El que viera ayer el partido del UCAM Murcia contra el Atlético Baleares se preguntará si de verdad ha habido un cambio de entrenador. Que si de verdad no sigue José María Salmerón en el banquillo. Y es que, en la derrota de ayer en las Islas Baleares, no hubo diferencia entre uno de los peores partidos en la época Salmerón, con el segundo partido de la era Salva Ballesta. Todo lo positivo que se sacó de la visita al Nástic de Tarragona se vino abajo contra el equipo insular. No se vio nada de nada y el equipo volvió a las andadas.

El UCAM no cambia de cara

Nada hacía presagiar un paso atrás tan gigante como el que se dio ayer. La lógica decía que si Ballesta, en tan solo tres entrenamientos, fue capaz de darle un giro de 180 grados a la imagen del equipo, también decía que la línea iba a ser continuista en el crecimiento del equipo con una semana entera más de entrenamientos. «Hemos practicado y asimilado conceptos con balón», decía en la previa, pero nada de eso se reflejó en el partido.

¿Se podía perder en casa del Atlético Baleares? Pues claro. Es uno de los equipos más fuertes de la competición y está invicto en su feudo. Pero la imagen y el esfuerzo, en palabras de Salva Ballesta, es algo que con él no se negocia. Y faltó. Faltó eso y otras muchas cosas más. Y es que el Atlético Baleares, desde el comienzo, fue un verdadero ciclón a pesar de que en momentos parecieron ir con el freno de mano echado.

Malas vibras desde el inicio

Diez minutos bastaron para saber de qué color iba a ser el partido. No entró con buen pie pese a que Salva Ballesta decidió no revolucionar el once que le dio buenos resultados en Tarragona. Solamente la baja obligada de Farrando dejaba hueco a Charlie Dean, que no tuvo un buen día. Volvía el inglés a un once inicial, pero no le fue nada bien. Inseguro en defensa y en el descanso fue sustituido al sentir molestias en la primera mitad.

Nada funcionó desde el inicio. El Atlético Baleares fue empujando con la propia inercia de una presión alta al UCAM Murcia, que no intimidaba con y sin balón. Le bastaron diez minutos al equipo insular para inaugurar el marcador. En el minuto 10, Canario le robó la pelota a Viti en una zona muy comprometida y solamente tuvo que buscar con el pase atrás a Dioni, que definió a placer y sumó su séptima diana. Antes, Vinícius Tanque, ex del Cartagena, ya avisó estrellando un remate en el larguero. No fue la mejor puesta en escena.

El resto de la primera parte fue igual de mala. El UCAM no era capaz de romper la presión del rival y no superaba apenas la primera línea, lo que señalaba directamente a los tres hombres del centro del campo: Corbalán, Tropi y Abenza. Los tres imprecisos. Los tres intrascendentes. En defensa, la cosa iba incluso peor. Viti regaló el 1-0. Charlie no estaba. Chaca hacía lo que podía en una posición que no es la suya y Johan, bien hacia adelante y mal hacia atrás. Como siempre, ninguna novedad en el caso del venezolano. Iba a ser la tónica dominante en el resto del partido. Solo Alberto Fernández, que sumó el primer tiro a puerta cerca del final de la primera parte y Johan, al filo del descanso, intimidaron a René.

La segunda mitad tampoco comenzó bien. Fue el Atlético Baleares el que tuvo las dos primeras ocasiones con un disparo de Vinícius y otro de Ignasi Vilarrasa, que ya preparaba terreno para lo que estaba por llegar. Los dos se fueron por muy poco. Con el paso de los minutos, el ritmo fue decayendo y esto siempre favorece al que va ganando. Con 1-0 todavía en el marcador, el UCAM trató de proponer algo de juego, pero la imprecisión propia no le dejó progresar.

Las esperanzas se acabaron cuando Vilarrasa decidió empezar con su show particular. La última media hora del partido del lateral fue un auténtico espectáculo. Apareció en ataque como un extremo puro y forzó el 2-0, superando a Admonio con un poco de fortuna y clavándola por la escuadra de Ribas. Era el game over para el UCAM. Pero todavía quedaba una estocada más. Vilarrasa se emepeñó en hacer más año y puso un centro medido para que Manel hiciera el definitivo 3-0 con un cabezazo perfecto. Ese gol cerró una sesión matinal de fútbol muy dolorosa para el conjunto murciano. Queda mucho por trabajo por delante para el nuevo cuerpo técnico. Y más les vale encontrar pronto con la tecla. Porque si no, aunque aún queda mucho, este equipo está destinado a sufrir para mantenerse en la categoría que tanto costó alcanzar.

Ballesta: «Han tenido el control total del partido»

No se escondía Salva Ballesta después del desastroso encuentro que realizó su equipo en el Estadio Balear. Podría haber puesto excusas, pero no fue así. «Nos ha costado salir de presiones, movernos por dentro, hemos tenido poca movilidad… En las jugadas de los goles, independientemente de que ellos tenían control total del partido, han sido errores muy importantes por nosotros. Ha faltado contundencia, concentración, últimos metros, explicaba. La única solución que daba Ballesta es el trabajo diario. «Nos han superado en todo, hay que darle la enhorabuena y ponernos a trabajar sin mirar el reloj. Se está muy acostumbrado a mirar cuánto queda para irnos», finalizaba.