Solo tres días después de sorprender a todos con la destitución por la vía rápida de José María Salmerón, el UCAM Murcia ya tiene cerrado al técnico que sustituirá al almeriense. Salva Ballesta ha sido el elegido para intentar reconducir un barco que está a un punto del descenso.

La fama de mano dura que acompaña al zaragozano ha sido la clave para que los Mendoza universitaria hayan firmado al ex del Algeciras. Consideran en los despachos de La Condomina que la plantilla necesita látigo, y Ballesta es el idóneo para poner en vereda a unos futbolistas a los que Salmerón no estaba sacando punta.

Con todos los detalles del contrato cerrados, se espera que hoy mismo se haga oficial la llegada del entrenador maño, que incluso dirigirá su primer entrenamiento para preparar el encuentro del domingo en el campo del Nástic Tarragona.

Será este su primer gran reto en los banquillos. Después de colgar las botas y de entrenar a equipos como el Atlético Malagueño, el Real Jaén y el Móstoles, Salva Ballesta consiguió su mejor éxito en el Algeciras, equipo al que clasificó para el play off de ascenso a Segunda la pasada temporada. Fueron eliminados por la Real Sociedad B en la primera ronda. Aunque tanto el técnico como el club se sentaron a negociar la renovación, finalmente no hubo acuerdo, quedándose el exfutbolista sin banquillo para esta campaña.

Con el fichaje de Salva Ballesta, avalado por su fama de técnico con mano de hierro, los Mendoza vuelven a 2018, cuando consideraron que todos los problemas del UCAM estaban en la falta de un entrenador con carácter, un perfil que no cumplía Rubén Albés, que solo duró siete jornadas en el banquillo universitario. Con el gallego fuera, la directiva no dudó ni un segundo en apostar por un Miguel Rivera del que se esperaba que pusiese firme a la plantilla. Pero el experimento duró tres meses. Sin el apoyo del vestuario, la directiva no tuvo otro remedio que tomar medias a mitad de enero, cortándole la cabeza al malagueño cuando solo había dirigido quince partidos con los universitarios.

De todos los entrenadores que han ido cayendo en los últimos años, José María Salmerón, como ocurriera en su primera etapa, es que ha logrado establecerse durante más tiempo en un banquillo eléctrico.

En verano de 2020, después de varias temporadas dando tumbos en el banquillo y no dejando de acumular fracasos, los responsables universitarios volvían a poner el proyecto en manos del técnico que les había ascendido a Segunda División.

Con Salmerón llegaron las victorias y con las victorias llegó la clasificación para un play off que se resistía y en el que se rozó el sueño. En la final, el Ibiza evitaba el salto al fútbol profesional. e

Tocaría volver a intentarlo, y Salmerón seguiría al frente de un proyecto continuista. Pero de nada le ha valido el crédito acumulado a Salmerón. El técnico almeriense ha sido el último en pagar la impaciencia que carectiza a la directiva universitaria, donde es José Luis Mendoza García, vicepresidente de la diretiva, el que lleva la voz cantante ante el paso atrás dado por el presidente en los últimos tiempos.

La derrota frente al Sanluqueño en La Condomina fue el último partido de un técnico que se ha visto perjudicado por el bajo rendimiento de algunos de sus mejores jugadores.

Tanto José Luis Mendoza, presidente de la entidad, como su hijo, vicepresidente, se han convertido en expertos en despidos, acabando con distintos proyectos de manera precipitada. Planagumá, José Miguel Campos, Luis Casas, Munitis, Juan Merino, Rubén Albés, Miguel Rivera, Sergio Aracil, Asier Santana y José María Salmerón han pasado por la guillotina de los Mendoza.