El FC Cartagena, como entidad, está viviendo un momento de esplendor sin precedentes en todos los sentidos. La estabilidad en la directiva del club ha repercutido en todas las áreas de la entidad, traduciéndose directamente en un crecimiento deportivo y económico año tras año que se ha retroalimentado. La buena gestión del club, tanto en la parcela deportiva como en la monetaria, basada en el máximo aprovechamiento de los recursos y la generación de mayores ingresos por acuerdos y patrocinios, ha terminado por acercar a Cartagena los éxitos deportivos que hace algunos años parecían imposibles. Ahora, ese éxito dentro del terreno de juego se convierte en nuevos ingresos (derechos televisivos, publicidad, abonos y taquilla) que permiten al Cartagena seguir creciendo.

Dentro de ese crecimiento se encuentra la cantera albinegra, que ha reflejado como un espejo los éxitos del primer equipo y el gran trabajo en todos los ámbitos del club. Desde que el Cartagena se asentara en el fútbol profesional después de conseguir ese tan ansiado ascenso, el club no ha escatimado en esfuerzos para fortalecer el filial e intentar subirlo de categoría. Hace dos temporadas se apostó por un modelo de cantera que va dando sus pasos y consolidándose poco a poco. Paco Belmonte y Manolo Breis confiaron en un entrenador para dirigir el barco que enseñase y consiguiera resultados a la vez. Y lo cierto es que, hasta el momento, la elección de Pepe Aguilar, muy cuestionada en su día por la afición por su pasado murcianista, les ha dado razón.

El Cartagena B se quedó a las puertas del ascenso a Segunda RFEF la temporada pasada. Tan solo se lo impidió un Mar Menor que sufrió de lo lindo en El Pitín para alzarse con la gloria. Fue un día doloroso para el proyecto de cantera del FC Cartagena. Los jugadores, con Neskes -brillando este curso con el primer equipo- como cabeza visible y jugador más destacado, se hundieron. Aunque poco duró la decepción, pues Pepe Aguilar cortó los malos ánimos y prometió que lo volverían a intentar la temporada que viene. Y así ha sido. Dicho y hecho. El Cartagena B está sobresaliendo en la novedosa Tercera RFEF y tras trece partidos jugados, es el líder de la categoría con nueve victorias, tres empates y una derrota. Además de lo bien que está carburando el equipo albinegro, asustan las buenas sensaciones y el dominio constante que imprime a sus rivales. Ya son 25 goles a favor (1,92 por partido) y solamente ocho en contra (0,62).

Pepe Aguilar ha conseguido solidificar un proyecto que, en su segunda temporada, ya tiene el molde hecho. Los jugadores han hecho una piña a su alrededor y creen en él, como figura de un hombre del fútbol, y en su metodología. Además, ya ha sacado a varios jóvenes que han demostrado mucho talento. El primero de todos fue Teddy, que sorprendió a todos con su gran pasada temporada y encandiló al Atlético de Madrid, que pidió la cesión del joven inglés. Este curso se ha sumado Neskes, aunque es cierto que apenas ha jugado dos partidos con el filial tras estar en dinámica continua con el primer equipo. También asoma a la puerta la sorpresa de este curso y que está firmando una excelsa temporada. Josema Vivancos, el primer cartagenero en debutar con la elástica albinegra en Segunda División en toda su historia, está de dulce. Ya ha firmado doce goles y se está consagrando como el jugador a seguir del equipo B. También lo están haciendo muy bien hombres como Revi, con seis goles, Martínez o Juampe, indispensable en la banda derecha del equipo.

La ciudad deportiva, en mente

A pesar de los grandes pasos que ha dado el Cartagena en el fútbol base, coincidiendo con los ingresos que ha sacado desde su ascenso a Segunda, aún falta la guinda del pastel. La parte que puede suponer un punto exponencial en la cantera para terminar de atraer a jóvenes talentos: la construcción de la ciudad deportiva. El acuerdo de LaLiga y CVC dará al Cartagena más de seis millones de euros. Una parte de esa cifra debe utilizarse obligatoriamente para mejorar las infraestructuras y el Cartagena va a destinar 1,2 millones de ese fondo para armar su nueva ciudad deportiva. Se construirá un campo para el primer equipo y posteriormente, se hará lo propio con cinco campos más, que servirán para las bases. Sin duda, un proyecto en un club saneado que puede servir para asentarse en el fútbol profesional y olvidar, por un largo tiempo, el fútbol modesto.