Salir de una mala dinámica siempre es complicado. Y si no, que se lo digan al UCAM Murcia, que haciendo uno de los partidos más completos de la temporada, no consiguió doblegar a un Sabadell que salió con una sonrisa de oreja a oreja de La Condomina, por lo vivido en el césped. Hizo muchas cosas bien el equipo murciano para salir de la mala racha que arrastra y empezar su desescalada particular hacia la salvación, pero una mano de Charlie Dean provocó un penalti a favor del Sabadell en los últimos minutos que no desaprovechó Jacobo González. Anteriormente, Moyita adelantó a los locales con un golazo de videoconsola. No sirvió para nada, pues sumar de uno en uno, y más en casa, no sirve de nada en la situación actual del UCAM.

No llegaban los universitarios con las mejores sensaciones al partido contra el conjunto arlequinado. Y es que, las dos últimas derrotas -sobre todo la última en casa- hicieron mucho daño a la moral de la plantilla. Dejó tocado a un cuerpo técnico comandado por Ballesta, que no conseguía dar con la tecla y dejando ver que su llegada, más lejos de servir como revulsivo, estaba resultado lo contrario, ya que el UCAM se encontraba antes del encuentro a dos partidos de distancia respecto a la salvación.

Sabía el equipo que no le están saliendo las cosas y salieron al césped de La Condomina con la mentalidad de volver al camino de la victoria. Los once elegidos por Salva Ballesta salieron con muchas ganas al inicio del partido. Respecto a su último once, tan solo hubo tres cambios. Pedro López por Biel Ribas, sancionado, Tekio por Caro e Isi Ros por Liberto. El resto, los habituales de Ballesta. Salieron a morder, queriendo demostrar que no estaban muertos. Que querían acabar con el declive.

Y ya en los primeros diez minutos, tuvieron dos grandes ocasiones. La primera de Xemi Fernández, después de un buen centro de Rubén Mesa, pero la volea la detuvo Bernard con una gran estirada. La segunda, un fallo de la defensa del Sabadell que no aprovechó Fulladna. Lo tenía todo para hacer el gol. El espacio y tiempo suficiente para pensar, pero a la hora de definir, disparó al muñeco y no lo hizo. Dos grandes ocasiones que eran toda una declaración de intenciones.

Después de ese arranque fulgurante, de buen juego y ocasiones, el UCAM Murcia se fue apagando. Bajó la intensidad y, aunque seguían teniendo el dominio del esférico, apenas pudieron producir peligro. Rubén Mesa, muy móvil durante los primeros cuarenta y cinco minutos, tuvo alguna llegada con peligro, pero nada manifiesto de gol. Tampoco el Sabadell, que esperaba replegado en su campo esperando para tener alguna ocasión que nunca llegó en la primera parte. Tuvo un arreón final el UCAM en los últimos minutos del primer periodo, pero se terminó con empate.

Moyita desatasca el partido

A los cinco minutos del comienzo de la segunda mitad, Moyita volvió a hacer de héroe. Si el gol que metió ante el Alcoyano en el último partido en La Condomina fue de bella factura, el de Sabadell fue aún mejor. Se internó con su característica conducción y en la frontal del área regateó a tres rivales en una baldosa. Un movimiento de videojuego. Después de eso, solo tenía que definir ante Bernad, pero quiso adornar tanto su gol que tuvo el valor de colocarlo en la escuadra. Se adelantó el UCAM y respiró tranquilo. Todos lo celebraron por todo lo alto, sabiendo de la importancia del mismo.

A diferencia con otros partidos, el equipo universitario siguió tal y como estaba con el empate y no se vinieron atrás. Fue lo que le pasó ante el Alcoyano, que replegó demasiado pronto y cayeron en la segunda mitad. No estaba dispuesto a que le pasara lo mismo y siguió con un planteamiento valiente. Aunque sí que es cierto, que, a falta de 20 minutos para el final del encuentro, el Sabadell comenzó a ganar terreno. Consiguieron posesiones más largas y llegadas por bandas, pero aguantó bien el UCAM, que no sufrió en exceso.

En los últimos minutos subió una marcha más y comenzó a llegar con más asiduidad. En una de esas llegadas, un centro desde la frontal pegó en la mano de Charlie Dean y el colegiado señaló penalti. Una mano que podía echar al traste todo el buen trabajo de los 82 minutos anteriores. Se echó todo el banquillo las manos a la cabeza, mascando la tragedia que estaba por venir. Jacobo González no se puso nervioso y con un disparo seco al centro, puso el 1-1. Un gol injusto que no hizo justicia al marcador. Un gol que terminó siendo el decisivo para el marcador, ya que no se volvió a mover hasta el final del partido. Un gol que hace mucho daño al UCAM Murcia, que, a pesar de haber completado un buen partido, no logró la victoria. Un gol que, que definitiva, deja más cuestionado a Salva Ballesta. Porque, aunque la imagen haya sido buena, tal y como él dijo, “si no se gana el domingo, lo demás no vale para nada”.