumo dos, quedaron sin gritar "¡Vamos, Rafa!" en la 'Manolo Santana', la pista que lleva el nombre del padre del tenis español, fallecido en noviembre; su viuda, Claudia Rodríguez, le representaba en este partido memorable.

Tras dos horas y 27 minutos de partido, una dejada perfecta, una de las suyas, dio a Carlitos su primera bola de partido. Una derecha paralela cerró el choque y el estadio se vino abajo. Por el ganador, un jugador llamado a hacer historia en el tenis. Y por el perdedor: qué ovación para despedirle, cuántas ojos aguados se vieron entre el público.

"Es mi ídolo", dijo Alcaraz nada más verse con un micrófono delante.

35 años Rafael Nadal; 19, cumplidos la víspera, Carlitos. Demasiado joven para ser su padre, demasiado mayor para ser su hermano, Nadal ejerce respecto a Alcaraz el papel de faro guía.

La mentalidad, la humildad, la educación, el entorno... Todo lo que tiene que ver con Nadal sirve de ejemplo en todas las academias de tenis del mundo. También en empresas, colegios, instituciones. También para Alcaraz.

El torneo de Madrid, el de mayor categoría que se disputa en España, ha vivido ocho finales y cinco victorias protagonizadas por Nadal. Cómo no serle fiel. Y, sin embargo, ¿cómo no ilusionarse con la sangre nueva de Alcaraz?

Aunque siempre hay gente insatisfecha. "Hombre... este partido hubiera merecido un tie-break en el tercero", comentaba, quejoso, un espectador al salir.