El orgullo se gana y el UCAM Murcia CB ha logrado que toda una Región se sienta identificada con un equipo que ha sido la gran revelación de la Copa del Rey. Ganó al Valencia Basket y plantó cara al todopoderoso -incluso en algunos momentos soñó- Barça. Incluso los aficionados de otros equipos acabaron ovacionando a los jugadores de Sito Alonso al grito de ‘Viva España’. Y ahora, como decían infinidad de aficionados, ‘que nos quiten lo ‘bailao’’ porque ese grupo de ‘lobos bajitos’ demostró que con corazón, y no solo con triunfos, también se puede ganar el respeto del baloncesto español. Y a fe que lo ha conseguido.
No solo para muchos jugadores del equipo universitario era la primera Copa. También para decenas de aficionados que se han ‘enganchado’ en los últimos tiempos. Para todos ellos vivir intensamente este torneo ha sido un gran descubrimiento. Ayer mañana pudieron comprobar la dimensión que tiene este acontecimiento deportivo en el paseo de las aficiones que ameniza todos los años la Kalejira Baskonista, una charanga que acompaña al Baskonia. Aunque el equipo vasco no estaba en Granada, ellos sí que acudieron fieles a su cita con un recorrido por las calles donde se vive en su máxima magnitud el buen rollo entre los seguidores llegados desde todo el país. También tuvo oportunidad de comprobarlo en primera persona el alcalde de la ciudad, José Antonio Serrano, quien departió con los murcianos allí presente.
Por la tarde, en un bar cercano al Palacio de los Deportes, continuó la fiesta. De forma espontánea, a través de mensajes, fueron llegando con cuentagotas murcianos hasta abarrotar la terraza del local. Y poco antes de la ocho de la tarde, llegó otro momento de amor a los colores de un club que ya se puede considerar de los históricos de la ACB. Unas cuatrocientas personas, con bufandas en alto, esperaron al autobús bailando y cantando.
Y dentro del pabellón, otra vez paliza en las gradas, con mayoría de murcianos que, por cierto, no pudieron ubicarse en el mismo lugar que en los cuartos de final porque los primeros asientos estaban reservados para los familiares de los jugadores del Barça.
