El lunes 1 de febrero fallecía Pedro Pablo Filardi a los 51 años. Natural de Molina de Segura y gerente de la firma Transportes Filardi, fue un conocido jugador de fútbol que pasó por diferentes equipos del Grupo XIII de principio del actual siglo. La noticia cayó como una jarro de agua fría en la sociedad molinense y deportiva. De familia muy conocida en la ciudad del transporte de la Región al comenzar hace décadas el negocio su padre, Pedro Filardi, quien en la tarde del martes tuvo que dar una dura sepultura a su hijo, y es que ningún padre debería ver morir a su hijo.

Casado y con dos hijas, tenía una gran pasión por el fútbol, perteneciente a la quinta del 70, conocida en Molina como la generación perdida futbolísticamente hablando, pues el fútbol desapareció con el CD Molinense, quedando el Sánchez Cánovas abandonado. Los pocos jugadores de la localidad que quisieron seguir tuvieron que emigrar a otras localidades.

Filardi o Fila, como siempre fue conocido en los ámbitos futbolísticos, fue uno de ellos. Comenzó en el Chupol de Murcia, para pasar en infantiles al Archena. Siguió compaginando el fútbol con los equipos de los campeonatos de empresas en el mítico Frutos Secos Landy y el fútbol federado con su trabajo en la empresa familiar de transportes.

Ficharía por el Ceutí, localidad que siempre sería su segunda casa. Con los Torreta conseguiría el primer ascenso de la historia de la localidad de la Vega Media a Tercera División, en la temporada 98-99, donde curiosamente subía también su Molinense, que había renacido de las cenizas junto con el Bala Azul. El campeonato se decidió en la última jornada con una pugna entre los tres equipos, llevándose los de Molina de Segura el campeonato.

Con los dos equipos de su corazón en categoría nacional, Filardi volvía a casa para cumplir su sueño de jugar en Tercera en el Sánchez Cánovas, con Paco Puche como entrenador y con ilustres jugadores de la localidad como Susi, Benigno, Paco Illán, Manolo Illán y Cantero, entre otros. Firmaría la mejor temporada de la historia en Tercera de los molinenses tras liderar la tabla y permanecer gran parte de la temporada en play off de ascenso a Segunda B, formando pareja de central con el exmurcianista Villena.

 Jugaría una temporada más, 2000-2001, donde firmaría otra sensacional temporada. Con el equipo virtualmente descendido en la primera vuelta y de la mano de Salvador Férez, conquistaron la permanencia en una sobresaliente segunda y final de campeonato. Con 30 años decidió retirarse del fútbol pues era ya mucho sacrificio compaginar su vida laboral y deportiva.

Seguiría ligado al fútbol con el Ceutí Veteranos. Entrenador titulado, dirigió al Palmar juvenil para coincidir con su gran amigo Calata, y sería segundo entrenador del CF Molina la temporada 2010-11, justo cuando ahora el CF Molina debutaba en Tercera de la mano de su gran amigo el flaco Paco Moreno. Los molinenses firmaron otra gran temporada, y es que el coraje siempre ganador de Filardi lo transmitía a sus compañeros.

Pero el poder era más que el querer y con el nacimiento de su segunda hija abandonaría ya el mundo del banquillo para seguir solo jugando con los veteranos. Siempre quiso meterse en la directiva del CF Molina, pero su falta de tiempo lo imposibilitó, pero siempre atento a lo que pasaba en el fútbol molinense, y siempre apoyándolo económicamente, patrocinándolo cuando las arcas estaban, como casi siempre, vacías y había que utilizar el teléfono rojo para llamar a un Filardi que siempre contestaba "lo que necesitéis de mi".

Con una Iglesia de la Asunción donde no cabía un alfiler con las medidas actuales, mucha gente en la plaza, el martes 2 de febrero, a las 5 de la tarde, como cuando saltaba al verde del Sánchez Cánovas, se celebraba la misa en su funeral. Centenares de vecinos, compañeros de futbol, entrenadores y el ex alcalde Eduardo Contreras, entre muchas personalidades de la sociedad molinense y amigos, se daban cita en el último adiós de alguien que ha dejado una huella profunda por su coraje, su simpatía, su corazón y generosidad. No pasó nunca desapercibido para los que le conocieron y una jornada donde Molina de Segura estaba rota de dolor, por la prematura marcha de Pedro Pablo, que luchó como un jabato contra una larga enfermedad y que nos ha dejado muy tocados en Molina de Segura.