El fútbol volvió a sonreír en la noche de ayer en el BeSoccer La Condomina. Y eso que el UCAM Murcia perdió, pero el público se lo pasó como nunca. A pesar de haber caído derrotado a las primera de cambio en la Copa del Rey, ante un Deportivo de La Coruña muy serio, el equipo universitario luchó, pero murió en la orilla. Flaquearon las fuerzas en un partido que se le puso de cara en la segunda parte, pero en el que acabó sufriendo de lo lindo ante un rival mucho más hecho físicamente. El desgaste físico lo notó el UCAM Murcia mucho más que su rival y en la prórroga, los gallegos iban a poner la guinda con dos tantos, aunque no iban a estar tranquilos hasta el final, pues Manu Garrido se empeñó en dar emoción con un gol postrero que despertó nuevamente a los espectadores de sus asientos.

El UCAM Murcia tenía ante sí un partido muy bonito para disputar. Visitaba La Condomina el Deportivo de La Coruña, todo un campeón de liga y de Copa del Rey. El choque copero tenía todos los alicientes para vivir a gran noche de Copa: en casa, ante un rival atractivo y viniendo de la victoria más sólida del curso hace apenas cuatro días.

Salva Ballesta avisó de que iba a haber cambios en las alineaciones, y vaya si los hubo. Tan solo repitieron en el once Antonio Caballero y Alberto Fernández. Aprovechó el partido copero el técnico zaragozano para experimentar con una defensa de cinco inédita, dos en el medio, y con un triángulo ofensivo arriba. La mayor novedad fue la de poner a Johan de carrilero derecho, lo cual no iba a salir demasiado bien.

El experimento de Ballesta no salió al principio. De hecho, el Deportivo de Borja Jiménez pudo meter dos goles en los primeros diez minutos. El partido comenzó inclinado para los gallegos, que a pesar de haber viajado sin siete habituales y con tan solo Menudo repitiendo once, dominaron el esférico y las oportunidades.

El UCAM Murcia esperaba sin balón, con bastante menos solides que ante el Algeciras hace unos días. El Dépor sabía por dónde tenía que atacar y cumplía el plan a la perfección. William de Carmargo no paró de encarar a Johan, el eslabón más débil de la defensa universitaria, y sufrió de lo lindo para poder para la velocidad del ex del Cartagena. Tampoco anduvo muy fino Charlie Dean en las coberturas.

El domino del Deportivo poco a poco se iba a ir diluyendo. El UCAM Murcia cogió las riendas del partido, e intentó dominar a raíz de la posesión. Una versión hasta ahora desconocida desde la llegada de Salva Ballesta. Lo intentó el UCAM, pero la imprecisión y la falta de fluidez hacía que no se encontraran espacios con facilidad. Tampoco ayudó Nuha Marong a conseguirlo. Estuvo desaparecido, sin movilidad, sin ganar duelos y su paso por el partido fue desapercibido. Tanto fue así que Ballesta optó por sustituirlo en el descanso por Manu Garrido, al igual que Admonio, que tampoco estuvo muy acertado en la primera mitad.

Antes de los cambios, se animó una primera parte muy plana en la recta final. En tan solo un minuto, subieron dos goles al marcador, uno para cada equipo. Golpeó primero el Dépor por parte del mejor del partido: William de Camargo. Le faltó contundencia a Admonio al cortar un pase y dejó la pelota muerta en el área. De Camargo solo tuvo que definir a placer. Parecía que el choque se podría torcer, pero unos segundos después, el UCAM Murcia igualó la contienda. Sacó de centro el cuadro murciano y Johan aprovechó la indecisión de Trilli y el guardameta Pablo Brea para adelantarse con mucha fe a los dos y aprovechar la salida en falso del arquero.

Buen inicio tras descanso

Metió Ballesta a Manu Garrido tras el término de la primera mitad a Garrido y a los pocos segundos, ya generó más que nunca. Eso sí, fallón como suele acostumbrar. Pudo adelantar a los suyos en un remate de cabeza y con un uno contra uno que detuvo Brea en el remate mordido con la zurda.

La segunda parte empezó de una manera muy diferente y desde muy pronto se veía que podían pasar cosas. Josema, desapercibido durante todo el encuentro, se cansó de estarlo y apareció como solo él sabe. Soltó un latigazo desde fuera del área y puso el 2-1 en el marcador. Pudo hacer mucho más Brea, pero el disparo fue tremendamente violento. Segundo gol de la semana para Josema.

El partido parecía estar encarrilado. El UCAM, de menos a más durante el partido, tenía al Dépor en una situación complicada. Pero Borja Jiménez tenía guardado un as en la manga. No era otro que Alberto Quiles, el exdelantero universitario. Salió en el minuto 72 y en el 73, hizo el 2-2. Ni un minuto sobre el césped, tan solo un toque, y un gol de delantero que sirvió para hacer su sexta diana del curso. Para más inri, la asistencia la dio Rafa de Vicente. Conexión exuniversitaria para poner las tablas.

A raíz del gol, el Deportivo se sintió mucho más cómodo que el UCAM y pudo hacer gol en varias llegadas, pero la falta de puntería y Una Agirre evitaron el gol y se llegó a la prórroga.

Más pólvora en la prórroga

Optó el técnico zaragozano por ir a por el partido a pesar de que se vio un Deportivo mucho más entero en los últimos diez minutos del tiempo reglamentario sacando a Xemi y retirando a Ramón. Central por delantero. Sorprendió su posición inicial, pues no ocupó la posición de nueve junto a Manu Garrido, sino que se incrustó en el centro del campo.

En el tiempo extra, el partido siguió su cauce aunque sí que es cierto que con una marcha menos. Las piernas comenzaban a pesar y era el Dépor el que buscaba con más claridad el gol hasta convertirse en un monólogo. Justo al final de la primera mitad de la prórroga, Yeremay iba a encontrar la justicia con un golazo ‘maradoniano’. Se fue de Farrando y con un movimiento de cintura, ya en el área, rompió a Corbalán y definió ante Agirre. Golazo del joven de 18 años.

Aún iba a haber tiempo para más, pues la segunda mitad de la prórroga nos iba a deparar dos goles más que iban a cerrar un auténtico partidazo. Quiles puso el 2-4 con un gran testarazo a diez minutos para el final, y Manu Garrido iba a recortar de nuevo en el 118. A pesar de las últimas llegadas y dos minutos muy intensos, no pudo ser para los murcianos, que acabaron ahogados en un gran partido de fútbol.