Cuando vienes de encadenar cuatro victorias consecutivas, nadie ve con malos ojos un empate. Nadie daría por malo un punto salvo que ese nadie no se haya perdido ni un partido del Real Murcia en las últimas temporadas. Porque la mayoría de seguidores granas que en estos años de caída a los infiernos han celebrado empates y luego se han arrepentido completamente.

O ya no recuerdan los puntazos de Adrián Hernández en la 2019-2020. O se han olvidado ya de los puntazos del técnico de Churra en el curso 2020-2021. O han metido en el cajón los puntazos de Loreto al final del curso pasado. Pues todos esos puntazos, que fueron celebrados posiblemente igual que el que ayer se consiguió en Marchamalo, solo sirvieron para llenar el saco de decepciones.

Porque el punto de ayer puede ser bueno. Y puede ser bueno porque el Real Murcia ofreció una imagen lamentable. Tan lamentable que se olvidó hasta de pelear. También puede ser bueno porque a la media hora el Marchamalo ya iba ganando. Y porque a partir del minuto 57 jugabas con uno menos por la autoexpulsión de Alberto González. O porque un rival en zona de descenso te asedió hasta el punto de obligarte a sacar un balón de la línea, a rezar a Miguel Serna y a abrazarte a un larguero que escupió el segundo de los locales.

Por todo eso puede ser bueno el empate. Pero si nos quitamos la venda de los ojos y miramos la realidad sin gafas de cristal de rosa, el empate de ayer es de todo menos bueno. Y es de todo menos bueno porque un Real Murcia que anda por detrás en la clasificación no puede desperdiciar una jornada en la que pinchan todos los de delante.

Alvarito bate a Miguel Serna desde el punto de penalti. | LOF

Porque el Real Murcia, por muchas cuatro victorias que acumule, no puede empatar en el campo del colista justo el fin de semana en el que el Hércules, tras seis triunfos consecutivos, se dejó dos puntos en Granada; o en el que La Nucía entra en un pequeño bache tras su tercera igualada; o en el que el Eldense le robaba un punto al Intercity en el minuto 88.

Porque el punto en Marchamalo sería un puntazo si el Real Murcia tuviera un colchón, como lo tienen el Hércules, el Intercity o La Nucía; pero como el Real Murcia no tiene ningún colchón, como el Real Murcia va a rebufo, el Real Murcia no puede celebrar ningún punto. En todo caso, solo puede consolarse de que todo sigue igual. Eso sí, con una jornada menos por delante.

Pero yo dudaría hasta de ese consuelo. O ya no se acuerdan de las jornadas que quedaban por delante hace un año cuando el Real Murcia celebraba puntazos y lo que ocurrió al final. O ya no se acuerdan lo que pasó hace dos temporadas cuando el Real Murcia y Adrián Hernández celebraban puntazos y finalmente se quedaron a ocho puntos del play off.

Pues ayer, en la jornada en la que el Real Murcia podía quedarse a dos del líder y coger un colchón de cuatro puntos respecto al sexto, el Real Murcia, mirando el mercado de fichajes pasar de lejos, reconfirmó que no tiene plantilla ni es equipo para competir con los mejores.

Porque cuando el colegiado señaló el descanso en La Solana, la sensación de la mayoría fue apagar la tele y no continuar con el esperpento.

Porque en el primer tiempo ante el colista, el Real Murcia no tuvo ni una ocasión de gol. Porque ante un rival que había encajado hasta ayer 33 goles, el Real Murcia ni miró a Jony. Porque, una vez más, el Real Murcia fue una marioneta en manos del contrario. Un Real Murcia sin identidad, que no sabe a qué juega, que o no tiene plan o su único plan es someterse a lo que diga el rival.

