No saben las ganas que tengo de que llegue el mes de enero. Y no porque estoy deseando saber qué me van a dejar los Reyes Magos debajo del árbol. Quiero que llegue enero para que se abra el mercado de fichajes el Real Murcia incorpore a ese par de jugadores con los que, según los expertos, los granas darán el salto de calidad necesario para, por fin, poder competir de tú a tú por el play off. Aunque Papá Noel, que el 24 de diciembre estará por Murcia, también podría poner su granito de arena para que el murcianismo recupere de verdad la ilusión con el inicio de 2022. No estaría mal que, aprovechando que siempre llega antes que Melchor, Gaspar y Baltasar, nos deje un buen director deportivo cerca de la chimenea. 

Ojalá tengan razón los que piensan que esto se arregla con dos o tres refuerzos porque no puedo pensar en una segunda vuelta tan empachosa como la que estamos viviendo. Tampoco sé si sería capaz de sobrevivir a más partidos tan espesos y tristes como el de ayer frente al Melilla o a una temporada más en una categoría tan mediocre como la Segunda RFEF.

Por suerte ya hemos tachado una semana más del calendario. Por suerte ya solo nos quedan que sufrir dos partidos de este 2021 maldito para los granas. Por suerte el Grupo V es tan mediocre que nadie destaca ante nadie. Por suerte, un Real Murcia con números nefastos sigue teniendo el play off a un paso. Pero igual que los granas se consuelan con que solo está a un punto del quinto, también pensarán lo mismo los aficionados del Melilla, del Eldense y del Mar Menor, todos con 21 puntos.

Esa igualdad hace que al Real Murcia siga sin pasarle factura su penosa trayectoria liguera. Ayer, ante el Melilla, no llegó la segunda victoria consecutiva que todo el mundo desea. Ayer, los granas siguieron con su viacrucis particular. Cuando tocaba dar un golpe sobre la mesa, volvió a demostrarse que ni hay entrenador ni hay plantilla. 

Pero eso no es lo peor. Lo peor es la sensación de que en Nueva Condomina hay un cartel permanente de ‘cerrado por vacaciones’. Porque por muchas jornadas que pasan, por muchos trompazos que sumes, por muchas decepciones que obtengas, el consejo de administración anda completamente desaparecido. 

Ni la llegada de Agustín Ramos ha cambiado nada. Cuatro meses en el cargo, y el presidente grana ya se ha comprado el carné VIP del KBusiness, sumándose a la inacción que lleva condenando deportivamente a un Real Murcia que cuando se cree que no puede caer más bajo, va y cae.

Como nadie respira en los despachos de Nueva Condomina, hoy el Real Murcia empezará una semana como si nada. Pero aunque eso es lo que quieren hacer creer tanto en los despachos como en el vestuario, la realidad es otra. 

La realidad es que ante el Melilla se vieron los mismos problemas que llevan condenando a los granas desde hace ya dos meses. Frente a los de Manolo Herrero se sumó cuatro partidos -cinco si se cuenta la Copa Federación- sin ganar en casa. Contra los melillenses se desperdició otra vez la ocasión de ganar dos choques seguidos. Y tras el empate, el murcianismo se tirará otra semana mirando una clasificación en la que su equipo continúa sin aparecer en la zona de play off.

No solo los números dan la espalda al Real Murcia. Las sensaciones tampoco ayudan mucho a creer en este equipo. Tras noventa minutos de penurias, solo se saca una conclusión, en el Real Murcia las semanas se tiran a la basura. Ni una pequeña evolución se ve sobre el campo con el paso de las jornadas. Ver al Real Murcia es como tomar ajo, lo estarás repitiendo hasta muchas horas después.

Decía Mario Simón tras la victoria en Puertollano, que habían decidido olvidar su lado vistoso -lado que solo conoce el técnico- para apostar por un fútbol más práctico. Pues si es real que el triunfo en el campo manchego llegó gracias al cambio de estrategia, no se sabe por qué ayer no se mantuvo una idea que funcionó bien. A lo mejor es que Mario Simón solo se hizo el interesante. A lo mejor es que en Puertollano solo se ganó porque la moneda cayó cara. Tiene toda la pinta que fue eso. Tiene toda la pinta que si el Real Murcia gana es más por azar que por méritos.

