No hace mucho escribí una columna en este mismo periódico en la que terminaba preguntándome si Nadal volvería a competir y, sobre todo, a ganar un solo torneo más. Explicaba que el manacorí llevaba jugando desde 2015 con dolor y con un escafoides partido por la mitad, y que la lesión no iba a mejorar con el tiempo, sino a empeorar. Padece una enfermedad degenerativa y, por lo tanto, conforme pase el tiempo, tenderá a estar peor. Pero también dije entonces, y lo repito ahora, que posee una cabeza única, especial, extraordinaria y una capacidad de sufrimiento tan grande que es capaz de hacer posible lo imposible. Y buena prueba de ello ha sido su vuelta a las pistas, tras cinco meses de inactividad, tras sufrir un tratamiento que ha mejorado su condición física y le ha permitido seguir soportando el dolor para ganar partidos y trofeos, el último el de Melbourne.

Ahora Nadal quiere ganar también el Open de Australia para superar a Djokovic y Federer en el número de títulos conseguidos a lo largo de su carrera prodigiosa. Y aunque sabe que Djokovic le superará ampliamente cuando se olvide de su negacionismo ante la vacuna, quiere ponérselo algo más difícil, o complicado.

También les contaba en aquella columna cómo iba a ser el proceso de recuperación de Nadal, porque yo mismo padecía una lesión parecida, de la que fui intervenido en Murcia el 18 de octubre pasado por parte del doctor García Paños, sin duda uno de los mejores cirujanos en traumatología de nuestro país.

Recientemente he vuelto a visitar al doctor para pasar la ITV y me confirmó que solo con una cabeza prodigiosa como la de Nadal puede volver a las canchas de tenis y ganar un nuevo trofeo, porque no solo tiene el pie destrozado, sino la rodilla también.

Según García Paños, Nadal es un «máquina». Solo así se explica que padeciendo una grave lesión, el síndrome de Müller-Weis que de momento es incurable, siga ahí en la brecha ganando partidos.

Tal vez por todo eso, no me han sorprendido las últimas declaraciones de Nadal en Australia preparando a la gente para que empiece a pensar en su retirada. Cuando ha vuelto a hablar de su pie, ha contado que con el escafoides partido por la mitad, es difícil olvidarse de la lesión que padece. Y más antes que después, terminará retirándole para siempre de las pistas de tenis. «Esto es una verdad como un templo - ha dicho- y no va a cambiar en el resto de mi vida». «Lo demás, como dice él mismo, es engañarse y engañar también a los demás».

Tiene por lo tanto un problema bajo el pie que no tiene solución y con él tendrá que seguir compitiendo con más o menos fortuna y garantías. Aunque como siempre es positivo confía que con el tratamiento que acaba de sufrir pueda seguir desarrollando su actividad profesional más o menos bien un poco más de tiempo.

Lo que Nadal ha dejado muy claro es que jugará mientras tenga opciones de seguir ganando algunos partidos. Pero jugar sin tener opciones absolutamente de nada, no lo hará. «Sufrir con opciones de ganar, merece la pena. Sufrir sin opciones de ganar, es un contrasentido».

Cuando el dolor supere a todo lo demás, perderá la ilusión por seguir compitiendo y se retirará. Y eso puede suceder mañana mismo o tal vez en algún tiempo, gracias a esa prodigiosa cabeza que puede con todo. Y mientras eso sucede tratará de ganar en Australia su vigésimo primer trofeo, uno más que Djokovic y Federer.