Y los fichajes, para cuándo

Y a eso, que ya es habitual, hay que unirle que tu mejor jugador -Alberto González- no tuvo su mejor día; que el lateral que había puesto cordura en la izquierda -Alberto López- no entró en la convocatoria por lesión; que Julio Gracia tuvo que jugar con molestias, porque Manolo Molina, con una ventana de fichajes abierta ya 23 días, todavía no ha sido capaz de convencer a nadie; y porque hay que seguir aguantando la broma de futbolistas como Juan Fernández, Fran García y Athuman.

Porque Guille Lozano ya está en el Mar Menor porque no estaba capacitado para vestir la grana, pero el extremo barcelonés sigue acumulando minutos como titular. Porque el madrileño, fichaje estrella de Manolo Molina, no está cuestionado en los despachos pese a su nula aportación. O porque el centrocampista lleva ya más de cinco meses de vacaciones en un club en el que según su entrenador no se pueden cometer errores en el mercado que luego se paguen en los siguientes meses.

Pues entre unas cosas y otras, el Real Murcia completó en Marchamalo un partido para olvidar. Un partido en el que a la media hora Alvarito ponía el 1-0 desde el punto de penalti. Un partido en el que al descanso, el Real Murcia había firmado, y mira que es complicado, sus peores minutos de la temporada. Un partido que se complicó todavía más cuando en el 57 a Alberto González se le cruzaron los cables y fue expulsado por agredir a un rival. Un partido en el que el larguero evitó el bochorno de perder frente al colista. Un partido en el que Miguel Serna tuvo que tapar las grietas de la defensa. Un partido que solo se salvó por lo de siempre. Porque Andrés Carrasco salió al rescate en una acción a balón parado, el único camino que podía salvar a los visitantes.

Sin una jugada decente, sin una combinación, cuando Dani García metió el balón al área y Boris la peleó para servir a un Andrés Carrasco que solo tuvo que empujar, parecía que el partido cambiaría de guion. Nada más lejos de la realidad.

El colista encerró al Real Murcia. El colista le buscó las cosquillas al Real Murcia. Primero Serna y luego el larguero hicieron que el empate ya no se moviese, que el punto se quedara en el casillero del Real Murcia. Un punto bueno para alargar la racha; un punto malo para un equipo que una vez más demostró que no está a la altura de los mejores. Algo que ya sabíamos, algo que nos prometieron que iba a cambiar en enero. Pero a 23 de enero, la vida sigue igual.

Mario Simón: "Nos ha faltado agresividad e intensidad"

Mario Simón explicaba ayer en rueda de prensa que «ha sido un partido igualado y competido». «Sabíamos de la exigencia del encuentro por las dimensiones del campo y por la intensidad a la que te lleva el equipo rival; en la segunda parte hemos conseguido empatar pese a la inferioridad numérica y en el tramo final ambos equipos hemos tenido opciones para ganar, por lo que el empate creo que es lo más justo», continuaba el entrenador murcianista.

Sobre el punto, Simón decía que «no dábamos el empate por bueno ni al principio ni al final del partido. Nosotros no nos hemos metido atrás con todos los jugadores tras el empate y hemos seguido con dos delanteros arriba para intentar ganar el partido, veníamos aquí con la idea de sacar los tres puntos y tal y como se ha desarrollado el partido se puede considerar como bueno el punto».

Durante su comparecencia, el técnico del Real Murcia también fue crítico, indicando que había cosas que no le habían gustado. «Nos ha faltado mucha agresividad e intensidad. Hemos incidido toda la semana en lo que nos íbamos a encontrar aquí, pero no lo hemos desarrollado. Hay que ser críticos porque preparamos el partido para un escenario determinado y no hemos sabido llevarlo a cabo», concluía el técnico grana, que está a la espera de que esta semana lleguen fichajes que refuercen una plantilla con bastantes carencias, sobre todo en las líneas ofensivas.

El mercado entra en su última semana. Se cerrará el próximo lunes 31 de enero, por lo que a Manolo Molina le toca acelerar al llegar al sprint final sin hacer los deberes.