Policía Local y árbitro internacional de boxeo. José Juan Romero Hernández (Murcia, 9 de marzo de 1977) es subinspector de la Policía Local de Yecla y árbitro internacional de boxeo olímpico. Afincado en Jumilla, durante veintiséis años fue colegiado de fútbol, pero un día, gracias a un curso que realizó cuando entró en 2006 en el cuerpo, se adentró en el deporte del ring, donde ha alcanzado la máxima categoría. Su sueño es estar en París 2024.

¿Dónde están sus orígenes deportivos?

Con cinco años mis padres se marcharon a Palma de Mallorca a trabajar y cuando tenía ocho me inscribí en un equipo de fútbol.

Me han contado que también fue árbitro de fútbol.

Sí, estuve 26 años arbitrando y mis orígenes están en el comité de árbitros de Mallorca.

Pero del fútbol al boxeo hay un cambio grande.

Dejé de jugar al fútbol en juveniles porque era incompatible con los estudios. Seguí los consejos de algunos amigos y me inscribí en el comité de árbitros para seguir vinculado. A mí ya me gustaba estudiar las reglas del juego, todo lo vinculado a la justicia. Decidí hacer el curso y me inicié a los 16 años en el arbitraje. Cada año fui ascendido de categoría y gustándome más. Aparte de estar vinculado al deporte, tenía que estar bien preparado físicamente. Al principio lo pasé mal porque con 16 o 17 años algunos jugadores me doblaban la edad y la estatura.

¿Y hasta dónde llegó en el arbitraje?

Hasta Preferente y con 20 años me vine aquí. En Murcia las cosas eran distintas, casi nadie me conocía, normal porque vienes de otro comité, y la adaptación no fue muy buena del todo. Empecé de cero en Preferente. Sí que es cierto que todos los años hacía de asistente en Tercera e incluso de Segunda B.

¿Cómo cambió el balón por el boxeo?

Fue a raíz de aprobar la oposición de Policía Local, la disponibilidad empezó a mermar, al margen de que tenía familia. Decidí probar otros deportes que fueran más allá del fútbol. Y el boxeo llegó sin buscarlo. Es cierto que siempre me han gustado los deportes de contacto y las artes marciales. Entonces me apunté a un curso formativo, que duraba siete años, de defensa personal policial, y llegué a conseguir el cinturón negro. Y estando en el curso, Felipe Martínez, que ahora es el presidente de la Federación Española, me dijo que necesitaba una persona que tomara las riendas del arbitraje en Murcia. Probé y acabé aquí.

Probó y le gustó, por lo que veo.

Sí, vinieron dos profesionales, Manuel Oliver y Fernando Laguna, a hacernos el curso de árbitro y vieron que quizás tenía talento. No tenía muchas nociones, pero cuando uno le pone empeño e ilusión, se consigue. Al final también tienes que tener ayuda de alguien. En 2012 hice el curso de boxeo y me convocaron en Aldaia para asistir al primer campeonato nacional de árbitro. Al año siguiente hice el curso de árbitro nacional porque les gustó cómo gestionaba los combates, y a partir de ahí no he parado. Tres años después me propusieron para árbitro internacional y saqué la primera estrella. Y después, cuando Felipe llegó a presidente de la Federación Española, me pidió que fuera el presidente del Comité de Árbitros nacional, cargo en el que estuve tres años. Posteriormente hice el curso de dos estrellas para promocionar el arbitraje a nivel nacional porque veía que había talento y gente en España, y también aprobé. En ese curso nos propusieron a un chico de Valladolid y a mí para tener las tres estrellas y la AIBA, que es la Asociación Internacional de Boxeo, y a los cuatro meses de proponerme para la tercera estrella, me convocó directamente para ir a Yakarta a un evento de prueba para los Juegos Asiáticos. Y fue allí donde conseguí la máxima categoría.

¿Qué hay que tener para ser un buen árbitro de boxeo?

Unas nociones importantes del boxeo olímpico. El reglamento hay que sabérselo estrictamente, tener talento y disponibilidad. Lo segundo es tener disponibilidad para ir a un Campeonato del Mundo, porque estuve en Serbia y me tiré diecisiete días fuera de casa.

Porque de esto no se vive.

No, evidentemente de esto no se vive, es un hobby, y cada uno tiene su trabajo. Pero como te decía antes, lo más importante es amar este deporte.

¿Qué le enganchó del boxeo?

A mí lo que más me llamó la atención fue la disciplina y que no tiene nada que ver con el fútbol. Para resumirlo, en el fútbol recuerdo que la propia Federación insistía a los árbitros para que hiciéramos protocolos para promocionar el juego limpio, pero en el boxeo es la propia disciplina de ese deporte, que viene de los clubes y los entrenadores, la que inculca ese respeto hacia el adversario, el árbitro y el deporte en general. Me llamó mucho la atención esa disciplina y respeto, y, a medida que te das cuenta del espíritu olímpico, compruebas que no todo es subirse a un ring e intentar ganar puntos dando golpes. El espíritu olímpico implica alimentación, preparación psicológica y sacrificio. Cuando estuve en el preolímpico viví ese trabajo constante que lleva a un atleta a conseguir un sueño olímpico. Este deporte es un sacrificio para la persona que lo practica y entra dentro de mi filosofía, como es ser constante y respetar a las personas. Es todo lo contrario al fútbol, porque es otro tipo de filosofía.

