Al Mar Menor parece no afectarle negativamente el no jugar en su campo habitual, algo que la afición costera celebra viendo el resultado. Y es que el conjunto de Javi Motos, pese a no contar con el aliento que el Pitín suele insuflar, fue capaz de sobreponerse a la adversidad y vencer de manera contundente al Atlético Pulpileño (4-0).

El campo de La Ribera fue testigo, debido a las labores de ‘remoquetación’ de El Rubial, del carácter ganador de un Mar Menor que pese a jugar con un hombre menos durante prácticamente una hora, fue capaz de endosar una goleada a un Atlético Pulpileño que en ningún momento dio señas de competir por los puntos.

Ya desde los primeros minutos se pudo ver una diferencia notable entre ambos equipos. La intensidad, el ritmo y lo propuesto por las dos escuadras era notablemente opuesto. Esta superioridad del Mar Menor se dejó ver en el marcador apenas cuando se habían jugado diez minutos. Una gran jugada de Nacho Pérez acabó con un centro de Morros que, aunque no encontró en Edu Ubis un remate limpio, si sirvió para que Rubén Primo, con la intención de despejar el balón, acabase por introducirse con muy mala fortuna el esférico en su propia portería.

El asedio de los locales sobre la meta de Pizana no cesó durante toda la primera mitad, y eso que en el minuto 24 se quedaron con un jugador menos tras la expulsión de Ubis. No fue hasta el filo del descanso cuando este martilleo volvió a tener premio. Tras otra buena jugada de Morros, el guardameta visitante acertó a despejar un lanzamiento entre los palos, pero no pudo hacer nada por evitar al minuto siguiente un buen golpeo de Peque que acabó acariciando la red y ampliando así la ventaja a favor de los costeros.

Ya en la segunda parte, Sebas López decidió agitar el banquillo en busca de algo de mordacidad ofensiva que inquietase la meta de Ackermann, pero pese a encontrarse en superioridad numérica no supieron llevar peligro real sobre ella. Un fallo garrafal de la defensa almeriense propició a los cinco minutos de la reanudación el gol de la tranquilidad, obra de Loren Burón, que apenas cinco minutos más tarde firmaría su doblete con un auténtico golazo.