No me gustaría estar hoy en el pellejo de Agustín Ramos. Tampoco mañana o pasado. Ni siquiera dentro de un mes. Y es que Agustín Ramos tiene en sus manos una papeleta que ni él mismo se imaginaba cuando llegó al Real Murcia el pasado mes de junio. No me gustaría estar en los próximos días en el pellejo de Agustín Ramos, y no porque Agustín Ramos vaya a tener que firmar su primera carta de despido desde que asumió la presidencia del club grana.

No me gustaría estar hoy, mañana o la semana que viene en el pellejo de Agustín Ramos porque cuando Agustín Ramos despida a Mario Simón, Agustín Ramos va a darse cuenta que el técnico solo era uno de sus problemas. Porque Agustín Ramos tendrá que torear con un director deportivo que no está capacitado para reconducir la situación en el mercado invernal y porque Agustín Ramos tendrá que gastarse más euros de la cuenta para hacer hueco en una plantilla que pide a gritos ser reconstruida en enero.

¿A qué hora llegan las dimisiones? | JOSÉ NAVARRO/INFORMACIÓN

Pero ni salvando esos obstáculos me gustaría estar en la piel de Agustín Ramos, porque el problema del Real Murcia y de Agustín Ramos va más allá del césped. El problema enquistado con el que se ha encontrado Agustín Ramos tiene nombres y apellidos, los mismos nombres y apellidos que desde 2018 vienen apuñalando el corazón del Real Murcia, pero que hoy, mañana, pasado o dentro de una semana, concretamente cuando caiga Mario Simón o cuando lo haga Manolo Molina, respirarán tranquilos de ver que han logrado esquivar una nueva crisis y que mantienen sus sillas en el consejo.

¿A qué hora llegan las dimisiones? | PRENSA REAL MURCIA

Y es que nadie en el murcianismo debería obviar que el Real Murcia que deambula por la cuarta categoría del fútbol español, que ayer fue ridiculizado por un Hércules pésimo, que ya ocupa el décimo puesto en la Segunda RFEF y que cada jornada que pasa firma un récord más negativo que el anterior, es obra de la gestión de Francisco Tornel, el mismo que apostó por Manolo Molina recuperando la práctica de tomar decisiones aconsejado por periodistas, y de los tejemanejes de un Emilio García sin cargo pero con todo el poder del mundo. Un Emilio García que ni hizo la maleta con el descenso a Segunda RFEF, ni se marchó cuando se tuvieron que invertir los 500.000 euros de Agustín Ramos para salvar las vergüenzas del KBusiness, ni desapareció el día que, sin capacidad económica, encontró a alguien que quiere poner dinero y recuperar al Real Murcia ambicioso que él y sus colegas borraron del mapa para condenarlo a la mediocridad.

¿A qué hora llegan las dimisiones?

Pero a la espera de que Francisco Tornel demuestre dignidad y abandone el Real Murcia y contando las horas para que Emilio García, el consejero sin cargo, salga de las oficinas acabando con cualquier recuerdo del KBusiness, el único que tiene posibilidades de recibir en las próximas horas la carta de despido es Mario Simón.

El entrenador madrileño, que no ha aprovechado la gran oportunidad que tenía en sus manos, pagará los platos rotos de un Real Murcia lleno de culpables. Porque culpable es Mario Simón, que ha ido dando tumbos hasta convertir al Real Murcia en un equipo sin alma, hasta cavar su propia tumba en el Rico Pérez. Pero culpables también son unos futbolista que hasta hace no mucho no hubieran vestido la elástica grana ni en sus mejores sueños, una plantilla a la que falta veteranía, que se asusta cuando recibe dos faltas, como ocurrió en Alicante, y sin el potencial para cambiar los partidos cuando estos se ponen de cara. Un grupo de futbolistas, ninguno se salva, a los que solo se le da bien tirar minutos a la basura.

Mario Simón y sus pupilos son los que saltan al terreno de juego cada semana y los que ponen cara a los ridículos y a una crisis en la que solo se ha logrado una victoria en siete jornadas.

