"Cuando te sientas delante del tablero, no tienes amigos", sentenciaba el ruso Ian Nepomniachtchi antes de intentar destronar a su amigo Magnus Carlsen, el rey noruego del tablero desde 2013. Los amigos y rivales han firmado tablas en 45 movimientos en la primera batalla por la hegemonía del ajedrez.

La primera de las 14 partidas del Mundial ha estado a la altura de las expectativa. Nepo ha abierto fuego con su apertura española, con peón de rey con declarada vocación ofensiva. Rusia, el dominador histórico de este deporte, ha depositado en sus espaldas las misión de recuperar un cetro mundial que se le resiste desde hace 15 años.

Carlsen sorprendió con un sacrificio de peón, ya en la jugada 8, que le proporcionó un juego activo de piezas y dos peligrosos alfiles controlando grandes diagonales. Desordenó la estructura blanca, forzando a Nepo a jugar a la defensiva. Cuando el campeón recuperó el peón en el medio juego, firmaron las tablas. Este sábado, segundo 'round' con Carlsen con blancas.

Su rivalidad y amistad viene de lejos, desde que se conocieron en 2002 en el Mundial sub12. Tenían 11 años y ya se les vaticinaba un futuro esplendoroso. Carlsen lo confirmó al coronarse con solo 22 años, convirtiéndose en el campeón más joven desde Gary Kasparov. Tras destronar en 2013 al indio Viswanathan Anand y tumbarle al año siguiente, retuvo su corona ante el ruso Sergey Karjakin (2016) y el estadounidense Fabiano Caruana (2018).

Ahora, en la Expo Universal de Dubái, se enfrenta con su viejo amigo en un duelo en el que además del orgullo hay dos millones de dólares (1,2 para el campeón y 800.000 para el perdedor).