El fútbol está muy mercantilizado.

Sí, pero yo no cambio el torneo preolímpico que hice de Asia y Oceanía por nada. Levantar la mano a un chico o una chica que acaba de conseguir una plaza olímpica en Tokio es una alegría tremenda. Es un subidón de adrenalina. Esa alegría que se siente encima del ring no se puede describir.

¿Y por qué no fue a Tokio?

Estuve a punto y me convocaron, pero por un pequeño error informático me quedé fuera. Me dijeron que se iba a realizar un sorteo, pero no pude entrar dentro del mismo. El sorteo se realizó con los árbitros internacionales que habíamos asistido a los preolímpicos, pero no entré. También estuve convocado para el preolímpico de América, pero no se llegó a realizar por la pandemia. Dos veces me mandaron los billetes y dos veces que no fui. Mi ilusión era entrar en los Juegos.

En algunas ocasiones me he encontrado la queja de quien pierde, que argumenta que hay preferencias dependiendo del país donde boxeas. ¿Son excusas de mal perdedor?

Lo que está claro es que el boxeo olímpico está pegando un cambio radical. No puedo hablar de lo que había antes, pero la AIBA está haciendo una limpieza importante porque para estar presente en el Mundial, tuve que pasar dos encuestas psicológicas que realizan en el ejército. La limpieza de gente es importante y están echando a la gente tóxica que no ama este deporte y que manipula el juego limpio. Lo que está claro puede ser o no excusa de mal perdedor, pero la persona que juzga un combate tiene que ser cien por cien profesional. Hay que puntuar al rojo o al azul y no hay más. Nosotros incluso no nombramos a los atletas por países, sino por colores. El COI apartó a la AIBA de organizar los Juegos porque había irregularidades importantes que venían de los Juegos de Río. De hecho, los treinta y seis árbitros que estuvieron en Río están apartados de la AIBA porque se detectaron irregularidades importantes. Lo que intenta el COI es que gane el deporte y el juego limpio porque no hay que jugar con las esperanzas de los deportistas. Nosotros somos personas neutrales, que respetamos el juego limpio y según nuestro criterio decidimos quién es el ganador. Si se detecta algún tipo de anomalía, te apartan. El juez debe ser totalmente imparcial y hasta ahora lo que siempre he hecho es que nunca me he ido con un equipo ni con un entrenador por mucha amistad que pueda tener.

Imagino que después de haberse quedado fuera de Tokio tendrá en mente ir a París.

La ilusión nunca se pierde por estar en París 2024. Después de la mala suerte de no estar en Tokio, estoy con un ojo mirando a París. Espero entrar en los campeonatos preolímpicos y una vez que esté, tendré opciones como tuve para Tokio. Para mi sería un éxito y para la Federación Española, que desgraciadamente nunca nombra a los árbitros. Estamos haciendo una gran labor. Si no fuera por la Federación, los árbitros en España no tendríamos buena formación ni estaríamos formados, pero sin embargo no nos nombra. Yo quiero pasar desapercibido, pero gracias a la labor de la Federación y a su presidente estamos ahí. Pero es una lástima que a veces no se nos tenga en cuenta.

¿Cómo se prepara para arbitrar?

Está en la personalidad y el carácter de la persona, en sus hábitos de vida y su día a día. La preparación que llevo es ver boxeo, visitar mucho a Chumilla en Yecla y a David Vizcaíno en Jumilla, veo cómo se prepara a los chicos, visiono vídeos y combates. Además, tienes que estar todos los días actualizado, comprobar las actualizaciones que nos llegan, que incluso atañen a temas médicos, ya que a la hora de dirigir combates tienes que entender un poco de medicina.

¿Usted boxea?

No, yo no boxeo. Entreno y le doy al saco de vez en cuando, pero subirme al ring no lo hago. No lo hice porque no conocía el mundo del boxeo, no porque no me gustara. Yo me hice árbitro de fútbol y parecía que no había nada más allá del boxeo.

¿Cómo se puede atajar esa imagen de deporte agresivo?

Pues diciéndole a los padres de los niños que vayan a un gimnasio o escuela de boxeo, que vean cómo se practica y entrena, qué ejercicios se realizan, que no tiene por qué ser competitivo. Que se inicien en la dinámica de la escuela del boxeo y a partir de ahí, si les gusta, que se apunten como pasa con el taekwondo y el judo. Tenemos la conciencia de que al judo y al taekwondo es a lo que hay que apuntar al niño, pero quizás son deportes más agresivos porque se están pegando patadas constantemente a la cabeza y el cuerpo. Muchas veces es el desconocimiento del boxeo que tienen los padres y madres, que no es solo competir, es entrenar. La filosofía es divertirse y si quiere practicar a nivel competitivo, este deporte consiste en intentar golpear al adversario y que no te golpeen. En el boxeo olímpico no existe la filosofía de dejar KO al rival, como pasa en el profesional, ya que aquí se trata de puntuar y que el adversario no lo haga.