Y, por ello, Mario Simón será el primero en ser despedido, siempre y cuando Agustín Ramos esté dispuesto a rascarse el bolsillo, porque el resto de consejeros, mirando su economía y manteniendo su línea, apostarán por la paciencia y la continuidad con tal de no poner ni un euro.

Pero detrás de Mario Simón y de la plantilla está la mano que mece la cuna y que no es otra que la de Manolo Molina, el director deportivo que, viendo los resultados de sus apuestas, se ha ganado hacer las maletas el mismo día que despidan al entrenador.

Porque el lorquino, puesto a dedo por Francisco Tornel incluso cuando el notario sabía que le quedaban dos días en el cargo y que sería Agustín Ramos el que asumiera el mando, es el principal responsable del equipo que ayer fue vapuleado por uno de los peores Hércules que se recuerdan, el autor de un Real Murcia que firma su peor clasificación histórica, de un club que tiene el play off a dos puntos, la misma distancia que le separa de la zona de descenso.

Un Real Murcia que hizo sentir vergüenza a los aficionados que ayer se desplazaban al Rico Pérez y a los que decidieron quedarse en casa y verlo por la tele. Un Real Murcia que no aprovechó el viento a favor del primer cuarto de hora, cuando acumuló varias llegadas al área alicantina. Un Real Murcia que, cuando en el minuto 18 enseñó sus costuras en defensa, se dejó llevar por un Hércules mucho más cuco. El 1-0 dio un respiro a los blanquiazules, que llevaron el partido a donde les interesaba. Faltas por aquí y por allá, pérdidas de tiempo y esperar el momento preciso para asestar el golpe definitivo. Este llegó en el minuto 75, pero podría haber llegado mucho antes, porque el Real Murcia no volvió del vestuario tras el descanso.

Mientras Mario Simón hacía cambios por hacer, Aketxe, de penalti, ponía un 3-0 que quedará para la historia, esa historia en la que no estará ni Mario Simón, ni Manolo Molina ni ninguno de los futbolistas que forman parte de una plantilla que solo destaca por su mediocridad.

Los aficionados increpan a Mario Simón y a los jugadores

El 3-0 encajado ayer por el Real Murcia en el Rico Pérez y la mala racha que lleva un equipo que ayer cayó al puesto décimo de la clasificación de Segunda RFEF ha acabado con la paciencia de los aficionados granas. Un grupo de murcianistas desplazado al estadio alicantino para apoyar al equipo mostró su malestar a la conclusión del partido. Esperando a que Mario Simón y los futbolistas subieran al autobús para trasladarse a Murcia, más de un centenar de seguidores se concentraron para mostrar todo su malestar con la grave crisis que vive el equipo grana, en la cuarta categoría del fútbol español.

Mario Simón fue uno de los señalados. Los aficionados no dudaron en pedirle que dimita. Pero tampoco escaparon a las críticas los jugadores. ‘Esta camiseta no la merecéis’ o ‘no vais a salir vivos de aquí’ son algunos de los gritos que se dirigieron hacia una plantilla muy por debajo del nivel esperado para el Real Murcia.

Con los ánimos revueltos entre los aficionados, que también utilizaron las redes sociales para mostrar todo su malestar con la situación, las miradas están ahora puestas en Agustín Ramos, presidente del Real Murcia. Hasta el momento, y pese a que la crisis de resultados no tiene fin, el máximo responsable grana ha mantenido la calma, posiblemente aconsejado por otros consejeros. Pero el 3-0 encajado en el Rico Pérez ha provocado una tormenta que obligará a la directiva a tomar medidas.

El Real Murcia solo ha logrado una victoria en siete partidos. Aunque parecía que la remontada en La Nucía cambiaría la cara de un conjunto grana condenado por la mala planificación realizada el pasado verano por Manolo Molina, nada de eso ha sido una realidad. Hace una semana el Eldense daba la vuelta al marcador en Nueva Condomina y ayer, el Hércules pintaba la cara a los granas.

Golpe anímico

En rueda de prensa, Mario Simón se limitó a decir que «es un palo muy duro porque en la primera mitad hemos trabajado muy bien, el segundo gol nos ha afectado mucho y a partir de ahí el encuentro se ha roto».