Solo hay que ver el partido de ayer ante el Melilla. Si los encuentros consistieran en tocar y tocar en tu campo, el Real Murcia, para alegría de todos, lideraría la clasificación. Porque mira que se les da bien hacer rondos entre Armando, Iván Casado, Alberto González y Ganet. Que pena que eso sea más para los entrenamientos que para los partidos.

Cuando se acaba el rondo y hay que dar un paso adelante, el Real Murcia se encuentra ante el mismísimo abismo. No hay nada más allá de la línea de cal que marca el centro del campo. 

Da igual que juegue Javi Saura, porque Javi Saura nunca mira hacia adelante. Da igual que tus laterales sean largos, como diría Manolo Molina, porque apenas les buscan, y cuando les buscan y avanzan, se encuentran ante la dificultad de encontrar a Andrés Carrasco entre un mar de cabezas. Da igual que el Melilla se dejase el lado ambicioso en casa. Y da igual porque el Real Murcia actual es el más plano de las últimas temporadas. Nadie es capaz de agitar la coctelera, nadie enciende la luz en medio de la oscuridad, nadie se quita la chistera y se saca un conejo.

Las acciones a balón parado maquillan una mala primera parte y en la segunda solo Ganet intenta sacar al equipo de su vulgaridad

Pero eso no es lo peor. Lo peor es que, ante la falta de calidad, el Real Murcia no tiene idea del otro fútbol. Ayer el Melilla se lo puso fácil. Le regaló distintas faltas en la primera parte. Solo en una remató Alberto González, marchándose fuera por poco. Tampoco los saques de esquina dan claridad. Y Pablo Haro, ese futbolista que ha salvado a Mario Simón en las últimas jornadas, no fue suficiente ante los melillenses. Se le hizo tarde en un mano a mano en la primera parte y en la segunda, pese a ser el único que rompió por banda, no encontró la colaboración de ningún compañero.

Mientras Pablo Haro se agarra a la titularidad, Fran García subió puestos en la lista de jugadores elegidos para hacer la maleta en el mes de enero. Fue el primero en ser sustituido, aunque poco lo notó el equipo, teniendo en cuenta que su sustituto, Juan Fernández, también se empeña en sumar puntos para dejar de ser jugador del Real Murcia a las primeras de cambio.

Si la segunda parte se hizo un poco más amena fue gracias a Ganet. Le hizo dar Mario Simón un paso al frente y el equipo lo agradeció. Un par de cabalgadas y dos disparos lejanos ya fueron como un oasis en medio del desierto al que nos tienen acostumbrados el técnico y sus chicos. No llegó el gol. Pol Ballesté no se dejó sorprender. Por lo que lo único que quedaba era rezar y que el 0-0 no se moviese.

Lo mismo pensó en el banquillo Mario Simón. Porque cuando el equipo parecía que quería algo más, cuando el equipo intentó conectar con Andrés Carrasco aunque fuese con centros a la olla, el madrileño decidió intervenir como esos policías que te indican parar para dejar que los peatones avancen. 

Corría el minuto 83 cuando el entrenador sacó del campo a Andrés Carrasco, su delantero más efectivo, para poner en liza a Boris, el Marcos Mendes de Manolo Molina. Pero a Manolo Molina no le persiguen los bots en Twitter que iban a cuchillo contra Julio Algar.

Pues eso, que el Real Murcia, obligado a ganar, jugó los últimos minutos ante el Melilla con Boris como delantero de referencia. Y no hace falta que les diga que el marcador no se movió. Menos mal que ya queda nada para que se abra el mercado de fichajes en enero. Visto lo visto, solo esperamos que Agustín Ramos sea de los que escriben carta a Papá Noel y a los Reyes Magos.